☾ 3 ☽

670 76 5
                                    


ChanYeol suspiró. Quizá, era la quinta vez que lo hacía en un lapso de seis minutos. Estaba molesto, frustrado, preocupado e, incluso, un poco asustado. Había pasado tres días sin ver a BaekHyun, así que no podía contener mucho los sentimientos primigenios que afloraban en su naturaleza alfa. Era así, cuando la pareja destinada pasaba demasiado tiempo separada, las necesidades de su corazón y de su cuerpo, se intensificaban casi incontrolablemente. Por eso, cuando uno de los dos moría, el otro le seguía poco después. Era imposible permanecer separados por mucho, una falla obvia en el proceso de su evolución.

Estacionó la camioneta en el callejón de siempre y esperó. Podía sentir a BaekHyun cerca, podía olerlo, hacía que cada fibra de su ser vibrara con deseo y con el más puro e intenso amor. Sus ojos escudriñaban la calle, expectantes, como si buscaran la luz que iluminaría todo el universo.

Y, apareció.

El corazón del alfa se agitó, cuando su omega dio la vuelta a la esquina. Tenía sus delicadas manos escondidas bajo las mangas de su abrigo. Su cabello rubio parecía flotar en el aire. Estaba corriendo, BaekHyun corría hacia él.

ChanYeol no pudo quitarle los ojos de encima, cuando subió apresurado a la camioneta. Las mejillas enrojecidas por el ejercicio, enmarcaban a la perfección su preciosa sonrisa. Sus pequeños ojos brillaban intensamente, como si guardaran toda la alegría del mundo. Y es que, ChanYeol pudo sentirlo, su omega estaba feliz de verlo.

Sin embargo, no tuvo tiempo de decir o hacer algo, porque BaekHyun se abalanzó sobre él. Lo siguiente que supo, fue que tenía los dulces y cálidos labios del muchacho sobre los suyos.

Era, justamente, lo que ambos necesitaban. La vida regresó a ellos en ese beso. El mundo a su alrededor se llenó de colores otra vez, sus pulmones se hincharon con el precioso oxígeno que emanaba de la compañía mutua. ChanYeol no tardó en acunar el rostro de su omega con ambas manos, mientras bebía la energía vital de sus labios. BaekHyun, por su parte, se movía ansioso en su asiento, porque quería subir al regazo de su alfa, quería sentirlo tan cerca como fuera posible.

—¿Sigues enojado conmigo? —preguntó el rubio, acomodándose torpemente en el regazo de ChanYeol. Era incómodo, por el volante y la posición, pero el alfa lo envolvió con sus brazos, tratando de ayudarlo.

—No estoy enojado —replicó el más alto, acariciando con ternura su rostro. Sus ojos no podían dejar de mirarlo. Era un hecho extraño, porque le parecía más lindo cada vez. Quizá, era sólo la emoción de verlo de nuevo.

—Eso es lo que dices, pero sé que mientes. Si no estuvieras enojado, no me hubieras abandonado todos estos días.

—No te abandoné, cariño. Sólo tuve mucho trabajo y...

—Y nada. Admítelo de una vez —Los humedecidos labios del omega formaron un puchero. ChanYeol pensó que podía morir de ternura.

—Bien. Estaba enojado. Sólo imaginarte en una cita con alguien más, me saca de quicio —los dedos del alfa acariciaron de nuevo los mechones rubios de BaekHyun, mientras lo miraba con adoración—. Pero, no te abandoné. Sólo me concentré en el trabajo estos días. No quería proyectar en ti mi descontento, no quería que peleáramos.

—Sabías las circunstancias. No hay razón para que te enojes... Soy todo tuyo —replicó el omega, en un tono dulce.

—No lo eres aún —la voz grave de ChanYeol sonó triste.

—Pronto lo seré. De hecho, más pronto de lo que imaginas. MiSuk y yo tenemos un plan.

—¿MiSuk? —ChanYeol frunció el ceño.

Forever Donde viven las historias. Descúbrelo ahora