El resto de la noche fue un jodido infierno ya que la fiebre no remitió fácilmente, y sentía el cuerpo arder a causa de la fiebre. Las pesadillas tampoco se hicieron esperar y para evitarlas trataba de mantenerse consciente sin importar que era entrada la noche. Sintió la alarma del móvil justo en la mesa de noche donde horas atrás lo dejó al serle indiferente, incorporó su cuerpo con rapidez ya que aquel sonido era particular de alguien poco usual para comunicarse, de hecho, era la primera vez que lo contactaba; sin embargo, dado sus dotes para la tecnología podía acceder a cualquier información que quisiera y cuando lo quisiera. Maldijo por lo bajo al leer aquel escueto mensaje donde rezaba no sin cierta burla sobre la "amenaza femenina", ya lo veía venir – se dijo mentalmente – solo que no tan pronto, lo que implicaba ser receptor de un par de insultos y conociendo el temperamento de Jones, era mejor tomar precauciones para con sus miembros vitales.
El tropel no tardó en apoderarse de las paredes de aquel minúsculo departamento y casi rió al escuchar las fuertes pisadas de Valeria golpear contra la indefensa madera de las escaleras que chirriaron debido a la brusquedad con que eran golpeadas - ante todo lo femenino, se burló para sus adentros – para pocos segundos después, escuchar las firmes pisadas de Raven perseguir a la furibunda mujer. La puerta se abrió abruptamente y sin demostrar la menor muestra de sorpresa en su gesto, Xavi se levantó de la cama donde descansaba y procedió a colocarse una sudadera para cubrir la desnudez de su cuerpo.
-Al menos dime que te gusta lo que ves – la retó con una ceja elevada, sin dejarse intimidar por nadie – que no por nada he soportado esta tortura, ya puestos – señaló el lugar donde estaba canalizado para administrar los medicamentos para la crisis alérgica.
-He visto mejores, lo sabes – escupió con acritud, para segundos después agregar – solo pretendo que tengas las pelotas suficientes para explicar ¿Por qué coño te has reunido con Peter Treize? -Exigió molesta - Y te sugiero que escojas muy bien tus siguientes palabras, porque de una cosa estoy segura Xavier Lombardo ¡No soy la puta de nadie! No puedes me negociar como si fuera un objeto desechable – exigió con firmeza.
-Desacelera, saca los cambios y te bajas – la calma con la que Xavi pronunció esas palabras logró frenar el embate de la chica que tenía frente a sí – te recuerdo que no está en su casa y no puede venir cuando se te peguen las ganas a exigirme nada ¿Capisci? – advirtió, si apenas sin perder la compostura.
La estudió por un par de segundos mientras se calmaba luego de semejantes palabras, su tez blanca y ojos azules enmarcados por esa aura gótica que era recurrente y tan natural en ella.
-No cambies el tema, sabes a lo que me refiero – musitó Jones un poco más calmada – ¿Qué mierdas te traes con Peter? - indagó nuevamente.
- Es lo único que te interesa, por lo visto ¿No? - mencionó, con voz cargada de ironía.
-No es tu amigo y desde luego, no tienen algo en común – espetó Jones, furiosa - es obvio que algo se traen entre manos par de machitos... - escupió indignada.
- ¡Suficiente! Eres una mujer libre de hacer lo que quieras, cuando quieras... En lo que a mí respecta, no le debo explicaciones – advirtió Xavi – Una sola cosa diré y espero que lo entiendas: siempre querré tu bienestar y haré lo necesario para garantizar que estés a salvo - admitió sin ocultar nada -. Y soy consciente de que en el momento en que cruce esa puerta no podré defenderla y no solo se trata de tí - declaró Xavi.
-Se cuidarme sola y soy bastante grande como para tener dos niñeros – reviró la mujer, sin escuchar sus razones –. Y por si llego a necesitar la "ayuda" que dices, te recuerdo que con Matt me basta – declaró con firmeza – no necesitas jugar al héroe por mí - le recordó.
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Lazos De Sangre (1° Libro De Saga Destino)
JugendliteraturUn accidente cambió su vida en un instante, y las certezas se fueron junto a sus recuerdos para siempre. Xavi descubre que toda su vida está plagada de mentiras y secretos guardados fielmente. Y como si fuera poco, todo lo que amaba pasó a manos de...