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❝Será un monstruo y nada, ni siquiera él, podrá cambiarlo❞

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Será un monstruo y nada, ni siquiera él, podrá cambiarlo



El reino del villano.

Neal alcanzaba a escuchar desde lo más alto de su refugio el escándalo que todos los villanos creaban a su paso. El silencio en la Isla de los perdidos era inexistente, tan sólo se conseguía cuando los verdaderos corazones podridos salían a la luz. Aquellos que salían a provocar desorden no eran nada más que niños en busca de atención, y vaya que Neal conocía a varios; adolescentes con hormonas alborotadas, queriendo demostrar que eran igual que malvados que los peores monstruos.

Ridículos, siempre pensó así de ellos.

Al igual que era ridículo querer seguir con su lectura cuando bien sabía que jamás conseguiría concentrarse con el ruido del exterior. Lanzó el libro, sin algún interés de saber dónde habría quedado y prefirió practicar su magia, mientras observaba por la sucia ventana el mercado principal de cosas robadas. Sin duda, Jafar se estaba quedando en quiebra con su negocio.

El atraer objetos desde la lejanía era una buena manera de practicar, observaba la cólera invadir los rostros de los pueblerinos y tan pronto como divisaban hacia dónde iban, se tornaban amarillentos como el azufre y su boca se cerraba antes de soltar maldiciones.

La gente sin conocimiento general consideraba a Maléfica como el villano más cruel de todos los cuentos, cuando Rumplestilskin era aquel con quien nadie debía de cruzarse en su camino. Debía de ser por la oscura magia que poseía, que era capaz de hacerte sufrir con un simple movimiento de mano, o su gran falta de cordura que lo hacía mucho más peligroso que antes.

Y las risas desquiciadas desde los calabozos provocaban que las calles cercanas se encontraran vacías. Lo cual hacía a Neal indagar por qué otros seguían considerándose como los peores en la isla, pero atribuyéndose a que jamás salió de su refugio a reclamar el título que le correspondía.

Porque no existía otro que pudiera tener, los monstruos como los que él se convertiría no tendrían otro título. No eran como Bestia, que la realeza le justificó sus actos egoístas, y aunque Neal no lo fuera, debería de aprender a ser un digno villano para poder crear el mismo pavor que su padre lo hacía. Su única maldición no era más que ser un verdadero villano.

El escándalo ya comenzaba a exasperarlo, por lo que las ventanas fueron abiertas y abrió paso hacia el balcón adornado de telarañas. Su entrada junto a la risa de su padre provocó pavor en los demás, consiguiendo el silencio que tanto deseaba, aunque dejó que la llegada de Maléfica tomara crédito de ello.

Observó a lo lejos el reino de Auradon, la biblioteca de su hogar estaba polvorienta y descuidada, pero contaba con pergaminos, mapas y libros de aquel reino que ni el mismo rey poseía, por lo que desde su alto lugar podía identificar con facilidad las partes visibles del reino.

Su atención fue ganada por la salida de Maléfica, la cual alzó la vista hacia su lugar y guiñó el ojo. Conocía ese brillo juguetón en ellos y la socarrona sonrisa, algo tramaba esa mujer y lo tenía involucrado en su disparatado plan. Salió del balcón, cerrando las puertas con gran fuerza de su magia, provocando un estruendo.

Κατάρα |DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora