Capítulo 10

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Cada día estuvo marcado por la exigencia hacia sí mismo y solo por las noches la nostalgia se podía percibir en su mirada, aquella que aún no irradiaba el brillo que suele tener un joven lleno de vida o ilusión. Su cuerpo de a poco reaccionaba a las terapias y su recuperación tardaría menos de lo previsto, teniendo en cuenta la fuerza de voluntad que el joven poseía, aunque él dolor regresara cada vez que terminaba una sesión de terapia, la peor parte y a la que nunca se acostumbraba era a usar aquellas malditas muletas, ya que debía controlar sus emociones en un nivel mayor cuando era obligado a utilizarlas, lo cual era simplemente inadmisible - el pensarse inválido y sin la menor posibilidad de volver a las canchas - aquel día en particular el médico familiar realizó una visita sorpresa, en la cual valoró los avances que el joven tenía y dio algunas sugerencias para mejorar su recuperación, sin embargo, durante su valoración logró identificar varias anomalías en los resultados de los últimos estudios, los cuales sin duda eran alarmantes. Y es que le resultaba inexplicable entender cómo un deportista de su contextura perdiese alrededor de cinco kilogramos en tan sólo un mes - tiempo llevaba en Suecia - algo sumamente preocupante, por lo que su deber como médico y amigo de la familia, era informar de la situación al padre: Scott Summer.

Cómo era de esperarse tal noticia resultó ser un balde de agua helada para su amigo, a quien no le cabía en la cabeza tal posibilidad ¿Era posible que durante todo ese tiempo Xavi jamás hubiese reaccionado? ¿Qué habría sucedido de postergar su visita Penélope? ¡Maldición y condenación! No había analizado tal posibilidad pero era obvio que su hijo estaba sumido en una grave crisis depresiva y de no ser por la llegada de su hija ¡Dios sabría qué hubiese sucedido! Porque una cosa era cierta en lo referente a su hijo, nunca haría las cosas bien mientras este lo rechazara de la manera en que lo hacía, siempre limitando su contacto o evitando interactuar más allá de un cordial saludo – o en su caso, un ligero asentimiento de cabeza - bufó frustrado, aquello le hizo recordar apartes de su vida que estaba dispuesto a enterrar en el pasado y que ahora revivían con mayor ímpetu.

Pasado, dieciséis años atrás.

¡Demonios! Eso no había sido su culpa, al menos no del todo - se dijo frustrado, incapaz de prever qué sucedería con su vida de no demostrarse su inocencia – todo fue un terrible accidente que maldito fuera trastocaba su vida de la peor manera, ni siquiera tomó licor - debido a su reciente intervención quirúrgica, donde recibió un trasplante medular precisamente del hermano de ella: Polly - por lo que no podía entender cómo ocurrieron los hechos que lo llevaron hasta aquella alcoba y despertar en medio de la confusión entre sábanas de una dama virginal, una que lo aborrecía con todas sus fuerzas. A duras penas pudo comprobar su inocencia y en vista de que ambos fueron víctimas de una droga letal, debía demostrar su buena fe y hacerse responsable de asumir su error, al menos esa fue la sentencia impuesta por aquel cabeza de familia en un país de tradiciones férreas y afincadas, sin contar con el consentimiento de la joven – al ser una cultura ortodoxa – por lo que se vio obligado tomar en matrimonio. Aún sentía aquel deje de culpa al recordar el rencor impregnado en esa mirada que tan solo un par de días atrás brillaban con ilusión, pero que al enfrentar el lado crudo de la vida se tornaron implacables contra todo pronóstico, por el contrario a los argumentos realizados por varios de los mayores respecto a que tan solo era una joven y que requería mano dura para asumir su rol dentro de la improvisada familia, él se temía que ese mismo detalle sería el responsable de inmortalizar el desprecio que ardía en su alma cada vez que lo tenía cerca... Uno que revivió en otros ojos y rostro masculino, que pese a que no poseía mayor parecido físico que Paulleth Landers – su ex esposa – había heredado de ella los mismos ojos gélidos y carentes de emoción en situaciones adversas.

***

De vuelta a la realidad negó sin obtener mayor alivio al revivir los peores momentos que protagonizó en su vida, bueno, al menos algo bueno salió de toda esa pesadilla, sí, Xavi no solo valía todo el riesgo que corrió en el pasado, sino que representaba el sueño que a fuerzas de duros golpes casi se hallaba extinto: ser padre por segunda vez. Claro que no todo sería color de rosa y por ahora debía enfrentar al toro por los cuernos y asumir de una jodida vez el control de la situación. Todo se había salido de proporción desde aquel maldito día y no podía obviar el hecho de ese detalle corría por cuenta de su flamante esposa, su humor varió drásticamente y pocos eran capaces de tolerar la fiera en que se tornaba Scott Summer cuando alguien trastocaba su impasible carácter, hasta el punto de volverlo un energúmeno total.

Lazos De Sangre (1° Libro De Saga Destino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora