Cinco años atrás
En un majestuoso salón lleno de aspirantes, unas 200 personas esperaban ansiosas ser aceptadas en la fuerza militar de España. Todos vestidos con sus mejores galas, mantenían la respiración contenida mientras aguardaban su destino.
"¡Gianna Fulton!" resonó el nombre de Gianna a través de los altavoces. Al escuchar su nombre, se levantó con el corazón acelerado y se dirigió hacia uno de los oficiales.
"Felicidades, señorita," dijo el oficial con una sonrisa, "ha sido aceptada en el programa de formación de nuevos pilotos de la fuerza aérea española. Por favor, complete este formulario." Con una mezcla de emoción y lágrimas contenidas, Gianna aceptó el paquete que le entregaron, agradecida por la oportunidad.
Soy Gianna. Pero para que comprendan mejor mi historia, debemos retroceder aún más en el tiempo...
Nací en Marruecos. Mi madre, una cantante de jazz argentina, llegó a España para perseguir su carrera musical. Sin embargo, en lugar de éxito, encontró a un mercader marroquí, y juntos tuvieron una hija. Esa soy yo.
Cuando tenía cinco años, mi madre decidió dejarnos a mi padre y a mí para seguir su sueño artístico; la maternidad nunca fue su verdadera vocación. Afortunadamente, mi padre siempre se esforzó por ser el mejor papá. Desde que mi madre nos abandonó, nos convertimos en los mejores amigos, compartiendo nuestra pasión por los aviones. Así que, cuando cumplí la mayoría de edad, me enlisté en la fuerza aérea española.
Después de algunos años como piloto, decidí postularme para el prestigioso equipo de acrobacias del ejército español, "La Patrulla Águila". Tras ser aceptada, conocí a Eddie Cassey, un piloto canadiense con una vasta experiencia en misiones de rescate. Desde el primer momento, supe que Eddie no era un novato.
Con Eddie viví un amor profundo y sincero. Nuestra relación creció y, durante un evento oficial, me propuso matrimonio. No había manera de resistirme a sus ojos azules que me tenían completamente enamorada.
De regreso en Mónaco, Gianna yacía inconsciente en la cama de un hospital tras desmayarse al recibir la noticia del accidente de su padre. Mientras dormía, su mente la llevaba de regreso a uno de los momentos más dolorosos de su vida.
Meses atrás...
El equipo estaba preparado para un espectáculo aéreo en honor al Día de la Independencia. Nos alineamos en la pista, como siempre, para despegar uno tras otro.
"Hola chicos, ya conocen el procedimiento. Por favor, confirmen 'Check'. Una vez verificado el buen funcionamiento de sus aviones y confirmadas las condiciones óptimas, autorizaremos el despegue."
Uno a uno, mis compañeros fueron confirmando sus listas de verificación, y cada piloto despegaba para tomar su posición en el aire.
"Check, confirmado para despegar," dijo Eddie por radio.
"Autorizados a despegar," respondí. Unos minutos más tarde, confirmé que mi aeronave también estaba lista.
"Check, y confirmada para despegar," respondí al mayor.
"Stand by, Gianna..." me indicó el mayor con un tono inusualmente tenso.
"¿Todo bien, señor?" pregunté, preocupada.
El silencio se prolongó unos instantes hasta que una voz en la radio rompió la tensión: "Estoy perdiendo potencia, el avión no responde."
Alguien en el equipo estaba en problemas, pero en la aviación, como en la vida, menos preguntas a veces es mejor. Los minutos se hicieron eternos hasta que el mayor finalmente me autorizó a despegar.
"Autorizada a despegar, Gianna."
Al ascender, vi como uno de los aviones se desviaba bruscamente hacia el suelo. Todo ocurrió en cuestión de segundos, mientras la interferencia en la radio dificultaba la comunicación.
"Entramos en stall," escuché por la radio.
"Inyección, Eddie, ¡inyección ahora!" gritaron.
Mi corazón se detuvo. ¿Eddie? ¡Era el avión de Eddie! El pánico se apoderó de mí. Aunque estábamos entrenados para mantener la calma en situaciones de emergencia, mi mente no estaba donde debía. Intenté comunicarme por radio, pero no obtuve respuesta.
Pocos minutos después...
"Chicos, se cancela el espectáculo aéreo. Volvemos a tierra," anunció el mayor con voz solemne.
Aterrizamos uno por uno. Cuando finalmente estacioné mi avión y abrí la cabina, vi al mayor acercándose con el rostro tenso.
"Gianna, necesito hablar contigo..." dijo mientras se pasaba una mano por el rostro, claramente angustiado.
"¿Qué sucede?"
"Eddie logró eyectarse del avión, pero... su paracaídas no se abrió y tuvo una caída fatal. Lo siento mucho..."
"No... No puede ser..." murmuró Gianna, incrédula.
La risa nerviosa escapó de sus labios mientras las lágrimas comenzaban a correr por su rostro. La realidad se volvió una nube oscura que la envolvió por completo. Sin fuerzas, cayó de rodillas, y el mayor intentó consolarla, rodeándola con sus brazos.
"Lo siento tanto, Gianna..."
El mundo a su alrededor se volvió borroso mientras su mente se perdía en la devastación.
De vuelta en Mónaco, Gianna despertó en un hospital con Lucía a su lado.
(Lucía era su mejor amiga desde la infancia. Se conocieron cuando Gianna y su padre se mudaron a España. A pesar de que su español era limitado, Lucía nunca le tuvo miedo y la ayudó a mejorar. Con el tiempo, Lucía se mudó a Mónaco, pero su amistad permaneció inquebrantable.)
"Gianna, me alegra que hayas despertado. Tenemos que viajar a España."
"No puedo volver a España. Fernando me encontrará..." respondió Gianna con temor.
"Fernando está muerto..." dijo Lucía con firmeza.
"¿Qué?" Gianna no podía creerlo.
"Fernando era el hombre que iba con tu padre en el auto al momento del accidente."
La incredulidad se apoderó de Gianna. ¿Acaso su vida consistía en saltar de una pesadilla a otra?
🔻🔻🔻
En el siguiente capitulo les contaré quien es Fernando.Por cierto, un dato curioso... ¿Sabían qué la Patrulla águila realmente existe? Es un equipo de pilotos acrobáticos del ejército de España. En los eventos oficiales son quienes pintan el rojo y amarillo de la bandera española en el cielo. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸
En fin. Gracias por su lectura espero que esten disfrutando de ella tanto como yo al escribirla.
¡Un abrazo grande! 😊
Nos leemos el próximo jueves 🤓

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MONACO
Romance¿Qué es lo que la princesa de Mónaco oculta? Gianna, acabaría mudándose a Mónaco donde se encontraría con el príncipe Arthur, y las cosas marcharían bien entre ambos, hasta que conoce a Charles, un joven piloto de Formula 1.