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—Así que se llama Kim Namjoon.

—¿Eh?

—Es el nombre de mi nuevo tutor. Ugh, suena a ratón de biblioteca.

—Parece.–mordió su dona llenando sus mejillas dándole un adorable aspecto mientras miraba el expediente que le fué dado a Seokjin para ver un poco el rendimiento académico y personal del muchacho.– Pero es mejor que Chan, ¿no?

Jin hizo una mueca, aún no convencido por que por su parte no le hacía siquiera falta. Pasaba los años sin estudiar ni hacer nada y recién estudiaba un poco y hacia trampa en el examen final y con eso salvaba un poco las materias.

—No lo sé, quizás.

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—¡Choi, devuélveme mi maldito borrador!

—¡Señor Kim deje de gritar en mi clase!

—Pero usted también gritó.–dijo bajito pero siendo escuchado por todos con mínima intención, sacando muchas risas en todo el alumnado del aula y un rezongo y frustrado suspiro por el profesor.

—A dirección ahora mismo.

—Si señor.– reverenció leve y salió a pasos rápidos del salón riendo internamente. Al estar fuera miró a todos lados y se quedó parado unos minutos, segundos después escuchó pasos corriendo hasta él y de un parpadeo su mejor amigo estaba enfrente suyo agitado recargandose en sus rodillas y regulando su respiración, rió.– Jeon... ¿De dónde tan agitado?

—Me escapé... de la clase... de... Economía Administrativa. Uf.– suspiró terminando por fin y se paró derecho viendo con una sonrisa al castaño delante suyo.– ¿Qué hay de ti?

Taehyung se encogió de hombros.—Me echó por burlarlo.

—Cool. Bueno, ¿para dónde?

—Creo tener una muy buena idea hoy.

__

—¡¿La azotea era tu buena idea?!

—¡Si!– rió emocionado. Jungkook lo miraba con terror desde la entrada mientras Kim caminaba por la orilla con tranquilidad como si de un soplido no se fuera a caer.

—Taetae esto es peligroso, bájate.

—Ay no seas exagerado, cómo si no lo hubiéramos hecho antes.

—Si lo hicimos pero no de tanta altura, ¡son como 10 pisos!

—Exacto, no es tanto.– sonrió.

Y de repente, desobedeciendo a todo lo dicho anteriormente, resbaló con un pie por concentrarse en la vista, Jungkook casi gritó aterrado y corrió hacia él con velocidad nunca antes usada por su cuerpo, sorprendiendolo.
Lo agarró de la cintura, tirando de él para adentro y haciendo que caigan el mayor encima suyo y él amortiguando su caída dolorosamente, pero había valido la pena.

—Idiota.

—Oh Jungkookie me salvaste.– abrazó al pelinegro por el cuello y este sintió sus mejillas sonrosadas, se avergonzó por eso y correspondió al abrazo tomándolo por la cintura. Un segundo... ¿desde cuándo Taehyung tenía una tan fina y bonita cintura?

—S-si...–susurró desviando la mirada. Kim se apartó y lo vió a los ojos, una sonrisa traviesa se posó en sus labios y quiso reír por la expresión y mejillas rojas del contrario.

—¿Qué? ¿Te doy gay panic?

—¿Q-qué? ¡No! No digas tonterías.

—Oye esa es la frase de Jin hyung.– reprendió divertido pero cambió su semblante de inmediato al ver la expresión seria del menor. No negaba que Jungkook le comenzaba a gustar mucho, de otro modo más que un amigo y sentía que era mutuo pero no estaba seguro, necesitaba aclarar sus sentimientos en un tiempo porque también estaba medianamente involucrado con Hoseok, también le gustaba y realmente no sabía qué hacer con ambos, estaba en un lío mental.– ¿Kook?

—Tae...– lo miró, conectaron miradas y se sonrojaron de repente. Internamente deseaban aquél contacto que cortara su distancia pero algo lo impedía.
Habían sido amigos durante tanto tiempo que pasar a algo más era... era... tan diferente.– Los dos queremos. Pero por ahora no.–sonrió de labios apretados y acarició suavemente el cabello contrario, tan suave como lucía el resto de su piel o labios que venía viendo hacía rato.

—Bien.– respondió simple y en el fondo les pinchó, pero Taehyung no planeaba quedarse más con la duda que le atormentaba. Seguía encima de Jungkook sosteniendose con sus manos a cada lado de la cabeza de éste mientras lo sostenía de la cintura, estremeciendolo. Cuando el chico se desconcentró mirando al suelo, juntó sus labios rápidamente, sólo rozandolos con delicadeza y salió corriendo abrupta y torpemente a la puerta de entrada.

Jungkook quedó perplejo, tocó sus labios y aún que el roce había sido mínimo, su corazón latió demasiado fuerte.
Apenas pudo procesarlo pero aquello había confundido todavía más sus sentimientos.

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¿Le gustará Ligue Of Legends? ¿Tendrá más amigos? ¿Le gustarán las plantas? ¿Me molestará por mis gustos? ¿Habrá leído Shakespeare?

Eran las preguntas que Namjoon se hacía mientras esperaba al chico al que le daría tutorías.

Pensó todo el día que sería algún brabucón fortachón altote y que lo insultaría toda la hora.

Luego de rato vió entrar por la puerta a un, al parecer, tímido chico vistiendo ropa completamente negra y un tanto ajustada, con los puños apretados y la mirada perdida y al mismo tiempo intimidante. Parecía fuerte de músculos pero al mismo tiempo parecía un pequeño niño perdido buscando a sus padres.

Oh era el mismo que se cayó el otro día torpemente frente a él y que también estaba con su amigo la otra vez al parecer espiandolo. Se había quedado con la duda de qué rayos hacían ahí desde ese día.

Lo siguió con la mirada y el chico avanzó en la dirección contraria totalmente perdido. Debe ser una jodida broma, pensó y habló bajo.
Decidió que lo seguiría, así que bufando, tomó los libros que había seleccionado de las estanterías más los propios y su mochila apoyada en el largo mesón de madera.

Lo buscó mirando cada sector y estaba más adelante en el tercero de enfrente, suspiró y se fué acercando a pasos cautelosos dónde ya se estaba instalando con tranquilidad el pelimorado. Aún que realmente no sabía cómo llamarlo.

—Ho-hola...

Diablos, tartamudeo frente al chico hermoso de mechones lilas.

Lo giró a ver, sus mejillas se tiñeron de rosa fresco enseguida y se odió por aquello. Dió un asentimiento y respondió delicado.— Hola. Soy Seokjin, tú eres... ¿Nam?

Realmente no creía que el chico le iba a llamar tanto la atención, pero ahora se veía babeando por la ropa ajustada que usaba y el tono tierno y grueso de su voz más su cara rechoncha al igual que sus labios que de a tanto relamía. Dios, si de verdad estás allá arriba, por favor ayúdame, pensó.

—S-si, Kim Namjoon.– reverenció leve y se ubicó en frente suyo dejando su mochila en la silla a su costado.

—Genial. Oh, ¿no es... mejor que vengas al lado mío? Para que puedas señalarme todo mejor, tú sabes.

¿Eso era mala señal?

—Claro...

Se paró de su asiento y junto a su mochila se ubicó al lado del chico sonriente pero que por dentro ardía en nervios. Decidió dejar los libros dónde estaban pues no los había ubicado tan a su, ahora anterior, orilla.

—Bueno, ¿con qué comenzamos... profesor?

—Po-podemos iniciar con algo de historia general y luego pasamos a temas más centrales.

—Claro.– asintió, odiando aquello internamente, pero enseguida prestó atención a las palabras que el moreno decía repitiendo desde el libro, los labios carnosos de éste se movían insitivamente y sus ojos a veces viraban y se encontraban con los suyos poniendo sus mejillas sonrosadas.

La tarde pasó entre charlas sobre el tema y miles de preguntas de Seokjin que el chico contestaba amena y nerviosamente. Pero si hay algo que se podía recalcar era que ninguno pensó demasiado como debía en el libro ya que tenían los dos una mejor vista enfrente como para concentrarse en la antigua historia de la literatura que nadie entendía en realidad.





































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¿beauty? © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora