Lazos De Sangre (1° Libro De Saga Destino)

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Aquella resultó ser una larga noche, una bastante reveladora debido a toda la información expuesta durante la reunión. Luego de lo cual unas horas más tarde Travis pidió poder sostener al bebé en sus brazos, hasta ese momento había sido Xavi el que lo mantuvo consigo y accedió a entregarlo pese al cúmulo de sentimientos encontrados que bullían en su interior; y es que en esa situación no solo su amigo se veía afectado, y tal vez muy pocos comprenderían el dolor inmenso que experimentaba por dentro, tantas preguntas sin respuestas y el peso de siempre tener que hacer lo correcto. No era que no sintiera en carne propia el dolor de Travis, por el contrario, era consciente de que aquel golpe había sido certero y que no bastaría hacer un esfuerzo para superar esa prueba, más bien resultaba imposible para él en ese preciso instante reacomodar su vida a las condiciones actuales y no podría lograrlo sin la ayuda de sus familiares y amigos, por lo que no había una alternativa diferente a permanecer a su lado como un baluarte infranqueable, incluso si aquello implicaba tener que cerrar bajo llave sus propios sentimientos.

Era el deber ser, lo comprendió en el preciso momento en que sus ojos se perdieron en aquella imagen, padre e hijo reconociéndose por primera vez, ambos absortos en los gestos del otro con la curiosidad al tope, resultó una experiencia estremecedora y única, donde tan solo Irina faltaba para ser la familia perfecta... No existía cabida para un tercero en esa ecuación y para ser sincero, de ser el caso, no sería él quien se interpondría en el camino. No tratándose de ella, ni de su mejor amigo. Momentos después Dean se tornó indispuestos, había sobrepasado sus horarios de sueño y Lula se encargó de sus cuidados como lo hiciera desde que el bebé llegó a sus vidas, era su figura materna y se sentía tan correcto ese lazo emocional entre ambos, que temía que en un futuro aquello pudiese resultar contraproducente. Que los celos llegasen a cegar a Travis al ver que era otra la persona a quien su hijo reconocía como madre y no a la mujer que arriesgo su vida por verlo nacer, debía estar alerta ante cualquier cambio en la rutina ya que no solo se trataba de ellos, sino de un ser inocente que no entendería de razones y que sufriría con una modificación drástica de lo que hasta ahora era su vida; aunque de momento existían otras prioridades en su mente.

-Travis, ven conmigo - Pidió Xavi después que Dean fue llevado a su recamara a descansar. Ambas familias permanecían allí, solo que cada miembro buscaba la mejor manera de ayudarse dada la situación. Le tendió la mano al percatarse de su incapacidad de poner en marcha su propio cuerpo, a ese ritmo sería imposible lograr que pudiese hacer una aparición en el partido que tendría lugar en dos días, aunque dadas las circunstancias... - quiero enseñarte algo, lo descubrí poco después de... Ya sabes, y creo que tienes todo el derecho de entender qué pasaba por su cabeza y porqué tomó cada decisión. Lo cierto es que puede ser un poco duro en cierta manera, pero si la conociste y amaste como veo, sabrás entender que pasaba por un duro momento y que solo Dean fue capaz de darle motivos para salir indemne de toda esta situación - Tal vez no podría evitar el dolor que sentiría su amigo al enfrentarse nuevamente con su imagen y saber que ya nunca más sería posible verla con vida, o al saber qué pasaba por su cabeza en aquellos momentos. A decir verdad, a él mismo le resultó casi imposible observarlo por completo, por lo que desconocía la magnitud de sentimientos que despertaría en Travis.

-¡Vaya lío! ¿Eh? - Musitó Travis con una escueta sonrisa, señalando el living donde sus padres trataban de hallar una solución a toda su locura de existencia - Al parecer, sigo siendo el chico problema. Créeme, es una herencia maldita - siseó con frustración.

Por su parte, Xavi se limitó a asentir en comprensión a sus palabras, lo cierto es que desde que ambos se conocieron no hubo un momento donde su amigo no fuese el centro de atenciones, sin importar el motivo. Aunque eso nunca evitó que el castaño disfrutara la vida al máximo y a la larga tal vez fue lo que hizo perdurar su amistad en todo ese tiempo, eran afines al desastre, incluso en una situación irrisoria como aquella. Al llegar a su estudio personal encendió una laptop y buscó los archivos pertinentes, luego de lo cual comentó.