Day One: H

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Sentía como la adrenalina recorría su cuerpo a una velocidad increíble, sus ojos observaron alrededor en busca de un escondite. Pero los pasos se acercaban cada vez mas, lentamente, de manera tenebrosa.

Quería gritar, pero se había quedado sin voz, quería moverse, pero su cuerpo no respondía a sus ordenes.

Divisó entonces, un espacio donde podría esconderse fácilmente, dentro de una portezuela de un gabinete que servía como mesa, donde posaban encima infinidad de plantas y flores en macetas coloridas.

Rápidamente se metió dentro de este y cerró la pequeña puerta, conteniendo su acelerada respiración, y evitando hacer cualquier tipo de ruido que le delatara.

Entonces, los pasos se detuvieron, justo en la entrada de la sala, pudo sentir una respiración a lo lejos, calmada, serena, como si alguien estuviese recorriendo la habitación con la mirada.

El joven cubrió sus labios con sus manos, para guardar absoluto silencio, mientras escuchaba los pasos entrar a la sala de estar, y acercarse al librero donde había dejado su espantoso desorden.

Los pasos se detuvieron de nuevo en seco, frente al librero, se escuchaban unas manos suaves tocando las gruesas portadas de los libros con calma y colocándolos en su sitio nuevamente, como si fuese cosa de todos los días.

La curiosidad del joven fue tal, que decidió asomar su ojo por la pequeña abertura de la portezuela, desde donde pudo percibir unos zapatos color azul oscuro, y lazos blancos al igual que las suelas de los zapatos.

Eran tenis extremadamente limpios, que llegaban a la altura de unos tobillos cubiertos con un pantalón azul claro, el joven reconoció el logo de la marca al instante, aquellos zapatos eran marca converse, el tenia puestos unos prácticamente idénticos, pero de color negro....

Inevitablemente, una de las plantas que se encontraban sobre la mesa de su escondite, cayó ruidosamente al suelo, rompiendo así la pequeña maceta en miles de pedazos.

Tanto el joven como la persona desconocida, se sobresaltaron del susto, contemplando la pobre e indefensa planta tirada sobre el suelo.

Los pasos se dirigieron entonces, hacia el escondite, lo que provocó la tensión mas fuerte que el joven jamás había sentido. Un escalofrío que recorría su cuerpo le hizo quedarse quieto, sin moverse un solo centímetro, tenia mucho miedo, de que le sucediera algo, de que estuviera en peligro.

La persona se arrodilló en el suelo frente a la planta, quedándose en silencio, para después tomarla entre sus manos con delicadeza. Eran unas manos delgadas y realmente delicadas, como si hubieran tenido el mas cuidadoso uso en un largo tiempo, y que al tocar la planta, parecía que aquellos dedos cuidaban no dañar las verdes hojas, como si se tratase de cristal fino.

Podía divisarse también, un suéter con líneas de colores, en dirección horizontal y de mangas largas hasta las muñecas, parecía estar hecho de algodón y mas tela suave. Desde color tinto, hasta verde, amarillo y azul.

Si quisiera, el chico podría levantar su mirada y contemplar el rostro de quien tenia en frente, pero, no se atrevía a hacerlo, su miedo había llegado a un punto en el que, ya no podría hacer las funciones normales de un ser humano, tener a un desconocido tan cerca, y siendo tan fácil de descubrir, le hacia pensar que quería desaparecer.

La persona se puso de pie, depositando la flor sobre la mesa con delicadeza, para después volver al suelo, y recoger los pedazos filosos y pequeños de la ya destruida maceta, con tal cuidado que seguía sorprendiendo al joven.

Los pedazos rotos fueron depositados sobre la misma mesa. Entonces, lo menos deseado sucedió, el desconocido, el cual definitivamente era un masculino, se estremeció y congeló al notar la presencia del joven.

ABANDONADOS (ENHYPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora