🔹Capitulo 8

849 142 27
                                    

Sanemi Shinazugawa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sanemi Shinazugawa

Respiración agitada, mirada angustiada a tal punto que podía apreciar sus pupilas temblar, y unas ligeras gotas de sudor bajando por su rostro. Esas eran las características que adornaba el chico jabalí, mi vista no lo dejaba en ningún segundo, pero con pasos lentos empezaba a alejarme. Por su parte, miraba un punto perdido en los escombros, tenía esa mirada temblorosa —aunque no dejaba de ser inquietante—. Trataba de controlar mi respiración, aún tenía un ligero dolor en el cuerpo y me costaba un poco moverme hasta que escuche un grito.

Era kanroji

Sin pensarlo dos veces, corrí a la dirección del grito mientras a lo lejos y con mi última mirada, aprecie nuevamente al chico —frunció su ceño y juntó sus dedos con sus labios haciendo un silbido bastante alto—. Me acerque a otros escombros y busque desesperadamente a la chica de cabello rosa.

—¡¡Kanroji!! —grite lo mejor que pude para después torcer un poco.

—¡Por aquí! —escuche otra voz. Era Iguro.

Me acerque un poco más quitando algunos estorbos de mi camino. Hasta que los vi, Kanroji tenía una enorme placa aplastándola desde el abdomen hasta las piernas, tenía raspones en sus manos, su ropa algo rasgada y un pequeño hilo de sangre saliendo de la boca.

—¡¡Es imposible, está maldita cosa no se mueve!! —grito con desesperación Iguro mientras trataba de mover la placa.

Me acerque.

—Tranquilo lo haremos juntos. —me coloque al otro extremo, trate que mi voz sonara tranquilizadora, esperando que haya funcionado.

Cuando aprecie mejor a Iguro, pude notar como su brazo izquierdo estaba ensangrentado y también tenía su ropa rasgada. Aún así trataba de ayudar a su novia.

—De acuerdo... De acuerdo. —tomaba caladas de aire bastantes bruscas.

—Vale... Kanroji, trataremos de levantarla y con toda tu fuerza trataras de salir ¿Okey?

—S-si. —me miró unos segundos para mirar por más tiempo a Iguro.

Se transmitían cierta tranquilidad.

—¡Levanta con todas tus fuerzas! —le grite a Obanai— 1... 2... 3 —levanté la placa. Me dolían las costillas.

Poco a poco la chica empezaba a salir de su trampa, soltaba quejidos, ya me imaginaba el dolor. Salió por completo. Soltamos la placa y rápidamente la pareja se abrazó, parecía como si los hubieran separado por años y simplemente no se dejaban, estaban unidos, yo por mi parte me sentía malditamente jodido —el dolor incremento—, espero que Kocho este cerca.

—Me alegra verte bien Sanemi-san, ya me preocupaba por como te tenía ese extraño chico. —hablo Kanroji separándose de su pareja.

—Si... Solo fue un pequeño percance, es bueno verlos.

El Príncipe De Un Imperio PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora