Capitulo 5

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  En un momento Katniss estaba caminando por el corredor, intentando recordar la ubicación del lavabo más cercano, y en el siguiente había sido tirada rápidamente a través del aire, solo para chocarse contra un inconfundiblemente enorme, caluroso cuerpo humano.
 - No grite -dijo una voz. Una que ella conocía.
 - ¿Sr. Mellark? -Cielo santo, esto parecía tan raro en él. Katniss no sabía si debía estar asustada.
 - Tenemos que hablar -dijo él, soltándole el brazo. Pero cerró la puerta con seguro y se guardó la llave en el bolsillo.
 - ¿Ahora? -preguntó Katniss. Ajustó los ojos en la tenue luz en la biblioteca-. ¿Aquí? -y entonces una pregunta más pertinente se le ocurrió-. ¿Solos?
   Él frunció el ceño.
 - No voy a seducirla, si es lo que le preocupa.
   Ella sentía su mandíbula apretada.
 - Bien, ¿de qué tenemos que hablar? -le exigió-. Si alguien me encuentra aquí en su compañía, me arruinará. Estoy prácticamente comprometida, lo sabe.
 - Lo sé -dijo él. En esa clase de tono. Como si le hubiera dicho algo extremadamente irritante, cuando ella sabía de hecho, que no lo había mencionado más de una vez.
 - Bueno, lo estoy -refunfuñó ella.
  Peeta la miro extrañado por un momento, y luego sacudió la cabeza.
 - ¿Qué -le exigió él-, está sucediendo?
 - ¿Qué quiere decir con eso? -preguntó ella, aunque sabía muy bien a qué se refiria.
 - Con la Srta. Cartwright -ladró él.
 - ¿Delly? -Como si existiera otra Srta. Cartwright.
 - Su consejo -dijo él, con los ojos clavados en los suyos-. Fue desastroso.
   Tenía razón, por supuesto, pero había esperado que él no lo hubiera notado.
 - Bien -dijo ella, mirándolo cautelosamente mientras él se cruzaba de brazos.
Había escuchado que su reputación era jovial y divertida, ninguna de las cuales estaba actualmente en evidencia, pero, bueno, tampoco parecía furioso. Supuso que uno no necesitaba ser una mujer para sentirse un poco fracasado ante la perspectiva de un amor no correspondido.
  Y cuando miró su hermoso rostro, se le ocurrió que él probablemente no tenía ninguna experiencia con el amor no correspondido. En realidad, ¿Quién le diría no a ese caballero?
  Aparte de Delly. Pero ella le decía no a todo el mundo. Él no debería tomárselo personalmente.
 - ¿Lady Katniss? -dijo lentamente, esperando su respuesta.
 - Claro -dijo dudosamente, deseando que él no se viera tan grande en el cuarto cerrado-. Bien. Bien.
  Él alzó una ceja.
 - Bien.
 - Sé que mi plan no ha resultado tan efectivo, pero sinceramente, no creo que pudiera hacer algo diferente para lograr un resultado positivo.
   Eso no parecía ser lo que él deseaba escuchar. Se aclaró la garganta. Dos veces. Y continuó:
 - Lo siento muchísimo -agregó, porque se sentía muy mal-. Pero realmente creí que...
 - Ya me lo dijo -la interrumpió-. Que si ignoraba a la Srta. Watson...
 - ¡Yo no le dije que la ignorara!
 - Claro que lo hizo.
 - No, no lo hice. Solo le dije que se apartara un poco. Para tratar de no ser demasiado obvio en su cortejo.
 - Muy bien. Si eso no significaba que debía ignorarla, ¿podría decirme exactamente que se supone que debía haber hecho?
 - Bueno... -se rascó la nuca, sintiéndose como si de repente hubiera emergido de la más horrorosa de las colmenas. O quizás solo eran los nervios. Casi preferiría a las colmenas. No le gustaba esa sensación de nauseas creciendo en su estómago, mientras intentaba pensar en algo razonable que decir.
 - De todas maneras, lo hecho, hecho está -dijo él.
 - Bueno yo no tengo océanos de experiencia en esta clase de cosas.
 - Oh, y ahora es cuando me lo dice.
 - Bueno, valía la pena probar. Solo Dios sabe, que usted no lo iba a lograr por sí mismo.
   Su boca se apretó en una línea, y ella se permitió una pequeña sonrisa de satisfacción, por haber tenido el valor de decírselo. No era normalmente una persona maliciosa, pero la ocasión parecía requerir un poco de auto felicitación.

 - Muy bien -dijo él- ¿Tiene otra idea brillante? O no.
 - Bueno -dijo ella, simulando que él realmente había sonado como si le importara su respuesta-. No creo que deba preguntarme que hacer, sino la razón del por qué lo que usted hizo no funcionó.
  Él pestañeó.
 - Nunca nadie se ha rendido con Delly -dijo Katniss con un toque de impaciencia-. Su desinterés solo les hacer redoblar sus esfuerzos. En realidad, es vergonzoso.
   Él parecía un poco insultado.
 - ¿Discúlpeme?
 - No estoy hablando de usted -dijo Katniss rápidamente.
 - Mi alivio es muy obvio.
   Katniss debió haberse ofendido por su sarcasmo, pero su sentido del humor era tal, que no podía evitar disfrutarlo.
 - Como le estaba diciendo -continuó ella-, nunca nadie parecer admitir su derrota y se dirigen hacia otra dama más asequible. Una vez que comprenden que alguien más la quiere a ella, parecen enfadarse. Es como si ella no fuera más que un premio que debe ser ganado.
  - No para mí -dijo él en voz queda.
 Lo miró a la cara, y comprendió instantáneamente que lo que él quería decir, era que Delly era mucho más que un premio. La quería. La quería de verdad. Katniss no estaba segura del por qué, o incluso como, ya que él apenas si conocía a su amiga. Y Delly no había sido muy comunicativa en sus conversaciones. Pero el Sr. Mellark quería a la mujer que había en su interior, no solo a su perfecto rostro. O por lo menos, él creía que lo hacía.
   Asintió lentamente, absorbiendo ese nuevo conocimiento.
 - Pensé que quizás si alguien dejaba de rondarla, ella podría sentirse intrigada. Y no es que Delly vea todas esas atenciones de los caballeros hacia ella como si se lo mereciera. Realmente, es todo lo contrario. Para ser honestos, en su mayoría es una molestia.
 - Sus cumplidos me abruman. -Dijo sonando ofendido, pero él estaba sonriendo cuando lo dijo.
 - Nunca he tenido mucha experiencia con los cumplidos -admitió ella.
 - Aparentemente no.
    Ella sonrió socarronamente. Él no había querido insultarla con sus palabras, y no iba a tomarlas como tal.
 - Ella volverá en sí.
 - ¿Lo cree?
 - Delly es una romántica, pero entiende como funciona el mundo. En su interior sabe que no puede casarse con el Sr. Crane. Sus padres la repudiarán, o en el menor de los casos la amenazarán, y ella no es de las que se arriesgarían a algo así.
 - Si ella realmente amara a alguien -dijo él suavemente-. Se arriesgaría a todo.
   Katniss se heló. Había algo en su voz. Algo rudo, algo poderoso. Un escalofrío recorrió su piel, poniéndole la carne de gallina, dejándola extrañamente incapaz de moverse.
   Tenía que preguntarle. Tenía que hacerlo. Tenía que saber.
 - ¿Usted lo haría? -susurró ella-. ¿Lo arriesgaría todo?
   Él no se movió, pero sus ojos ardían. Y no dudó cuado dijo:
 - Todo.
   Sus labios se apartaron. ¿Con sorpresa? ¿Temor? ¿Algo más?
 - ¿Lo haría usted? -repuso él.
 - Yo... no estoy segura. -Agitó la cabeza, y tenía el extraño presentimiento de que realmente no se conocía así misma. Porque esa debía haber sido una pregunta fácil. Lo habría sido, hace unos días. Le podría haber dicho que por supuesto que no, y le podría haber dicho que ella era demasiado práctica para algo tan tonto.
  Y en general, le habría dicho que esa clase de amor no existía, de cualquier modo.
  Pero algo había cambiado, y no sabía qué. Algo había cambiado en su interior, dejándola desequilibrada. Insegura.
 - Supongo que eso depende.
 - ¿De qué? -Y su voz se suavizó incluso un poco más.
 - De... -no lo sabía. ¿Cómo podía saber de que dependería? Se sentía perdida, y hundida, y las palabras apenas si salieron. Se resbalaron suavemente de sus labios-. Del amor, supongo.
 - Del amor.
 - Sí. -Cielo santo, ¿Cuándo había tenido una conversación como esta? ¿Las personas realmente hablaban de esas cosas? ¿Y acaso había alguna respuesta?
   Algo se atoró en su garganta, y Katniss se sintió repentinamente demasiado sola en su ignorancia. Él sabía, Delly sabía, y los poetas hablaban sobre ello también. Ella parecía ser la única alma perdida, la única persona que no entendía lo que era el amor, quién ni siquiera estaba segura que existía, o al menos, existía para ella.
 - De cómo se siente -dijo ella finalmente, porque no sabía que más podía decir-. De cómo se siente el amor.
  Los ojos de Peeta se clavaron en los suyos.
- ¿Cree que hay alguna diferencia?
   Ella no había esperado otra pregunta.
 - Como se siente el amor -clarificó él-. ¿Usted cree que podría ser diferente para cada persona? ¿Si usted ama a alguien, verdadera y profundamente, no lo sentiría como... si lo fuera todo?
    No sabía que decirle.
    Él se volvió y avanzó unos pasos hacia la ventana.
 - La consumiría -dijo-. ¿Cómo no podría hacerlo?
   Katniss solo miraba su espalda, hipnotizada por la forma en que su chaqueta exquisitamente cortada, se extendía en sus hombros. Era la cosa más extraña, pero parecía no poder apartar su mirada del pequeño punto en donde su cabello tocaba su cuello.
  Casi saltó cuando él se dio la vuelta.
 - No habría ninguna duda -dijo él-. Usted simplemente lo sabría. Sentiría como si fuera todo lo que había soñado en la vida.
   Caminó hacia ella. Una vez. Luego otra vez. Y entonces dijo:
 - Eso, creo yo, es como debe ser el amor.
   Y en ese momento Katniss supo que no estaba destinada a sentirse de esa manera. Si eso existía -si el amor existía, de la forma en que Peeta Mellark imaginaba- no esperaba por ella. No podría imaginar tal vorágine de emociones. Y no lo disfrutaría. Estaba segura de ello. No quería sentirse perdida en un torbellino, a merced de algo que estaba más allá de su control.
 - Es demasiado -dijo Katniss-. Eso sería demasiado. Yo no podría... no podría...
    Lentamente, él negó con la cabeza.
 - No tendría elección. Estaría más allá de su control. Solo... ocurre.
   Abrió la boca sorprendida.
 - Eso fue lo que ella dijo.
 - ¿Quién?
 - Delly -dijo pensativamente-. Eso fue lo que Delly dijo sobre el Sr. Crane.
    Los labios de Peeta se apretaron en las esquinas.
 - ¿Lo hizo?
   Katniss asintió lentamente.
 - Casi exactamente. Dijo que eso solo ocurría. En un instante.
 - ¿Dijo eso?
 - Ella estaba en el jardín, eso fue lo que dijo, simplemente mirando las rosas, y entonces fue cuando lo vio. Y lo supo.

Enamorado De Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora