⊱⋅ ──────────── ⋅⊰
De no ser porque los dioses rara vez se dejan ver, y con diferentes aspectos, se creería que la diosa Iris corría por los pasillos de Auradon Prep, pero no era más que una confusión por los diversos colores que Maureen vestía.
El segundo descanso había sido anunciado y Maureen quería llegar antes que todos para la hora de muffins. La señora Potts era la encargada de las cocinas de Auradon Prep y la mejor horneando, y aunque ella la reconocía como su fiel compradora, todos le compraban al menos un día de los tres en los que vendía. Moe también se negaba a perderse uno. Podía saborear el chocolate junto al jugo que había guardado para acompañar, el sentido a todo iba alrededor de los muffins, hasta que perdió todo sentido de equilibrio al estamparse contra alguien.
Maureen calló, sentada, quejándose por el golpe recibido en su espalda baja. Delante de ella, la chica con la que había tropezado parecía perder el equilibrio igual, aunque no fue como Moe, quien se tropezó con sus propios pies y logró caer. Mientras los chicos del grupo se ocupaban del estado de su amiga, la otra chica que los acompañaba se acercó, ofreciéndole su mano.
—Disculpa, solo veía a los muffins —Maureen rio de su propio comentario y el resto la acompañó, a excepción de la chica de pelo morado con la que había chocado. Su rostro mostraba fastidio, como si no se creyera capaz de soportar estar un segundo más ahí. Maureen no pudo evitar desear alejarse.
—¡Son increíbles! —chilló el chico de cabello blanco, alzando uno. Los otros dos lo imitaron, uno de ellos cargaba con un par, haciendo que Maureen estuviera a punto de colapsar.
—Tuvimos suerte, dicen que se venden pronto —agregó el otro chico de cabello largo, el cual ella no tardó en admirar.
—O tal vez fue porque temieron que Mal les lanzara un hechizo —burló su amigo.
—Soy Evie —la chica de azul la saludó al ver a Moe incrédula a lo que presenciaba—. Ellos son Carlos, Jay... y ya conociste a Mal.
Maureen levantó la mano, saludando a los chicos y recibiendo el mismo gesto por ambos. Mal tan solo hizo una mueca, volviendo al muffin. Por primera vez durante todo ese tiempo, los observó. Apreció los colores oscuros en sus ropas, siendo todo lo contrario a los que solían vestir en Aurandon, a excepción de Olympia quien se negaba a usar colores claros en todos sus conjuntos.
—Ustedes son los chicos de intercambio —afirmó Moe, señalándolos, aun en espera de que lo confirmaran. Ellos se vieron entre sí, tal vez esperando que ella se hubiese referido a ellos como "Los hijos de los villanos"—. Mi amiga Olympia nos pidió que le ayudáramos en un tour por Auradon para ustedes.
—¿Olympia? —preguntó Carlos, volteando hacia Jay.
—La chica que corrió hasta Ben —respondió Evie en un no tan discreto susurro—. La hija de Heracles y Megára, ¿verdad? —volvió hacia Maureen. Ella asintió, sorprendida que alguien por primera vez no confundiera al nombre romano con el griego—. A ella le quedarían bien los tonos dorados —terminó de murmurar para sí, dejando a los demás confusos de los murmullos que seguía diciendo.
—A Evie le gusta arreglar a todos —aclaró Mal, finalmente dirigiéndose a Maureen—. Y por lo del tour no se preocupen, no queremos arruinar los planes que ustedes tengan. ¡Adiós!
Maureen quiso protestar; asegurar que no tenían ningún problema. Quería incluso decir que Olympia parecía muy decidida de ello, había emoción en sus ojos cuando hablaron del tema, a pesar de haber asegurado que sería una pérdida de tiempo. Pero el obvio tono falso en la voz de Mal la hizo callar y se despidió de ellos. Los tres pasaron a un lado de ella, dejando solo a Evie con la vista en el patio, observando, nerviosa, algún punto. Cuando ambas escucharon el grito de Mal, llamándola, se despidió de Moe, fingiendo que los últimos segundos nunca sucedieron.
Aceptó dos cosas: que los chicos de La Isla no querían compartir tiempo con ellos (algo aceptable) y que por primera vez se había perdido un día con muffins (eso era inaceptable) No vio otra opción más que arrastrar los pies por el césped hasta llegar a una de las mesas redondas y lejanas del patio, donde distinguía las risas de Olympia, el perfume elegante de Cristal, la voz de Gideon... y otra compañía.
—¡Moe! —Olympia la recibió con un fuerte abrazo por los hombros cuando se sentó a su lado—. Él es...
—Neal —Gideon terminó la frase y el chico tan solo alzó la mano en un saludo. Sus labios fruncidos le hacían entender que no se sentía realmente cómodo, pero hablaba con Gideon y Olympia como si se conocieran de toda la vida.
Se sumergieron en una plática de dónde él venía. Cuando comprendió que la nueva inusual amistad de Gideon (ya que él no acostumbraba a hablar con alguien por iniciativa) se debía a que ahora era su nuevo compañero de cuarto y que era el hijo de un villano con nombre raro, no evitó indagar en la razón por la que no acompañaba a los demás chicos de intercambio.
—Oh, claro —habló en voz alta al recordar otro detalle y volvió hacia Olympia—. Los chicos de intercambio no quieren el tour. —anunció, dándole palmadas en el hombro, positiva, esperando la misma emoción en ella.
—¿Por qué? —ninguno, ni siquiera Neal, pasó desapercibido el tono desanimado de Olympia.
—Mal dijo que no quería arruinar nuestros planes.
—¿Tenemos planes? —inquirió Gideon con galletas en la boca. Maureen se encogió de hombros en respuesta.
Olympia negó varias veces, como si quisiera deshacer algún pensamiento y volvió a ella con una de sus relajadas sonrisas.
—¿Y tu muffin? —Maureen descansó los brazos y la cara en la mesa al recordar su gran tragedia.
—¡No lo conseguí por hablar con Evie, Carlos y los demás!
—Tienes suerte hoy —Neal por fin habló más alto, permitiéndole escuchar su voz grave con un diferente acento, dejando la pregunta de Olympia acerca de quiénes eran esos nombres en un pensamiento para ella misma—. Acabo de descubrir que no me gusta el chocolate.
Moe apartó el muffin de las manos de Neal, observándolo como si fuera lo más grato del mundo. Negó ante el comentario sobre si no le importaba que estuviera un poco pellizcado y le tomó una mano por sobre la mesa, sonriéndole.
—Eres un ángel, Neal. ¿Quieres ser mi nuevo mejor amigo? —el chico hizo una mueca como respuesta, pero algo le hizo entender a Maureen que era su intento de sonrisa.
—¿Entonces? —habló Cristal, tras haber estado en un inquieto silencio durante toda la plática—. ¿Algún plan para hoy?
Olympia y Gideon se vieron, compartiendo pensamientos con tan solo mirarse. A veces Moe no entendía cómo era posible que entre los cuatro tuvieran esa capacidad, bueno, en ciertas ocasiones ella confundía las miradas, pero la mayoría de las veces funcionaba.
—¿Nos esperarán mientras trabajamos? —habló Gideon, tras beber del jugo de Maureen. Ni siquiera replicó, sabía que ambos amaban el jugo de mango y que ella no se lo iba a terminar por saborear el muffin.
—Sabes que nos encanta la playa —respondió Cristal, entrelazando su brazo con el de Maureen. Ella asintió, recargando la cabeza en su hombro.
Observó a su nuevo amigo muy callado. Él venía de una isla, pero dudaba que alguna vez hubiese sido espectador de una vista deslumbrante como la del lugar favorito de todos ellos.
—Neal, nuevo mejor amigo —el chico alzó una ceja ante el título—, ¿te gustaría ver el mejor lugar de todo Auradon?
—¿Y ver a Olympia y Gideon en sus trajes de marineritos? —agregó Cristal y rieron ante los rojos rostros de los nombrados.
No supo si Neal aceptó por ambas razones o una en particular, pero por el simple hecho que le dio a Maureen su muffin le hizo prometer que tendría el mejor tour improvisado por todo el reino.
ESTÁS LEYENDO
Κατάρα |Descendientes
Fanfiction• El hijo de un villano puede estar maldito, al igual que el hijo del cuento más maravilloso de hadas. Unos tal vez fueron hechizados en su niñez. Otros nac...