🔹Capitulo 20

405 57 74
                                    

Sanemi Shinazugawa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sanemi Shinazugawa

—¿Qué pasó Tengen? Ya no encontraste extravagancia en el lugar o que. —comenté con burla, no creo que sea conveniente hablar con él después de lo ocurrido.

Camine hasta mi cama, deje mi bolso en el suelo además de tomar el diario del Alquimista, tal vez si me ve ocupado ya dejé de molestar, pero no fue así. Ya ni uno puede leer en paz por querer un poco de chisme, solté un suspiro y cerré el libro, al momento de dirigirle la mirada note como aún portaba esa sonrisa descarada y seguía mirándome, parece que no va a desistir.

—¿Qué quieres? —pregunté fastidiado.

—Que no puedo saber sobre la vida amorosa de mi amigo, pensé que ya nos teníamos confianza. —hablo seguro, yo solo abrí más los ojos.

—¿¡Cómo que vida amorosa!? Te dije que no hicieras historias en tu cabeza además, de ¿Dónde carajos sacaste esa conclusión? —resalte mi molestia mientras me cruzaba de brazos, él se puso de pie.

—Primero...

—Hay no...—me deje caer en mi cama mientras escuchaba la teoría del año de Tengen.

—Desde temprano te levantas bastante nervioso misteriosamente, y te vas como si fuera el último día de rebajas, y cuando me asomo por la ventana para ver el hermoso amanecer te veo a ti y al chico afeminado hablando, frente a frente y eso me llevo a una conclusión. Una declaración de amor.

—Si claro... Espera ¿¡Qué!? —me levanté de golpe con mis venas marcadas y un ligero calor en mi rostro. Estaba a punto de interrumpirlo pero me gano.

—Por eso estabas nervioso y te alejaste casi arrastrando al pobre chico, pero tranquilo... Es comprensible, eres un asco en temas amorosos. —explico haciendo uno que otro ademan.

—¿Con que cara me dices eso...?

—Segundo, llegas cojeando muuuy apegado de aquel chico, el cual cuando se estaban acercando parecía que hablaban con cierta cercanía ¿Acaso un calambre interrumpió su momento? —arqueo una ceja, su rostro expresaba cierta burla. Rodee los ojos.

—¿Crees que si fuera un calambre necesitaría un puto vendaje? —remarqué con obviedad. Encogió los hombros ignorándome por completo.

—A veces se pueden poner un poco intensas las cosas sabes...—¿Era picardía en esa expresión? No podía creerlo, sentí mis venas marcarse más.

—¡Eres un maldito pervertido! No malpienses una situación. —le reclame.

—Yo solo comete a libre interpretación, tu eres el mal pensado niño cochino —soltó una risita ante su comentario, a veces es insoportable, solté un suspiro de frustración—, pero ya enserio te vez demacrado ¿Qué tanto hicieron?

—Una que otra prueba mortal ya sabes, se esta convirtiendo en mi rutina del día a día. —comente con sarcasmo.

—Aja si, ¿Y tu relación con ese joven afeminado? —volvió a sentarse en su cama yo solo lo mire con duda.

El Príncipe De Un Imperio PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora