Los dos chicos despertaron casi al mismo tiempo. Harry estaba sobre Louis así que rieron nerviosos.
–Buenos días dormilón –la voz gruesa del castaño invadió los oídos de Harry.
–Mhm –sonrió de lado.
–Dame un besito –extendió sus labios como patito.
–No, me dan asco los besos mañaneros –se levantó del torso de Louis y camino al baño encontrándose con el cepillo que utilizó lo última vez que fue a casa de Louis.
Se cepillo lo dientes para después escupir la pasta dental al final.
–Voy por algo de desayunar –habló el rizado y salió a la escalera, bajo hasta la cocina.
No encontró a nadie así que abrió el refrigerador, no encontró nada. En la mesa había una caja de pizza y sonrió satisfecho.
La abrió un poco notando que solo habían cuatro pedazos.
–¡Tomlinson! –gritó para que Louis lo escuchará.
–¿Qué paso? –bajó las escaleras y se puso frente a el.
–Solo hay esto de comer –señaló la caja de pizza.
–Pues si quieres podemos ir a un restaurante –alzó los hombros.
–No tengo dinero –hizo un puchero.
–¿Y?.
–Pues no tengo con qué pagar –habló con obviedad.
–¿Quién te dijo que tu ibas a pagar?, yo te invito Styles –le dio un pequeño beso y el sabor a menta llego rápido.
–¿En serio? –dio pequeños brincos.
–Si, pero ve a cambiarte puedes ponerte cualquier cosa mía o de mi hermana –el rizado camino a la escalera pero antes de que pudiera moverse sintió un azote en su trasero.
Subio las escaleras y fue al cuarto de Louis pensó que tal vez podría vestirse como el.
Se cambió y ahora tenía puesto una camiseta negra y sin mangas, pantalones grises rasgados y convers negros.
–Sty... –entró al cuarto quedándose boquiabierto al ver lo precioso que se veía Harry.
–¿Cómo me veo? –hizo algunas poses.
–Te ves jodidamente hermoso –lo agarró de la cintura acercandolo a el.
–Me voy a sonrojar –abrazo a Louis del cuello.
Louis atrapó los labios de Harry con los suyos, por un tiempo ninguno de los dos se movieron pero el castaño se movió lentamente haciendo que Harry le siguiera los movimientos. El ojiazul adentró su lengua a la boca de Harry. Los roces de los dos subieron con intensidad.
–Hay que ir a comer –Harry se separó de Louis.
–Perdón me emocioné –reía un poco.
[...]
El restaurante era lindo y muy casual. La verdad Harry se sentía muy cómodo yendo a ese tipo de restaurante y más si era con Louis.
Se les acercó una mesera.
–Hola buenas tardes ¿qué desean ordenar? –sacó una pequeña libreta y una pluma.
–Yo quisiera una limonada para tomar y de comer una hamburguesa con extra queso –el ojiazul veía el menú mientras hablaba.
–Perfecto ¿usted qué desea ordenar? –tenía la típica sonrisa que tenían todos los meseros.
–Un agua de naranja y una hamburguesa de pollo –hizo una pequeña pausa entre cerrando los ojitos– Oh y papitas extras –hablaba expresivamente.