Capítulo 1 - Petricor

17.8K 2K 868
                                    

La lluvia estremecía los árboles con crueldad y la oscuridad que rodeaba la propiedad era interrumpida por los estrepitosos truenos que alumbraban intermitentes con luz cegadora. La pluma se deslizó dejando a su paso curvas de tinta negra, generando un sonido arrastrado apenas perceptible entre el repiqueteo de la feroz tormenta.

En aquel despacho oscuro un hombre expresaba sus más profundos sentimientos en un pergamino. La luz de un pequeño candelabro era su única compañía al igual que los viejos libros organizados en los estantes a su alrededor, rodeándolo de aquel aroma a libro nuevo, viejo y tinta más el petricor de la lluvia que se filtraba por la ventana.

Fué entonces que el picaporte dorado de la puerta de madera oscura se giró con suavidad, la puerta se abrió con lentitud y una mano perlada apareció sosteniendo un candelabro dorado con tres velas.

Y mientras la luz era acompañada de una sonrisa torcida, él coronel Kim Namjoon con el corazón acelerado, la respiración inestable y la esperanza floreciendo en su pecho, recordó como había iniciado todo mientras veía, estupefacto y casi al borde de las lágrimas, quién ingresaba por la puerta.

—¿Puedo acompañarte?.

La sonrisa de Namjoon se extendió tanto que dos hoyuelos se formaron en sus mejillas al escuchar la melodiosa voz que le había hablado

Y así fué como inició...

Rainism - 1946"Porqué tú voz fué mi primer consuelo"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rainism - 1946
"Porqué tú voz fué mi primer consuelo"

En una tarde lluviosa, las teclas de un precioso piano color negro emitían una melodía triste y melancólica, misma que hacía eco en la inmensa oscuridad, en las sombras y en los altos y elevados techos de una arquitectura gótica. La luz vacilaba y era casi inexistente en las delgadas velas de los enormes candelabros que brillaban en el techo, solo conmovida por la triste sonata que brotaba tan desolada que incluso las flores del jarrón se habían marchitado.

Ahí, en la soledad de aquel salón hermoso y frío, un hombre tocaba el piano. Tenía los dedos largos, las manos duras, el traje y las botas pulcras y el cabello oscuro peinado hacía atrás con un rebelde cadejo oscilando en la frente.

Pero en su rostro, una cicatriz con forma de cruz en la mejilla izquierda, deformaba su tersa piel. Sin embargo distaba de ser la única, pues justo debajo de ella, desde el centro del mentón hasta la comisura izquierda de sus labios, había otra más como un rasguño fino. Finalmente, desde el centro de su frente hasta la esquina de su ceja izquierda, una tercer cicatriz con algunas bifurcaciones, completaba el trío de terribles marcas que se posaban infames en el rostro atractivo y serio del coronel Kim Namjoon. Y quizás, lo más terrible era que en su cuerpo, más de aquellas cicatrices marcaban su piel como raíces de un árbol que jamás se irían.

Sus ojos como galaxias oscuras carecían de toda felicidad. Su ceño fruncido los dotaba de expresiones atemorizantes, mientras que la perfecta línea que formaban sus labios apretados, daba paso a una evidente mueca que desde hace bastante tiempo no se iba.

Lonely - [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora