Capítulo 5 - Planes

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La puerta fue abierta y antes de que Hoseok desprendiera su abrigo y lo colocará en el perchero, unos pasos apresurados y pesados resonaron en el segundo piso.

Hoseok sonrió de lado con el conocimiento de quién era el autor de semejante algarabía. Apretó entre sus dedos la punta de su guante, justo en su dedo medio y se lo quito, prosiguiendo con el otro mientras las mucamas (la señorita Solar y la señorita Monbyul), reían divertidas con la situación que se había estado presentando desde que él amo había regresado hace siete días de la casa de Kim Seokjin.

Ayudaron a Hoseok con su abrigo justo cuando el mayordomo abrió sus ojos en demasía, al ver a su amo bajando las escaleras con rapidez. —¡Cuidado!

Los pies que tropezaban con los últimos escalones de dos en dos, pertenecían al respetado coronel que en ese instante, portando solo una enorme bata para dormir y el cabello desordenado, se acercaba a bruscos y torpes tropezones.

—¡¿Señor Kim se encuentra bien?!

—¡¿Donde está?!

—¡Señor Kim!

—¡¿Donde está?! ¡Te ordenó que me la des! —El respetado coronel parecía más un niño corriendo como un cachorro alrededor de Hoseok, estirando sus manos hacia sus bolsillos en busca de una carta.

—¡Por favor coronel, comportese! — Al conocerlo durante tantos años, Hoseok se tomó el atrevimiento de reprenderlo.

Namjoon se detuvo de inmediato y sus ojos furiosos se tornaron tristes. —No me escribió ¿Verdad?.

Sintiendo su corazón doler por la tristeza de su amo, Hoseok suspiro y buscando en los bolsillos de su abrigo, sujetó la pequeña carta doblada con cuidado y se la extendió. —El señor Seokjin le ha enviado una carta.

Los ojos de Namjoon brillaron como dos faros en una noche oscura. Una sonrisa que tantos años había permanecido oculta, ahora se estiraba brillantemente. Hoseok sintió su corazón cálido, hace tanto no veía esa sonrisa en el coronel.

Namjoon subió corriendo de nuevo las escaleras tropezando con el último escalón. Hoseok le gritó que tuviera cuidado y Namjoon movió su mano quitándole importancia.

Al llegar a su habitación, comprendida por una cama amplia con una sabana fina y cara de color azul oscuro, un pequeño escritorio de madera, filas de pergaminos y un baúl lleno de libros, se dispuso a leerla como si fuera su más preciado tesoro.

Se sentó frente a su amplio ventanal y como si fuera una flor delicada, poco a poco desdoblo la carta. La letra de Seokjin no era la más refinada, sus trazos temblaban un poco y los círculos eran algo desiguales, siendo evidente que no había participado de una educación para los aristócratas, pero aún así acarició con sus dedos la letra pensando que era la más bonita que había visto.

Querido Namjoon:

El papel pergamino lo he colocado en mi mesita frente a la ventana, de esa manera puedo pensar en tí cada vez que debo trabajar en las cuentas de la panadería, pues me siento y estreno mi bonita pluma y tintero, aquellos que me has regalado.

Cuando me siento ahí y respiro profundamente el aire húmedo, me acuerdo del día en que nos conocimos. Lo que quiero decir es que, de alguna forma, mi escritorio ahora es como un recordatorio de tu presencia en mi vida y no puedo evitar sentirme feliz por ello.

Ha pasado una semana pero he tenido la necesidad de escribirte porque me place pensarte y destinarte mis pensamientos. ¿Como estás? ¿Hoseok está bien? ¿Manchas ha ensuciado tú alfombra de nuevo?

Lonely - [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora