Capítulo 4: Midna

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–De acuerdo, supongamos que efectivamente me transformé en la Fiera Deidad, –dijo él después de una pausa, –pero aún nos falta averiguar qué era ésa cosa, –comentó mirándola, –y para resolver eso necesitamos la ayuda de Midna, –aclaró Zelda, –pero para eso es necesario el Espejo del Crepúsculo y por si no lo recuerdas fue ella misma quien lo destruyó, –le recordó su amigo, ella esbozó una media sonrisa dirigiéndole una mirada desafiante, –ese no es el único método para conectar ambos mundos, –dijo, Link la miró aún más confundido, –¿De qué hablas?, –preguntó, la chica caminó hasta la puerta y le hizo señas a alguien que esperaba afuera, –¿Por qué no se lo explicas tú Midna?, –pidió ella mientras salía de la habitación, el muchacho sorprendido se levantó de un salto con el corazón acelerado a causa de la emoción al ver a la Princesa del Crepúsculo frente a él, ambos se abrazaron con fuerza llorando de felicidad, cuando se separaron ambos se miraron a los ojos –te extrañe mucho –le dijo ella –y yo a ti –respondió él.

Más tarde los tres estaban en el patio del castillo, Midna le contaba al muchacho como había llegado hasta allí, –tuve que aprender a crear un portal, al principio fue difícil pero no me di por vencida, pues realmente deseaba volver a verlos, –dijo ella mirando a Link, ambos se entendieron sin palabras, –y tú intervención no pudo haber llegado en mejor momento, –comentó Zelda, ambos se voltearon a verla, –¿A qué te refieres?, –preguntó Midna con la duda escrita en el rostro, –¿Por qué no se lo cuentas tú Link?, –pidió ella, las dos chicas lo miraron, él bajó la vista, respiró profundamente una vez y finalmente le relató a Midna lo sucedido la noche anterior, la segunda vez fue más difícil, el chico tuvo que detenerse en un par de ocasiones para recuperar el control de sí mismo, Midna lo miraba con la misma expresión de horror y tristeza que Zelda aquella misma mañana, ella también lo abrazó, –de verdad lo lamento, –le susurró al oído, –te ayudaré en todo lo que pueda, –prometió, los dos se sonrieron mirándose a los ojos.

Los tres se encontraban en la biblioteca pues querían mostrarle a Midna lo que habían averiguado, –lamentó decirles que mi gente o al menos nuestros ancestros, mejor conocidos por ustedes como “los intrusos” fueron los responsables de la creación de la máscara de Majora, son la tribu que menciona el texto, –explicó ella, –y por consiguiente fueron los responsables de la creación de la Fiera Deidad, –aquella explicación tomó por sorpresa a los dos jóvenes, –entonces, ¿Crees que fue un Twili quién creo ésa sombra?, –preguntó Link, –personalmente no lo creo, –respondió ella mientras negaba con la cabeza, –pero no niego que esto se relaciona con lo ocurrido anteriormente, –dijo Midna sin poder evitar estremecerse al recordarlo, –sólo nosotros sabemos como crear un doble sombrío de otra persona, –aclaró, –pero es una magia prohibida desde hace millones de años, –los tres se miraron entre sí, esa explicación no resolvía el misterio pero aclaraba muchas dudas.

Midna también permanecería en el castillo, al menos hasta que todo aquello se solucionase, por lo que Zelda le ofreció la habitación que estaba al lado de la de Link, esa noche el muchacho casi no pudo dormir, pues se despertaba constantemente debido a horribles pesadillas y fue sólo hasta pasadas las dos de la madrugada cuando finalmente el cansancio lo venció.

La Ira de un DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora