OLIMPO 6.- Una noche de tormenta.

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Noche donde un baile celebra la belleza de una diosa peculiar, noche que hace que la mente se confunda, noche donde una vida nace, donde la tormenta avecina un gran tesoro y el olor que trae consigo resulta algo peculiar...


En la tierra lluvias caen sin cesar y un pequeño brillo ilumina a la familia De Velasco.

La familia De Velasco es una de las familias con una posición económica alta, sin embargo una desgracia los persigue, aunque tienen el dinero suficiente nunca pudieron hacer realidad su mayor deseo...su mayor anhelo, poder ser padres... la vida de ellos fue muy difícil ya que intentaron todo lo que pudieron sin embargo no consiguieron nada... pero el destino les tenia preparado otro camino aun no sabían que su vida iba a cambiar de la noche a la mañana.

Mientras ellos se refugiaban en su casa de la gran tormenta que había esa noche el timbre de la puerta sonó, ninguno de los dos se explicaba quién podría ser a tales horas de la noche y más en plena tormenta, al abrir la puerta no podían creer lo que sus ojos veían, era un pequeño bebe en una cesta tapado con una franela blanca y a los pies de esta una señora que les dijo – cuidar de ella hasta que yo regrese- el señor y la señora De Velasco no podían creer lo que estaba sucediendo cuando se acercan a ver al bebe la señora que estaba enfrente de ellos desapareció, no supieron a done se fue y un poco espantados por lo que había pasado decidieron tomar a la pequeña y esa misma noche juraron protegerla y cuidarla como si fuera su hija.


Mientras tanto en el inframundo

Hades no podía creer lo que el viento trajo consigo, no podía creer que una brisa tan pequeña trajera un olor tan importante para el...

            -Este aroma, este aroma hace que recuerdos vengan a mí, este aroma es de...Perséfone.

Hades no sabía qué hacer, no podía encontrar el origen de ese aroma sin embargo ese aroma aún seguía ahí, aún seguía ahí aquel recuerdo que llego en un momento inesperado, pero el aroma duro poco tiempo desvaneciéndose poco a poco en el aire, ese amor que solo le dio una caricia a nuestro dios del inframundo desapareció dejándolo con un esperanza y una tristeza esa noche...

            -¡Porque, porque, por que! Por qué tienes que desaparecer de nuevo -lo dijo entre lágrimas- Perséfone juro que te encontrare no me cansare de buscarte... solo espera por favor.

Pasaron los días y Hades aún seguía con esa tristeza que le dejo aquel rose del viento, quien trajo consigo ese aroma único para él.

            -Buenos días Hades, veo que el inframundo está más frio de lo normal... ¿paso algo?

            -Hera no estoy de humor – lo dijo un poco deprimido- Hace unos días... pude percibir el aroma de Perséfone, ese aroma tan dulce que solo ella desprendía ese aroma que me atrajo a ella la primera vez ... pero solo duro pocos minutos y no sé cómo encontrarla.

           -¡Que! -lo dijo un tanto nerviosa- Estas seguro que era su aroma... quiere decir que Perséfone sigue viva.

          -Hera...ella no está muerta deja de decir tonterías, pero sí creo que está cerca, en años no había podido apreciar su aroma.

          -Me parece que cosas buenas se acercan –Le dijo Hera acercándose a él y dándole un abrazo-

          -Eso espero Hera...

Mientras tanto en el otro lado del inframundo una ninfa enamorada de una persona cuyo corazón ya tenía dueña, Leuce una ninfa que a pesar de saberlo nunca se dio por vencida.

           Leuce:

       »-Que puedo hacer para que Hades pueda olvidar a Perséfone... me duele saber que el a pesar de los años pueda creer que ella sigue viva, todos saben que ella se desvaneció es imposible que este viva, si tan solo me diera una oportunidad, pero debo de hacer algo para que él me ame con la misma pasión que amo alguna vez a su reina...

Leuce quería tener a Hades a toda costa, pero no sabía cómo llegar a ese corazón tan frio, no sabía cómo conquistar a nuestro dios del inframundo, así que acudió a su mejor amiga Mente quien era una ninfa muy popular entre los dioses por ser una excelente amante...

           -Leuce ¿Por qué estás aquí viendo a la nada te pasa algo?

          -Mente es que al fin pude besarme con Hades –lo dijo con ilusión- Pero siento que él no me abre su corazón, siento que él no quiere que yo entre...

          -¡Que! –Lo dijo sorprendida- Le robaste un beso al dios del inframundo, Leuce eso es un gran paso pero creo que aun así eres muy tímida...deberías ser más agresiva ir por todo sin importar que.

          -¿Agresiva? Como lo puedo lograr... y si lo invito a comer.

          -Es enserio –lo dijo en tono sarcástico- piensas que una comida es algo agresivo, Leuce creo que aún no te das cuenta de lo que digo... Me refiero que vayas a otro nivel ya sabes, ser más apasionada.

          -¿Apasionada?

          -¡Por Zeus! –Grito- Leuce a veces me sorprende que eres tan ingenua, mira te diré lo que debes hacer, debes de ir directo a él darle un beso sin pedir permiso y que la noche los guie a encontrar sus cuerpos y que la luna sea testigo de su amor.

          - Mente no creo que pueda hacerlo –lo dijo un tanto nerviosa-

          -Mira ya le diste un beso el cual creías que nunca le darías, es obvio que le gusto por que no te aparto de él, todo lo contrario se dejó guiar por ti...entonces guíalo hacia ti, yo presiento que Hades siente algo por ti solo necesita un empujón, un empujón agresivo.

          -Tienes razón Mente, debo de dar otro paso más si quiero que hades llegue a amarme...


Leuce y Mente seguían pensando en cómo recrear un encuentro con nuestro dios del inframundo, para que este callera a los brazos de Leuce y así poder ser ahora ella su reina, a veces el amor ciega a las personas que no te deja ver los sentimiento de la otra persona haciéndote egoísta... nuestro dios del inframundo por otra parte empezó a buscar por todos lados de donde provenía ese olor esa posible pista para encontrar a su amada... Perséfone.

REENCARNACION EN EL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora