Una nueva vida

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—¡Niños, corran a la habitación!

—Mamá, pero...

—¡A la habitación!

La mujer me mira aterrada y agarra una escoba que tiene a su lado.

—Señora, yo... No tiene que temerme, solo he tenido un mal día, eso es todo... —Intento tranquilizarla, levantando las manos en señal de paz, consciente de mi apariencia y la manera abrupta en que entré en su casa.

—¿Quién eres, mujer? ¿Qué haces aquí? ¿Esos aparatos que están volando afuera te están persiguiendo?

—¿Aparatos? —pregunto, confundida. De pronto caigo en cuenta—. Ah, lo dice por el helicóptero que suena afuera... No, no. —La mujer se acerca con la escoba en mano, y yo, con nerviosismo, me acerco también para intentar apaciguarla—. No, no lo creo, señora. Disculpe que haya entrado así en su casa, es solo que... —Pienso rápidamente en una excusa; contarle la verdad solo la asustaría más—. El sol afuera es insoportable y pensé que esta casa estaba abandonada. Digo... porque está en medio de la nada.

La mujer me mira de arriba abajo con escepticismo, aún sosteniendo la escoba, pero luego se da media vuelta y camina hacia su pequeña cocina. Regresa con un vaso de agua en la mano.

Tomo el vaso con manos temblorosas y, al primer sorbo, rompo en llanto.

Al ver mi evidente estado de nerviosismo y miedo, la mujer me quita el vaso para que no lo derrame.

—¿Pero qué te ha pasado? ¿Quieres que llame a alguien?

Levanto mi rostro, con los ojos empañados de lágrimas, y asiento. Ella corre por el teléfono, pero yo no tengo fuerzas para hablar, así que le doy el número de Ignacio, el mejor amigo de mi padre. Él seguramente podrá ayudarme a salir de aquí.

El sol ha caído y nadie se ha acercado a la casa. Estoy cada vez más nerviosa. La mujer ha ido al pueblo y, al regresar, me cuenta que todos están conmocionados por el accidente. Mi fotografía está en todas partes como la de la piloto militar que murió mientras transportaba cocaína en un helicóptero.

Sí, esos paquetes misteriosos que transportábamos eran cocaína.

En medio de una tormenta torrencial, escucho cómo un auto se aproxima a la casa. Minutos después, llaman a la puerta.

¡Gracias a los santos! Es Ignacio, y ha llegado con papá. No lo esperaba...

—¡Papá, Ignacio!

Corro a abrazarlos a ambos.

—Cariño, ¿qué fue lo que pasó? No tienes idea de lo que sentí al ver tu foto en la televisión.

—Es una larga historia, papá. Te lo contaré en el camino, pero ahora es mejor que salgamos de aquí.

Agradezco a la mujer por su ayuda, y, bajo la intensa lluvia, nos marchamos a casa.

Han pasado algunos días desde el accidente y me he quedado con papá, quien me trata como si fuera una niña de nuevo. Sé que está preocupado, pero las cosas nunca volverán a ser como antes.

Ignacio nos ha puesto en contacto con un viejo amigo suyo, quien me ha conseguido una identificación falsa. Pronto estaré viajando a Mónaco, donde me recibirá Lucía.

Meses después

Ya estoy en Mónaco. Lucía me ha dado trabajo en el restaurante del hotel que administra. De hecho, recientemente he comenzado a cantar con un grupo de jazz y, de vez en cuando, realizamos shows en varios restaurantes y hoteles de la ciudad.

Esta noche tenemos un importante espectáculo con el grupo de jazz en el Blea, un famoso bar de jazz de la ciudad. Aparentemente, miembros de la realeza monegasca estarán entre los invitados.

Mientras camino a casa, Lucía me llama, un poco nerviosa.

—Gianna, tienes que venir a casa ahora.

—¿Pasa algo? ¿Estás alterada?

—Ha llegado algo por correo, y será mejor que vengas a verlo.

—Voy para allá.

Me apresuro a casa y, al llegar, Lucía me muestra lo que hay dentro del sobre que ha llegado.

—El paquete estaba a mi nombre, pero cuando lo abrí supe que no era para mí.

"Sabía que estabas viva, y ahora sé dónde estás. Fernando."

—No puede ser posible, Lu.

—¿Cómo pudo haberse enterado?

He estado intentando llamar a papá, pero no me contesta. Quiero advertirle que Fernando sabe que estoy viva. Temo que pueda hacerle daño...

Después de varios intentos fallidos de contactar con él, decido asistir al show de jazz. Al final del espectáculo, conozco al Príncipe Arthur de Mónaco, quien me invita a salir. Sin embargo, esa cita nunca ocurrirá, porque esa misma noche, cuando regreso a casa, recibo la noticia fatal de que mi padre ha fallecido. No tengo otra opción que viajar de inmediato a España.
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¿Qué pasará con Gianna en su regreso imprevisto a España? 👀

Una vez más gracias,espero que disfrutaran muchísimo de este capitulo . 🏎🇲🇨🚁🚁🚁

-XOXO 😊
Nos leemos el próximo Jueves 🤓💙

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