Sonríe | Tsukishima Kei |

Capítulo 25

Narrador:

La tarde cayó en la ciudad y el museo ya estaba por cerrar así que todos nos reunimos a la salida como al principio.

— ¡Fue muy divertido! Fue el mejor cumpleaños Nee-san, Haru-nii —exclamó el pequeño abrazando a sus dos hermanos.

— No hay de que Kyo —Suki le acarició la cabeza.

— Es hora irnos —aviso Akiteru—. Fue un gustó verte de nuevo Suki-chan —sonrió.

— Igualmente Akiteru-san —sonrió de vuelta.

— ¡Nos vemos el lunes Suki-chan! —exclamó el pecoso emocionado y dándole un corto abrazo a la muchacha.

— ¡Hasta el lunes Yama-kun!

Kuroo al notar quien faltaba por despedirse de la chica, volvió a tomar a Haru del brazo y apartarlo de ahí.

— ¡Kei-san! Cuando haya otra exposición lo invitaré —sonrió el menor con ilusión.

El recién nombrado se agachó para quedar a la altura del menor.

— aceptaré —le dio una agradable sonrisa y le acarició la cabeza.

— ¡Genial Kei-san! Nos vemos otro día —se despidió aún con la sonrisa en su rostro y se marchó con su otro hermano.

— Te lo ganaste —rió la castaña.

— Es un buen chico. Somos amigos ahora.

— ¿Sabes Tsukki? Nunca pensé verte así de emocionado como si fueras otra vez un niño pequeño viendo a esa exposición —lo miró—. Era muy lindo verte de esa manera —sonrió.

El más alto se levantó rápidamente con un leve color rosado plasmado en sus mejillas.

— Pensé que este día lo iba a pasar solo con mis hermanos —comentó—. Pero, me alegra que nos hayamos encontrado de nuevo Tsukki —le volvió a sonreír.

Kei suspiro resignado y le dio una cálida sonrisa para luego plasmar un corto y suave beso en sus mejillas.

— también me divertí Chibi-chan. —dijo para irse con su hermano y mejor amigo.

Suki sonrió con las mejillas coloradas y volvió con su grupo para volver a casa.

Y así cada uno se fue por su lado, Suki recibiendo burlas de Haru y Kuroo mientras que Tsukishima de su hermano mayor.

Todo normal.

🏐 ××× 🏐

Los hermanos Mazaki más Kuroo, se encontraban en el sofá terminando de ver una película.

— Tetsuro —Llamo la madre haciendo el azabache volteara—. ¿Le sirvo algo más?

— No se preocupe señora Mazaki, estoy muy bien muchas gracias —le sonrió.

— Si quiere algo está en su casa, me tengo que ir a trabajar. Nos vemos más tarde —sonrió para salir de la sala.

— ¿Y a nosotros no nos ofreció? Somos sus hijos —reclamó el mayor.

— Sabes que quiere más a nuestros amigos que a nosotros —rió la muchacha.

— Como sea, me iré cambiar de ropa —aviso Haru levantándose del sofá.

— ¿Saldrás?

— Quede con Suga en ir a comer —sonrió.

— ¿Suga? ¿El armador de Karasuno? —cuestionó el azabache.