Capítulo 13 - De donceles y balcones

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El mundo era oscuro, pero en los mínimos momentos de felicidad, era de colores.

Al menos eso pensaba Seokjin mientras estaba apoyado contra un robusto roble de un precioso árbol que de alguna manera, le recordaba al primer encuentro que tuvo con Namjoon bajo un sicomoro.

Respiraba profundo el aroma de un bosque tranquilo, ajeno a la sangre y la muerte que lo circundaba. Entre sus piernas y apoyado contra su pecho se encontraba Namjoon, su rostro jamás había mantenido una expresión tan serena como la que tenía en ese momento con sus ojos cerrados, su cabeza siendo acariciada por los dedos largos de Seokjin y su oído izquierdo escuchando los latidos de su corazón.

Aquella expresión de profundo dolor y desesperación se había ido, parecía tranquilo y sus manos morenas y bonitas se mantenían apretadas en su muslo izquierdo con apego.

Seokjin incluso tarareaba suavemente mientras recorría los mechones de cabello de Namjoon, ambos con aquellas pesadas armaduras que incluso parecían un insulto contra la preciosa vegetación tan delicada que les brindaba refugio.

Con letargo Namjoon abrió sus ojos poco a poco, Seokjin se encontró observando la forma de sus parpados, de sus cejas, la curva de su nariz y se permitió descender sus dedos por su nuca y su cuello.

Namjoon no rechisto, al contrario, inclinó su cabeza con suavidad hasta que ambos se estaban mirando con un cariño que parecía ser infinito.

—Vendrán a buscarnos en cualquier momento. —El ceño fruncido regresaba al rostro del coronel, sus pensamientos que lo atormentaban parecían renacer ahora que había decidido abrir sus ojos y ser consciente de los problemas que no daban espera.

Jin deslizó su pulgar sobre aquella molesta marca en la frente de Namjoon y asintió con una sonrisa. Él coronel parpadeo, luciendo confundido ante aquella serenidad que expresaba él doncel.

—¿Puedo saber porque no pareces preocupado?.

—¿Por qué habría de estarlo? —Seokjin sonrió ampliamente y sus ojos parecían mirarlo con tanta ternura y tanto sentimiento que quizás podría llorar ante el estupefacto moreno, quien se encontró temblando de regocijo por ser el objetivo de aquella mirada.

—Bueno… Somos enemigos.

—¿Lo somos? —Seokjin ladeo la cabeza con su ceja derecha estirándose hasta formar un arco acusador. —Porque hasta donde sé, jamás me atrevería a lastimar uno solo de tus cabellos.

—No me refiero a eso. —Namjoon atrapó entre sus manos la diestra de Seokjin y besó su dorso a modo de disculpa. —Quiero decir que tú eres el líder de los rebeldes.

—No lo soy. —Seokjin se inclinó y comenzó a dejar besos húmedos y suaves en su frente, recorriendo después los costados de sus ojos.

—¿Uh? —Namjoon parpadeo borracho del cariño recibido y su rostro resulto adorable para Seokjin, sus ojos abiertos como un cachorro esperando que todo fuera postrado a sus pies mientras él solo actuaba de forma linda.

—Solo seguí toda esta tontería con la esperanza de verte, eres todo lo que me importa Namjoon y ahora que te he encontrado, nada más tiene sentido para mí. —Confeso como si estuviera hablando del clima.

—Pero…tus hombres-

—No son mis hombres, mi único hombre eres tú. Ellos son los soldados de mis padres, jamás estuve de acuerdo con esta guerra y no es justo que ahora yo deba pagar por los pecados de otros. Antes de que yo me viera involucrado en esto, te había conocido y según recuerdo solo pensaba en ti. Eres mi prioridad, siempre lo has sido.

Dudo unos segundos ladeando la boca y Namjoon odiaba admitir que por un momento se encontró celoso y mirándolo ceñudo, preguntándose porque dudaba.

Lonely - [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora