—¡Ahg, olvídalo no puedo hacerlo! —Se quejó el troll de piel verde y azul, cayendo al suelo y cruzándose de brazos y piernas.
—¡Ohg, no puedo contigo, eres un gigantesco bebe! —Grito Tambora más que harta de su actitud infantil, habían estado ensayando todo el maldito día, y siempre se acobardaba en los últimos pasos, ambas chicas se retiraron enojadas.
Wani, la cual estaba cruzada de piernas observando desde una esquina, se sintió mal, miro a Tresillo, que seguía molesto, pero más que nada decepcionado, ella había estado en su lugar, sabia lo frustrante que podía ser no lograr algo en lo que se supone que eres bueno, y efectivamente, él era un gran bailarín, se acerco hasta, llamando su atención.
—¿Tú también me dirás lo terrible que soy en esto?
—Por supuesto que no, solo vine a decirte que no te rindas, tu si sabes cómo bailar
—Ya lo sé, pero te juro que trabajar con tus hermanas es muy molesto, sobre todo si ellas si lo logran—Apretó los puños con ira, pero sintió el suave toque de la de piel cromo en su mano, lo que extrañamente lo hizo calmarse.
—Le hablas a una troll que trabaja con sus 4 hermanas, creo que voy perdiendo yo—Logro sacarle una risa, aun parecía triste, pero al menos no era el único con esa sensación—Vamos, ve a pedirles otra oportunidad, pero esta vez, confía en que si puedes.
Él solo agradeció y se paro para ir tras Tambora y Marimba, un poco más seguro de poder hacer ese mortal para atrás...
Crucemos los dedos