Capítulo 12

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Narrador:

El cielo se estaba tiñendo de un color rojizo y ambos jóvenes seguían su rumbo en un agradable silencio.

Tsukishima solo caminaba y Suki de vez en cuando se paraba a sacar fotos a los alrededores.

— Que linda tarde —Dijo Suki guardando su cámara en el bolso correspondiente—, pero un poco helada —sonrió.

— ¿No has traído tu abrigo?

— Estaba tan emocionada por ver a mis abuelos que se me olvidó —Rió.

Tsukishima suspiro pesado.

— Debes de estar más atenta a eso.

— ¿Te preocupas por mi? —Molestó con una sonrisa.

Desde que él rubio le dijo a a Suki que son amigos, encontró un nuevo pasatiempo favorito.

Molestar a Tsukishima.

— De verdad eres molesta Chibi-chan.

Tsukishima paro su caminar y se sacó su chaqueta del equipo y se la entrego a la más pequeña.

— ¿Pero qué...?

— No te puedes resfriar ahora —Dijo y volvió a caminar.

Suki miro la chaqueta en sus manos y un color rojizo se hizo presente en sus mejillas.

— Maldito poste... —Susurró para ponerse la chaqueta del rubio.

Siguieron caminando dos cuadras hasta que llegaron al fin a su destino.

Los chicos de Karasuno y Nekoma estaban reunidos en el parque, algunos conversando o  sentados en el césped.

Salvó por Hinata y Kageyama, ellos estaban jugando con una pelota de voley.

— Hola chicos —Saludó la castaña cuando se empezaron a acercar.

— Es una alegría que llegarán —Sonrió el profesor Takeda.

— ¡Suki-chan! —Gritó Hinata dejando parado a Kageyama por ir a ver a la chica.

— ¿A dónde fueron? —Nishinoya preguntó con picardía—. ¿Y por qué ustedes dos solos?

—  Como yamaguchi les debió decir —Ella miró a yamaguchi buscando una señal de su parte para entender que no dijo nada respecto a lo sucedido.

El asintió.

— Me encontré con Tsukki y lo invite a pasar la tarde conmigo, se veía que no quería estar con ustedes —Rió divertida.

Tsukishima sonrió suave.

— ¡Este no es Tsukishima! —Exclamó Tanaka.

— No se de qué habla Tanaka-san.

— ¿Esa es la chaqueta de Tsukishima...? —Preguntó Hinata a lo bajo, captando la atención de la mayoría.

— ¿Ustedes...? —Fue Yamaguchi ahora quien estaba sorprendido.

Nuevamente, se estaba haciendo un lío en sus pensamientos.

— ¡No! —Gritó de inmediato—. No, claro que no. Somos amigos, nada más...

Pero nadie queso conforme con la respuesta puesto que las mejillas de la castaña se volvieron a teñir de un rosa suave.

— Chicos, ya paren con el interrogatorio. Volvamos al instituto que mañana es el último día de entrenamiento —El entrenador dió unas palmadas.

Sonríe | Tsukishima Kei |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora