🔹Capitulo 9

824 148 36
                                    

Sanemi Shinazugawa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sanemi Shinazugawa

No podía moverme. Por primera vez sentía que no podía, las tres figuras de autoridad eran bastante demandantes. Dos de ellos eran ya mayores de edad aunque uno tenia una cicatriz en el rostro y una pata de palo mientras que el otro tenia una extraña mascara cubriendo todo su rostro —parecía de un demonio—. Y por ultimo el tercero era un hombre mas joven, tenia cabellos rubios opacos y ojos arcoíris y una extraña sonrisa.

Inosuke ¿Quere tir extartus met? —hablo el hombre joven con una "calmada" voz.

le dielet is ernoñet —hablo el chico jabalí. Estaba haciendo una reverencia—, pelet adure.

not jetmet, sir exmatus nir orlet. —exclamo el hombre mayor con cicatriz. 

Los mire con total atención, estaban discutiendo —el chico de recién y los tres mayores— podía sentir la impotencia de ese muchacho, algo me decía que debía meterme. 

—Sanemi-san ¿Pasa algo grave? —pregunto preocupada Kocho.

—No se preocupen, están discutiendo del que harán con nosotros, no puede ser nada grave. Tal vez nos dejen ir con vida.

—No pasa nada, solo nos condenaran a muerte y cortaran la cabeza —se burlo Uzui—. Lo de todos los días...

—Tranquilo —hable un poco mas alto—, tengo una idea...

Me acerque a ese pequeño circulo de discusión con pasos pequeños y cuidadosos. Aclare un poco mi voz y pude llamar su total atención —tanto de los que discutían como de los otros jóvenes presentes—. Tome un poco de aire y me dispuse a hablar.

Caballeros, pedimos perdón por esta extraña intromisión pero tiene una explicación, somos exploradores, si, pero también venimos para ayudarlos, entendemos que quieran deshacerse de nosotros, por eso al menos permítannos descansar para después irnos.

Hable en su idioma tratando de sonar respetuoso, callaron por unos segundos hasta que el hombre con mascara rompió el silencio, pero, no en el idioma que esperaba. 

—No sabemos que es lo que quieren pero no lo encontraran aquí, lo mejor será que se vallan. —hablo con una voz bastante neutra. 

—¡Señor por favor! —grito Rengoku—, tenemos ordenes directas de ayudar a la gente, no podemos irnos así como así. Nuestro deber debe de cumplirse, pido por favor esa consideración, no podemos defraudar a los que queremos. 

Su voz era imponente, era como si de alguna forma te motivara, no te dejaba más bien, te levantaba si te sentías derrotado ¿Podrá esa voz ablandar a esa gente?

—Urokodaki-san. —hablo una dulce voz.

Era un chico joven —como el chico jabalí— tenia una cicatriz en la frente, cabellos burdeos con un tono rojizo y ojos del mismo color. Su mirada por alguna razón parecía ser dulce, mire al chico azabache y parecía mas tenso por alguna razón, el joven de cabellos burdeos prosiguió. 

El Príncipe De Un Imperio PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora