Capítulo 30

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Suki:

— ¿Ustedes que hacen aquí? —pregunté con sorpresa al ver sus siluetas frente a mi.

— ¡Vinimos a apoyar al equipo! —exclamó Haru con una amplia sonrisa.

— El me obligó —rió Riku apuntando a mi hermano.

— Es un gusto verlos de nuevo Riku-san y Haru-san —saludo Hitoka a mi lado.

— Haru. ¿Nuestros padres saben que estás aquí?

— Digamos que no —rió nervioso.

— Viene a ver a Sugawara-san pero no lo quiere admitir —se burló mi amiga causando un rubor en el rostro de Haru.

— Lamento decirte que Suga-san no está disponible hermanito —reí.

— No me interesa Koushi de esa manera... Somos amigos.

— "Somos amigos" —citó Riku—. ¿Esa frase es de familia o que? Recuerdo que cuando le gustaba a Haru el decía eso respecto a nuestra relación —rió.

— Suki-chan también la dice respecto a Tsukishima —rió Yachi.

— Esto es un complot contra los hermanos Mazaki —murmuré.

Ambas rubias rieron.

Amigas como ellas para que quiero enemigas.

— ¿Esta todo bien entre ustedes? Sabes que si estás mal por culpa de el yo lo echo de la casa.

— Te estoy escuchando hermanita.

— Estamos bien con Haru. El está pasando por algo nuevo y yo como siempre, me va muy mal en el amor —rió.

— perdón... —se disculpó.

— ¡No pidas perdón idiota! Me vuelves a pedir perdón y te juro que te dejo sin herencia —Riku le dio un suave golpe en la cabeza.

— ¿Ves con lo que vivo cada día? —me quejé apoyando mi cabeza en el hombro de Yachi.

— Lo lamento Suki-chan —rió leve.

Se escuchó el silbato y los cuatro volteamos a ver la cancha, el partido había comenzado con un saque del capitán del equipo contrario.

— Uy. Si está guapo el capitán de Aoba Johsai.

— No te lo voy a negar —sonreí.

— No engañes a Tsukishima.

— Cállate Haru.

Me sacó la lengua.

Infantil.

Narrador:

El partido entre Seijoh y Karasuno estaba muy peleado. Ya iban en la mitad del segundo set y los cuervos no la estaban pasando bien con la llegada de Kyotani.

— El da miedo —Yachi tembló.

— ¿Es Yamaguchi-kun? —preguntó Riku con sorpresa.

Yamaguchi había entrado a la cancha con seguridad. Dio un largo suspiro antes de mirar el balón y lanzarlo hacia arriba.

— ¡Lo hizo! ¡Si lo hizo! —festejaron Hitoka y Suki a la vez.

— Ese fue un gran saque —sonrió su hermano.

— ¡Eso es Yama-kun! —gritó lo castaña con entusiasmo.

El partido siguió reñido hasta el tercer set. Seijoh llevará una ventaja muy grande.

Sonríe | Tsukishima Kei | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora