☾ 6 ☽

509 72 3
                                    


ChanYeol estaba preparando un poco de mezcla, para resanar los muros de la cochera. La señora Oh se encontraba muy satisfecha, porque estaba quedando perfecto.

—¿De verdad quedará lista para fin de mes? —la señora Oh llegó, cargando una bandeja de plástico, en la cual llevaba una jarra de limonada fría y un par de vasos—. Ven a descansar un poco, hijo.

ChanYeol sonrió al verla entrar a la cochera, se limpió las manos en su viejo pantalón de trabajo y corrió para ayudarla con la bandeja. La colocó sobre una vieja mesa de metal, luego ambos se sentaron en las sillas de plástico que ella guardaba ahí.

La señora Oh era una anciana muy dulce y algo pícara. Había quedado viuda un par de años atrás, no tenía hijos o nietos. Lo único que ChanYeol sabía, era que lo había intentado durante toda su vida fértil, pero nunca lo logró. Era un problema muy común entre los betas, una secuela de la epidemia. Ahora, la mujer estaba sola. El alfa tenía una simpatía muy profunda por ella. Después de todo, él era un chico sin madre y ella una mujer sin hijos.

—Quizá lo termine antes. He desechado a todos mis clientes. Les dije: "No trabajaré para nadie más. Mi prioridad es la señora Oh y su cochera." —el chico uso sus recién descubiertas habilidades actorales, para hacerla reír. Y funcionó.

—¡Ah, qué muchacho! —la anciana soltó una carcajada, mientras servía la limonada en los vasos—. Quiero convertir este lugar en una habitación y rentarla a alguna linda estudiante de intercambio. Después de todo, no tengo un auto para estacionarlo aquí.

—¿No sabe manejar? —preguntó ChanYeol, tomando su vaso.

—Sí. Pero, no me gusta hacerlo. Ya estoy muy vieja para eso, podría terminar matando a muchas personas. Aunque, quizá no sería un accidente —la anciana se echó a reír otra vez. ChanYeol casi escupe la limonada.

—Bueno, si necesita ir a algún lugar, yo puedo llevarla —ofreció, luego de tragar el líquido frío—. Sin matar a nadie, claro.

—¿Quieres llevarme en ese cacharro? ¡Ni lo mande Dios!

—Oiga, es una gran camioneta —rio el alfa.

—Hijo, se está deshaciendo. Ya es hora de que vayas comprando un auto nuevo. Y más aún, si piensas tener familia pronto.

ChanYeol pudo sentir cómo se sonrojaba. Era verdad, después de todo, sí quería tener una familia con BaekHyun. Desde que lo conoció, la ilusión de tener a un par de cachorros corriendo a su alrededor, siempre era vívida en su mente.

—Las cosas son difíciles ahora, pero en un futuro así será, estoy seguro.

—Yo seré la madrina —la anciana sonrió y palmeó la rodilla del muchacho.

—Delo por hecho. Será un honor.

—¡Oh, sí! Voy a consentir mucho a esos chiquillos.

***

BaekHyun se sentía mucho mejor. Aunque su cuerpo se sentía extraño a causa de los supresores, el dolor del celo se había ido, al igual que el calor. Estaba algo cansado, pero ya estaba fuera de la cama. Había pasado la mañana trabajando en algunos bosquejos para su próxima escultura. Se sentía profundamente inspirado en ChanYeol.

—Hijo, llamaré al trabajo para...

—¡Papá! Ya te dije que estoy bien. Debes ir a la oficina —BaekHyun puso el cuaderno sobre la cama, para ocultar el sugerente bosquejo—. Ya tomaste tres días de descanso. Los supresores han hecho su trabajo, el doctor Kim lo dijo.

Forever Donde viven las historias. Descúbrelo ahora