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Libro I

En la oscuridad de la noche, se escucha el sonido de suaves succiones y ligeros gemidos de un omega. La profunda voz de un alfa, libera gruñidos bajos de vez en cuando. La pareja está en una vieja pick up azul, estacionada en un callejón solitario. Llevan viéndose en secreto cerca de un mes.

–ChanYeol... Alfa... –el pequeño omega intenta escaparse de los dominantes brazos que rodean su cuerpo. Aunque quiere permanecer ahí con toda su alma, la poca razón que le queda le indica que debe ser prudente.

Están besándose en una posición incómoda. Él está sentado en el regazo de su alfa, mientras sus manos exploran su cuerpo sin parar. Es difícil mantener a un alfa a raya, una vez que ha encontrado a su pareja destinada.

–Está bien... Baek... –ChanYeol suspira frustrado, y ayuda a su omega a regresar al asiento del copiloto.

–¿Estás enojado? —pregunta BaekHyun, mientras se abotona la camisa y se arregla el cabello, mirando su reflejo en el espejo retrovisor.

—Claro que no —ChanYeol miente un poco. Sí está enojado, pero no con BaekHyun. Más bien, son las circunstancias las que lo agobian. Se muere por consumar su unión con su pareja destinada, pero aún no puede hacerlo. Debe conformarse con esas breves sesiones de besos, que poco a poco aumentan su intensidad.

Es una buena cosa que el alfa tenga un excelente autocontrol. Y también ayuda el hecho de que BaekHyun no hubiera entrado en celo desde que se conocieron. Encontrar a tu pareja destinada es algo que no se da todos los días. De hecho, son pocos los afortunados. La mayoría de los alfas y omegas, viven sus vidas sin encontrarla. Sin embargo, cuando eso llega a pasar, los omegas entran en celo casi de inmediato, y en casos muy especiales, los alfas también. Quizá, ese era el temor más grande de la pareja, porque ningún alfa dejaría que su omega viviera solo el sufrimiento del celo. Además, sería casi imposible contenerse con las feromonas de BaekHyun tan potencializadas.

—Sí estás enojado. No puedes ocultarme tus verdaderos sentimientos —dice el omega, sintiéndose un poco orgulloso. Desde que se encontraron por primera vez, su conexión única se activó. Aunque no ha alcanzado la intensidad máxima que llega cuando consuman la unión con una mordida, ambos ya son capaces de intuir los sentimientos del otro.

—Bien. –ChanYeol suspira en el asiento del conductor, mientras enciende el motor—. Tienes a tu alfa caliente por ti. Quiero enterrar mi polla en tu trasero tan profundo como sea posible. Hemos estado viéndonos por un mes, y sólo me dejas besarte. Llego a casa cada noche, y me masturbo hasta cansarme, pensando en ti, en tu olor, en tu calor, en tu cuerpo. ¡Sí, demonios! ¡Claro que estoy enojado!... Pero, no es contigo.

BaekHyun se sonroja al instante. Las palabras de su alfa lo hacen sentir avergonzado y... excitado. Porque también puede sentir ese deseo incontrolable. Y entiende lo frustrante que es no poder satisfacerlo.

–Lo siento —musita el omega.

—No, cariño. No tienes que disculparte. Entiendo tus razones y puedo esperar a que estés listo. No quiero que nuestro vínculo sea una presión para ti. Yo sólo... Sólo quiero que seas feliz. Quiero que ambos lo seamos –ChanYeol acaricia el rostro de su omega, le regala una sonrisa breve, antes de echar a andar la camioneta—. Te llevaré a casa. Tu padre debe estar preocupado. Hemos tardado más de lo normal.

—Cada vez es más difícil estar alejado de ti —confiesa BaekHyun, tomando la mano de ChanYeol para besarla, antes de dejarla ir—. Yo también te deseo mucho. Pero, no quiero que lo hagamos hasta que las cosas se solucionen con mi padre.

—Lo sé, mi amor, lo sé.

La camioneta azul emprendió la marcha. La casa de BaekHyun estaba a un par de calles de allí. Su padre lo esperaba ansioso, pensando que había ido a la biblioteca para trabajar en el extenso ensayo que ya le ha tomado cerca de un mes. Que equivocado estaba aquel pobre hombre. Si supiera que su hijo estaba haciendo lo único que le prohibió hacer.

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