¿beauty? © namjin

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—¡Mamá ya llegué!– dejó sus llaves en la mesita ratonera de la entrada a un lado, dejó también unos papeles que llevaba y sacó sus auriculares de sus oídos posandolos de igual manera. Se dirigió a la cocina y abrazó a la mujer por detrás pegando su rostro en su espalda de forma cálida, la femenina sonrió y acarició la mano de su hijo posada en su vientre, mientras seguía preparando la cena para ambos, había comenzado hace poco así que tardaría.

—Baja luego para la cena mi amor y descansa bien que mañana debemos seguir con las cosas para mudarnos a la casa de tu padre.

—Claro.– sonrió y besó la mejilla de la mujer haciendo que sonriera, luego se dirigió escaleras arriba y se tumbó cansado en la no tan grande cama. Luego de un rato decidió sacar su teléfono, revisando varias notificaciones aburridas como siempre, pero un chat llamó su atención. Namjoon.

Joonie♥︎♥︎: Hola Jinnie, mañana podemos encontrarnos en la biblioteca luego de clases? Llevaré tus galletas favoritas☻︎

Oh ese chico era lo más bonito que existía, ¿cómo podía alguien matarlo de ternura y amor de ese modo? Y sólo por decirle que se encontrarían y por haberle dicho un apodo tierno..

Estaba perdido. El pasado con su amor estaba quedando dónde debía, en el pasado, y no podía sentirse más feliz por aquello. Ya no lo pensaba, sólo pensaba en Namjoon, el moreno tímido con perversión escondida de hoyuelos, mechas blancas teñidas y suéteres enormes escondiendo esos brazos de macho con los que quería ser... ya estaba pensando mucho, mejor le respondía.

Tú: Claro Joonie, ahí te veré. Llevaré algo también además de mis ganas de besarte y mirarte.

Uh ¿debería enviarlo?

Bueno, la vida es una sola, se arriesgaría. Presionó el botón de enviar, entrecerrando los ojos para no ver. Cuando vió que se envió lanzó el aparato a cualquier lado y se ocultó entre sus sábanas en la cama.
¿Por qué era así? Hace mucho... hace mucho no tenía esas emociones por escribir o ver a alguien, era raro. Raro después de haber sufrido por un hijo de puta y ahora cometer lo mismo. Pero, la diferencia clara estaba en que Namjoon no era un "algo" un "alguien más" ni mucho menos un error que esperaba no cometer de nuevo.

Sabía a la perfección con poco de tenerlo que su Joonie era el ser más puro y bueno de la tierra, lo quería mucho. Deseaba despertar con él cuando salía el sol, caminar juntos por los pasillos del colegio tomados de la mano, que se hagan el amor, llamarlo por motes bonitos por todo el colegio, besar sus labios y carita y que él bese la suya. Lo quería todo, y sabía también que el chico lo estaba cambiando y poco a poco desaparecía esas malas cizañas plantadas en su interior por anteriores, aún que Namjoon no era conciente de eso.

Estuvo tanto pensando que no había prestado atención a su teléfono vibrando hasta que vibró fuerte una vez más y ahí lo tomó, desmayandose al instante por lo leído en la pantalla.

Joonie♥︎♥︎: Bien, también llevaré muchas de esas ganas♡

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—Química, bla bla bla, álgebra bla bla bla, ¿qué diablos le ves de interesante a estas materias? Hum... ¿Kim?

—¿Ah? ¿Q-qué decías hyung?– despabiló mirándolo por fin. Yoongi negó con la cabeza apretando los labios.

—Huh... ¿qué mirabas?– le preguntó, volteando también su mirada dónde estaba anteriormente la del peliblanco, quién enrojeció y comenzó a jugar con las mangas de su jersey grande ésta vez morado.

—¿Y-yo? Nadie, ¿por qué... habría de mirar a-a alguien?

Yoongi entrecerró los ojos, conocía perfectamente esas actitudes, Namjoon estaba viendo a su amor platónico.

—Ya veo, ¿hombre... o mujer?– preguntó, intrigado y apoyándose en la palma de su mano mirándolo de ojos entrecerrados. El chisme era su medicina.

—¿Eh?– lo miró desconcertado.

—Ya sabes, evidentemente estabas viendo a alguien que te gusta, ¿cómo se llama?

Kim enrojeció un poco más y entonces sin percatarse, alguien se sentó a su lado y lo abrazó bonito, luego volteó su rostro y recibió un piquito en los labios rápido.

—Hola Joonie.

—Ah... uste-des, yo, tú huh...– Yoongi estaba boquiabierto mirándolos tratando de entender al menos algo y desconcertado por la situación repentina.

—¿Huh? ¿Y tú qué? ¿Jamás viste a una parejita romántica dándose amor casual?

Oh eran pareja.

Espera ¡¿eran pareja?!

—Yo... si pero uhm...

—Te lo robo unos minutos, lo siento.– sonrió y tomó la mano del embobado chico peliblanco y levantándose lo llevó hasta fuera de la cafetería aún sin que el otro reaccionara de su ensoñación.

Corrieron hasta llegar al pasillo favorito de Namjoon, aquél descubierto dónde se podía apreciar con más esplendor el cielo completo. Hoy había algunas nubes blanquecinas y estaba completamente azulado.

Se apoyaron en el barandal de brazos, Namjoon ya había medio salido de su shock en tonto y ahora miraba al chico a su lado, quién estaba con alguna indistinguible mirada apenada, cabizbajo.

—¿Ocurre... algo?

Jin lo miró y sonrió débil.—Debo contarte algo.

Habló tan bajo y con muchos sentimientos encontrados que el menor sólo atinó a acercarse más a él y tomar su mano brindándole confianza necesaria. Kim sonrió más y lo vió a los ojos con amor, listo para por fin hablarle sobre aquél tema necesario.

—Hace tiempo yo... tuve un amor. Pensé que era el amor de mi vida y todas esas mierdas cliché, realmente lo amaba y pensaba que él también a mí, podía notarlo pero jamás estuve muy seguro de aquello. Un día llegué de una salida con uno de mis amigos a mi departamento ya que estábamos  quedándonos allí por unos días juntos, llegué muy feliz de contarle todo lo divertido que habíamos hecho y lo bien que lo había pasado pero al momento de encontrarlo en mi cuarto, él... – había comenzado a llorar, a Namjoon se le rompió el corazón completamente, jamás había creído que un chico tan bonito como Seokjin mereciera llorar así y más por un alguien que no lo ameritaba– él me hirió Joonie, me-e dijo cosas horribles, que por-que llegaba a esa hora y-y que era una zorra. Luego él se me acercó y me-e pegó en la mejilla.

Seokjin no pudo hablar más, ya estaba soltando lágrimas reales y en cantidad. El peliblanco podía jurar estar soltando algunas también, lo acercó a él desde la espalda y lo apretó en sus brazos, notandose aquella diferencia de altura que amaban. Y se quedaron allí abrazados cálidos y reconfortandose el uno al otro, sumidos y deseandose en cuerpo y alma. Al fin habían encontrado con quién sentir esa sensación de hogar y les encantaba la persona con la que lo sentían.

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