Capítulo 9: Tortura

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Link y Zelda se encontraban en el Cementerio de Kakariko,

el chico hubiera querido ir solo pero su amiga había insistido en acompañarlo, él observaba las tumbas dónde descansaban sus padres y su hermana, –desearía estar con ellos, –pensó lleno de culpa y remordimiento, –o por lo menos pedirles perdón, –c...

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el chico hubiera querido ir solo pero su amiga había insistido en acompañarlo, él observaba las tumbas dónde descansaban sus padres y su hermana, –desearía estar con ellos, –pensó lleno de culpa y remordimiento, –o por lo menos pedirles perdón, –casi como si su amiga le hubiera leído el pensamiento le dijo, –ellos no querrían que te sintieras culpable por lo que sucedió, ellos hubieran dado su vida por ti, –le sonrió mientras le pasaba un brazo por detrás de los hombros, su amigo le devolvió la sonrisa, se quedaron en silencio unos segundos, –hay algo que quería preguntarte Link, –él la miró esperando a que hablara, –desde el otro día me di cuenta de que tu anillo tenía grabado "Amor Eterno" pero no entendí muy bien qué significaba, –le explicó ella, el chico sonrió con cierta nostalgia, se llevó una mano al pecho y sujetó el anillo apretando lo con fuerza antes de responder, –mi padre siempre nos decía que el amor es el sentimiento más hermoso pero también el más delicado, pues el amor que una persona puede llegar a sentir por otra puede ser tan fuerte como peligroso, pues hay quienes han llegado a morir, a matar o a sufrir por amor, –hizo una pausa, –y, tal y como ese amor puede ser bueno o malo también puede ser fugaz o eterno, y él siempre nos decía que el amor que sintió por mi madre desde el primer momento en que la vio y el amor que sintió al vernos a nosotros por primera vez sería eterno, –Zelda lo miraba con lágrimas en los ojos, –que hermoso, –dijo ella conmovida, –gracias por contármelo, –le agradeció, ambos volvieron a quedarse en silencio, –ya deberíamos volver, –comentó la chica mirando el cielo que se oscurecía poco a poco, –creo que quiero quedarme un poco más, –dijo él con voz seria pero a punto de quebrarse, si quieres vuelve tú, –su amiga se volteó a verlo pues había notado el cambio en su voz, pero el muchacho evitó mirarla para que ella no pudiera verle la cara, –no te preocupes, estaré bien, –le aseguró intentando sonar más convincente, aún sin voltearla a ver, la princesa dio media vuelta y salió de allí.

Link se dejó caer en donde estaba,

abrazó sus rodillas llorando sintiendo como sus lágrimas, mismas que había estado conteniendo en presencia de Zelda caían por su rostro, el lugar se encontraba completamente en silencio y el único sonido que se escuchaba eran los sollozos del much...

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abrazó sus rodillas llorando sintiendo como sus lágrimas, mismas que había estado conteniendo en presencia de Zelda caían por su rostro, el lugar se encontraba completamente en silencio y el único sonido que se escuchaba eran los sollozos del muchacho, pasado un rato, la voz de una mujer lo llamó desde la parte más sombría del cementerio, –hijo... –el chico levantó la vista secándose las lágrimas, –¿Mamá?, –preguntó mientras se levantaba mirando hacia todos lados, –¡Hijo por favor sálvame!, –suplicaba la voz desesperadamente, él corrió hasta el lugar de donde ésta procedía, el grito de su madre se dejó escuchar, el muchacho volvió a taparse los oídos, –¡Deja de esconderte!, –gritó Link con furia, –p¡Sal y enfréntame, cobarde!, –lo retó, Apolion salió de entre las sombras, –¿Qué, no soportas escuchar los últimos instantes de vida de tus seres queridos?, –preguntó con malicia, el chico lo fulminaba con la mirada con los puños apretados, –te asusta darte cuenta de que no pudiste hacer nada para salvarlos, –dijo en son de burla, –y también temes que alguna de tus amigas resulte herida o algo peor, –murmuró lo bastante alto como para que el chico lo escuchara, él abrió los ojos de par en par, ahora el enemigo conocía su debilidad, una sonrisa torcida se dibujó en el rostro de Apolion, –bueno, suficiente tortura por hoy, –dijo mientras se alejaba fundiéndose entre las sombras, Link volvió a caer de rodillas tapándose la cara con las manos profiriendo un grito de desesperación que rasgó el aire de la noche.

La Ira de un DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora