🔹Capitulo 5

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Sanemi Shinazugawa

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Sanemi Shinazugawa

Habíamos llegado al fin a nuestro destino, ahora estábamos almorzando algo antes de bajar grandes cantidades de agua.

—¿Dónde está Rengoku? —pregunto Tengen.

—Al ser el comandante debe de revisar el submarino y los planos de navegación, tomará un poco de tiempo por eso almorzara alejado de nosotros. —dijo Tomioka mientras bebía un té.

—Que aburrido... ¿No deberíamos ir despacio?, Ya que parece que está es la última expedición juntos.

Nadie hablo ante las palabras de Tengen. Continuamos comiendo en silencio hasta que decidió hablar Himejima.

—No podemos hacerlo con calma, hay ojos y oídos que nos escuchan y ven desde las sombras.

—¿Qué quieres decir con eso? Hablas de Muzan...? —hablo Iguro a lo cual Himejima asintió.

—Pero... No se ha presentado hace tiempo, posiblemente se alejo igual. —dijo la de cabello rosa aferrándose a su pareja. Tanto amor me dará diabetes.

—No estamos seguros, lo mejor seria ser precavidos. —dijo Shinobu.

Después de almorzar, empezamos a abordar el submarino con herramientas de exploración y un total de 50 hombres, nos acomodamos en nuestros puestos y poco después llegó un comunicado —por parte de Muichiro— informando que ya habíamos dejado el puerto y ahora estábamos descendiendo.

—Que increíble apenas pude sentir algo.

—El patrón es alguien increíble.

Sip. Me tocaron compañeros de cuarto —carajo— pero, al menos no es el maldito de Tomioka Giyuu. Sin decir alguna palabra me dirigí a cubierta sabía que ahí estaría Rengoku.

—¡Sanemi que gusto! Estaba a punto de hacer que Muichiro te llamará. —siempre con una sonrisa, siempre.

—Si... Intuí que necesitabas mi ayuda así que vine.

—Gracias. Pero también hay que llamar a los demás ¡Muichiro!

Se acercó un poco a dirección del chico para ser escuchado, aunque, con su imponente voz mi pregunta es ¿Quién no lo escucharía?

—¡¡Muichiro!!

—Y yo le dije "¡No cabrón! Consíguete la tuya lo dices como si fuera fácil pagar las cuentas". — claro. Creo que ya tengo respuesta a mi pregunta.

— ¡¡Muichiro!!

— Nop, ya no deberías pasárselas a él cabrón, es un bueno para nada —otra vez no hizo caso—. ¿Cuándo dijiste que se fue?... Si, ya no creo que vuelva —otra vez le hablo Rengoku sin respuesta alguna—, corazón te lo digo por experiencia, ya dalo por muerto.

¿¡Qué experiencia!?, Me case, está vez hablaré yo.

—¡¡Carajo Muichiro!! ¡¡Ya háblale a todos los demás y que vengan aquí puta perra madre!!

El Príncipe De Un Imperio PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora