Corría y corría para alcanzar llegar a clases, sus piernas dolían en demasía por que también había llegado corriendo desde su casa. Mierda, no volvería a quedarse hasta las 5 am jugando con Jungkook. El maldito lo había convencido de que jueguen sólo una partida a las 11 y luego de esa vino otra y otra y otra y otra y terminó durmiendo solo una hora y media por lo que también tenía grandes ojeras, sentía sus ojos muy pesados.
—¡Profesor Won, no! Espere, usted sabe que de todas las materias sólo soy responsable con la suya, déjeme pasar ésta vez.– habló frente al hombre que lo miraba con la puerta a punto de rozar con el umbral de ésta. Miró a menor detrás de sus lentes de pasta gris y sonriendo cínicamente, la cerró con fuerza.
—¡Seokjinnie!– escuchó una voz a lo lejos, volteó y su único amigo venía corriendo hacia él desde la punta del pasillo vacío porque eran los únicos irresponsables que se saltaban clases.
—Mark, ¿qué haces...? Ah cierto, tú siempre faltas, claro.– asintió apretando los labios, el chico enfrente suyo sonrió luego de una risita casi sin abrir la boca. Soltó su mochila en el piso y estiró sus articulaciones exageradamente presumiendo que le iba bien en clases de yoga, a lo que Seokjin bufó por su egocentrismo obvio ya que él no podía ni tocar las puntas de sus pies.– Presumido.
—¿Yo? ¿Presumido? El burro hablando de orejas.
—Basta.– volteó los ojos, el otro rió sonoramente.– Vamos.– tomó las mochilas en el suelo de ambos y cargandolas en sus anchos hombros como siempre, avanzó con su travieso amigo siguiéndolo con una sonrisa hablándole de cualquier estupidez de la que los dos reían con estruendo, siendo regañados por varios maestros desde el interior de las aulas cuando pasaban por todos los pasillos, lo que los hacia reír más pero ahora bajo.
—¿Irás a la fiesta de Jeong In la otra semana?
—No lo sé, quizás no. Sabes que no les gusta tenerme en esas porquerías por mí mala fama.– resopló pateando una piedrita en el camino haciéndola rebotar como una rana más lejos.
—Bueno, así como pateaste a esa indefensa piedra, deberías hacerlo con todos ellos. No valen la pena si sólo te miran mal, después de todo sólo son miradas, no se atreven a tocarte y lo sabes.
Jin sonrió.— Tienes razón.
—Siempre la t-
—La tienes, lo sé.– rió melodeando su peculiar risa con la contraria que lo siguió hasta que algo llamó su atención haciéndolo frenar a medio pasillo.– ¿Escuchas eso?
—¿Eh? ¿El qué?– lo miró confundido parando también su paso.
—Ven, vamos.– tomó su muñeca y lo arrastró hasta otro pasillo mientras el chico de hebras negras estaba más que confundido y hasta expentante de lo que su amigo con el ceño fruncido había escuchado. Bueno, o Jin tenía un oído supersónico y era superhéroe y no se lo había dicho, o él estaba medio sordo. O las dos.
—Es hermoso. Bueno, sólo yo lo puedo apreciar de ésta manera con ésta intensidad pero... todos deberían hacerlo.
—¿Quién carajos es y porqué le habla a la nada?– Mark habló susurrando a su lado mientras estaban asomados en el principio del único pasillo descubierto del gran instituto, viendo cómo un chico rondeando su edad, que no habían visto, antes estaba apoyado de brazos en el barandal, hablando a la nada mientras miraba arriba al cielo.
—No lo sé pero... parece lindo.
El contrario lo miró, Seokjin sonreía viendo a su dirección embobado.
—¿Jin? ¿Seokjin?– batió su mano frente al chico y viendo que no reaccionaba, decidió intentar algo más.– ¡Jin!
—¡Ah! ¡¿Por qué me nalgeaste?!– reaccionó al fin, viendo con indignación y enojo al pelinegro ahora asustado, que decidió defenderse con más gritos.
—¡No reaccionabas!
—¡Pero hubieras sólo gritado o me hubieras pellizcado!
—¡Igual me hubieras pegado!
—¡Pero hubiera sido mejor!
—¡Bueno!
—¿¡Por qué gritas!?
—¡Por que tú también gritas!
Se quedaron callados mirándose serios, pero se dieron cuenta al poco rato de lo que habían hecho y rieron. Entonces, Jin recordó al chico que habían visto y frenó su risa. Oh no, ya hicieron el ridículo y ni se conocían.
Levantó su mirada siendo seguido por el otro, el peliblanco de lentes brillantes los miraba desde su posición confundido. Al ver que los otros dos lo miraban, sus mejillas sonrosaron e hipando se alejó de ahí con prisa y cierto temor incluído. A continuación de eso el timbre resonó avisando a todos los alumnos que el receso había empezado, sinónimo de escuchar muchos murmullos, pasos, risas y hasta gritos en cada pasillo del enorme lugar.
—¿Mark hyung? ¿Jin hyung? ¿Qué diablos hacen en el piso?
Los chicos volvieron a levantar la mirada, encontrándose con Jimin, unos de sus amigos que no andaba con ellos ya que él tenía su propio grupo pero, a veces hablaban y se llevaban bastante bien los tres.
Seokjin lo conoció en clase de ciencias, dónde les tocó juntos, haciendo algún experimento que terminó en catástrofe y castigo después del día escolar. Hablaron toda la tarde en el castigo ya que el profesor que los "vigilaría" al parecer no sabía y llegó cinco minutos antes de que termine la hora; luego le presentó a Mark y desde entonces a veces se reúnen o charlan en los recesos sobre cualquier tontería o se ayudan en algunas clases.
Pero, en definitiva Park era un buen chico, deseado por todo el instituto pero un buen chico.—Oh, nosotros... uhm, nosotros...
—Es que a Seokjin se le salió el piercing de la tetilla.
Jimin abrió los ojos aún que no le sorprendía tanto, sólo que ahí ya le habían quitado millones de veces a Seokjin sus aritos que también tenía por la cara y orejas, así que Park se preocupó de que lo descubrieran aún que no se notara. Además, era... en un lugar peculiar.
Pero, demasiado pasaba en detención ese chico como para que arruine la primer semana que comenzó limpia el lunes y martes sin nada.—¿Tienes un piercing allí, hyung?
—Claro que no.– gruñó y pegó el brazo de su mejor amigo con algo de fuerza sacando un quejido de éste quien se sobó la zona a continuación.– Fué el arito de la oreja. Si.
—Oh ya veo.– sonrió achicando sus tiernos ojitos y los mayores suspiraron por dentro. Porque el rubio además de ser buen chico y todo, no se negaba que sabía cómo esparcir los mejores chismes por todos lados y sin duda el que al chico malo le guste alguien era uno de esos buenos.– Bueno, me voy. Disfruten el día.– se retiró corriendo hacia otro pasillo con su angelical sonrisa deslumbrando a todo el que lo viera, y por fin pudieron respirar parándose y sacudiendo sus prendas apoyadas en el piso.
—Eso estuvo cerca. Ese niño podría contarle a veces hasta al presidente de ese tipo de chismes jugosos.
—Lo sé.
—Jin...
—¿Qué?
—Tú... digo, ¿te pareció de verdad lindo ese chico? Es decir jamás habías dicho eso de alguien desde... ya sabes.– habló bajo, acercando sus labios al oído de éste.
El de hebras moradas bajó la mirada, pensativo de lo que vaya a decir.—No lo sé Markie.
Y realmente no lo sabía. Sí, le pareció lindo pero... no quería que sus sentimientos pasara más de ese pensamiento. Literalmente el "parece lindo", salió de sus labios automáticamente como si estuviera programado como una máquina, no lo midió pero definitivamente no quería volver a pensar en eso, aún que no puedes controlar al corazón.
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¿beauty? © namjin
FanfictionSeokjin se prometió ser duro y no volver a confiar en el amor luego de haber sido tan lastimado, sin embargo, aquél tierno y peliblanco chico inteligente, voltearía su mundo e ideas de un día para otro. Namjoon amaba el cielo, y Seokjin lo amaba a...