Capítulo 41

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Algunas veces la vida pone a prueba nuestra resistencia, las circunstancias nos sobrepasan y empiezas a replantearte aquello que es verdaderamente importante, incluso llegando a sentir que no queda más salida, en momentos como ese te dejas llevar por el miedo y la desesperanza. Él mejor que nadie conocía esa sensación, estuvo en su lugar tan solo dos años atrás y debía admitir que, pese a que en su momento se sintió perdido y en la oscuridad, no todo es como parece y la ayuda de algunas personas es fundamental para sobrevivir a la crisis. En su caso, cierta rubia hizo la diferencia y aunque en principio fue un verdadero incordio, gracias a su insistencia y apoyo incondicional no se dio por vencido, Penélope se convirtió en su ancla a la realidad cuando estuvo presa de la depresión y al mismo tiempo lo llenó de motivos para vivir.

Xavi conocía cada fase del proceso - de hecho, aún tenía episodios esporádicos que lo llevaban a sumirse en su letargo -, entendía que no era un camino fácil volver a creer en las personas, sobre todo cuando se han recibido tantos golpes y la desconfianza se torna en tu aliada más fiel, en la pauta inamovible cuando te enfrentas a nuevas personas y situaciones, a un nuevo entorno o a una nueva experiencia.

Su experiencia le permitía entender cada uno de los temores que Irina experimentaba en ese momentos y sabía que el único medio para obtener su confianza era perseverar en sus pretensiones, jamás darse por vencido y así poder darle la vuelta a esa difícil etapa. Ella era una parte esencial en su vida a partir de ese momento, por la sencilla razón de que era la hermana de Evans, uno de sus mejores amigos que lamentablemente había desaparecido tras un accidente en las montañas de nieve. No era una obligación, ni un deber que debía asumir por regla, pero sentía que era lo correcto y afortunadamente no estaba solo en aquella cruzada, tenía el apoyo de varios aliados que resultaron igual de comprometidos en obtener la victoria y llevar el embarazo a feliz término.

Xavi decidió volver a Oslo antes de lo previsto para mantener una conversación bastante fuerte con Irina a fin de hacerle entender que estaría a su lado en cada etapa de ese difícil, pero maravilloso proceso, e incluso, para demostrarle que estaría con ellos sin importar que no fuera su responsabilidad – como le gritó en un arrebato de locura - y asumiría su posición como figura paterna de ser necesario, por la sencilla razón de que podía y se le daba la gana hacerlo. Su actitud distante y agresiva lejos de intimidarlo, le demostraba que no estaba en facultad de asumir sola tamaña responsabilidad y en últimas, que de su decisión dependía el futuro de pequeño que yacía en su vientre.

Un mes después de aquella conversación - por llamarlo de algún modo, ya que más bien fue una batalla campal de egos - se hallaba haciéndole frente a una jodida tormenta de nieve a altas horas de la noche, cabe resaltar, con el único objetivo de conseguir aquellas malditas frambuesas en salsa de chocolate, ya que era el antojo de momento de su nueva inquilina; porque sí, una vez la mujer fue dada de alta, Xavi dispuso a todo un equipo a su disposición en aquella mansión campestre y es que por sugerencia de Layla Saroyan, aquello sería lo mejor para ambos – la madre y el feto – permanecer en un sitio tranquilo, lejos del bullicio y el estrés comúnmente propio en las grandes ciudades.

Inicialmente estuvo de acuerdo, sobre todo, porque podía supervisar personalmente todo el proceso y actuar de inmediato de ser necesario. Solo que en momentos como ese, cuando la supervivencia estaba en juego e incluso, su propia integridad, solía cuestionarse si había sido una decisión acertada, más aún, teniendo en cuenta la reticencia de su compañero de cumplir cada nuevo antojo que Irina tenía.

-¿Entiendes que esto es enfermizo? -cuestionó su amigo bastante molesto - ¡No puedes desvivirse en atenciones por un mocoso que ni siquiera ha nacido! – espetó Douglas, después de rebotar por enésima vez a causa del hielo en la vía - ¡Que es un jodido feto! Que se aguante hasta la mañana ¡Joder! – completó con fastidio, le resultaba incómodo tener que aceptar que un hombre del temperamento de Xavi se viera doblegado de esa manera ante una diminuta mujer como para arriesgarse a desafiar la maldita nieve.

Lazos De Sangre (1° Libro De Saga Destino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora