Epílogo: Look the sky, Beauty

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El cielo es hermoso. No importa desde dónde lo veas, cómo lo veas, a qué hora o momento lo veas, o con quién lo veas. Es una divinidad, un cuadro arriba de nuestras cabezas; quizás para algunos transmite muchas cosas, otras personas pueden pensar, bah solo es el cielo, lo ves todos los días; pero va más allá de lo que se cree es, los ángulos, los astros en él, nubes, estrellas, todo brilla y lo decora para que, de cierto modo sea agradable a la vista. Por ejemplo el ver cómo el sol por la mañana temprano tinta sombreadamente de rosa las nubes presentes o al atardecer incluso de naranjas, grises o amarillos.

Además de dar calma y satisfacción cuándo se lo ve en algún agradable punto del día, mientras el sol no queme el rostro u ojos.
Es algo que podemos apreciar y sino, deberíamos tomar el tiempo de hacerlo. Pero, no es obligación, claro; de hecho el cielo es mucho más que tintes de colores arriba, tómalo cómo quieras.

Y, así como Namjoon admiraba el cielo con esas tonalidades cálidas o frías y texturas intocables, Seokjin lo admiraba a él, y aquello que el muchacho sentía al mirar el cielo, era lo que el otro sentía al verlo a él.
Calidez, sensación de hogar, protección, y porsupuesto, amor y cariño.
Seokjin lo admiraba, desde que lo conoció a medias, se permitía admirarlo, que no era lo mismo que mirarlo. Él no lo miraba, él lo apreciaba. Justo como Namjoon apreciaba el cielo, rosa, naranja, celeste, blanquecino, gris, oscuro, radiante, no importaba cómo, él lo admiraba. Y exactamente así era como el pelimorado lo miraba a él, sin que exactamente supiera, jamás le importó cómo se viera Namjoon durante los días, sus texturas y calidez similaban al de arriba, intocables para Seokjin hasta cierto punto.
Lo miraba y apreciaba como si fuera esa única rosa roja floreciendo en medio de tanta nieve y frío, aquella planta fuerte en medio de tanta maleza, o tal vez un ave miserable flotando sobre el inmenso cielo que no duplicaba su tamaño, que sólo volaba sin importarle cuán grande sea el cielo o cuántas nubes pudieran taparlo, volaba entre medio de todo eso cómo si existiera solo y eso era bueno.
Así era Namjoon, no le importaba qué pasara o qué pensaran o qué dirían, el sólo se apoyaba en el barandal y apreciaba el cálido arriba de colores.

Aún así, pasado tiempo, el moreno alto y peliblanco se permitió ahora él apreciar algo más, tal vez más hermoso aún que jamás había comparado al cielo con nada, hasta ahora.
El chico era radiante, iluminaba su oscuridad de la mejor forma, se atrevía a decir que lo amaba, porque en medio de su abismo interno él no lo dejó siquiera tocar más el borde.
Si, aquella vista era mejor.

—Viniste.

—Sip, me acostumbré a venir contigo a mirarlo.– pausó, apoyado en la baranda recientemente, sin ver nada más que a sus arribas mientras él mismo era observado sin saber.– Hoy se ve hermoso.

—Si... totalmente hermoso.– un bajo suspiro de escapa de sus labios, probablemente involuntario o quizás más intencional. Le encantaba, aquella vista era la más hermosa, y no hablaba del celestino arriba.

Seokjin era su cielo, Namjoon era el cielo de Seokjin, y ambos se apreciaban cómo si fueran lo último, se veían cómo si no hubiera nada ni nadie más y, se querían con la inmensidad infinita del cielo.

Namjoon ahora veía algo más hermoso, y Seokjin encontró la belleza fuera de los engaños y apariencias, aprendiendo aquello para toda la vida. No caería más en las influencias ni opiniones ajenas y se dejaría llevar por lo que amaba, y amaba a Namjoon.

—¿Hermoso?

—Completamente hermoso.– lo miró, sonrió y no dudó.– Tú.

Fin.









































Gracias por leer la historia amores, y espero de todo corazón que haya sido de su agrado, que les haya gustado aún que sea un poquito, que hayan pasado un buen rato leyendola y disfrutandola. Muchas gracias por apoyarla con todo, son lo mejor❤️

Cuídense siempre mucho, gracias por estar aquí, una vez más
los amo amo amo♡︎


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¿beauty? © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora