🔹Capitulo 17

498 71 36
                                    

El clima era perfecto, el sol estaba en su punto más alto y había una brisa refrescante, era un día perfecto para nuestro querido azabache cicatrizado. Disfrutaba pacíficamente de su día debajo de un árbol, apuntando en su cuaderno sin despegar la mirada de esa hoja nueva, aún así, pudo escuchar a la perfección los pasos de aquella belleza salvaje que le había perdonado la vida. Soltó una risita.

—Se que estás ahí, no te escondas más. —despegó al fin su mirada del cuaderno, y observa al joven que salía con cuidado de su escondite.

—¿Cómo sabes cuando estoy presente? Estoy totalmente seguro que no hago ningún ruido.

—Pues... La verdad no lo sé, un sexto sentido tal vez.

—Eso no tiene sentido.

Salió por completo de su escondite y se acercó al joven de peinado extraño, este mismo se levantó y golpeó un poco —sin mucha fuerza— sus hombros para que siguiera su circulación.

—¿Y que te trae por aquí? —Pregunto con una sonrisa.

—Eres mi prisionero así que te estoy vigilando, para que no escapes. —frunció el ceño para resaltar su molestia pero su tono de voz no lograba transmitirlo.

Genya rio entretenido.

—Gracias, supongo, pero deberías ser más honesto.

—¿Honesto? ¿Con que o qué? —pregunto arqueando una ceja.

—Que vienes por qué te preocupas por mí o algo así, estoy desde hace una semana y siempre me traes comida y... En ocasiones se que estás en los alrededores por la noche.

—Tiene sentido que lo haga, es muy fácil morir si no conoces el terreno por dónde caminas.

—A eso... Lo conocemos como acoso por dónde vengo .—comentó con burla.

—¿¡Así es como me agradeces que te proteja de los peligros de la zona!? Malagradecido. —reclamo soltando al final un gruñido.

El príncipe desvío la mirada indignado, le resultaba increíble que aquel azabache rapado fuera tan grosero, debería agradecerle, casi nunca tiene detalles lindos y cuando los tiene nunca lo notan. Por su parte, el más alto estaba sorprendido, algo que tomo como una broma al parecer si fue en serio, sin poder evitarlo más soltó unas fuertes carcajadas volviendo a llamar la atención de Inosuke.

—¿¡Qué es tan gracioso!? ¿Te estás burlando de mí?

—No, no es nada de eso —trataba de detener su risa mientras sobaba un poco su estómago—,solo que me parecen divertidas tus reacciones, es como ver a un niño...

—¿Niño? —eso lo enfureció más—. Para tu información soy muchos años mayor que tú.

—¿Enserio? Pero, pareces tener... Cómo dieciocho o ya tus veinte, si que sabes cuidarte ¡Sorprendente!

Y ahí estaba otra vez, esa mirada llena de esplendor que el príncipe no podía explicar, pero, siempre lo atrapaba, era algo nuevo, algo magnífico; te hacía pensar cómo es que viviste tanto tiempo sin conocer esa linda mirada, esos encantadores ojos o esa adorable sonrisa. Pero el cuento de hadas termino, cuando el cicatrizado paso de un lado a otro su mano para llamar su atención.

—¿Todo bien? —pregunto Genya, el príncipe tenía un ligero rubor.

—Debería irme ya... —estaba a punto de irse, un poco más seria peligroso, alguien podría verlos.

El Príncipe De Un Imperio PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora