La Heredera Pérdida - Caspian y Tú.

2.2 Capítulo

*Narra ____________*
Los meses en Estados Unidos no habían sido tan malos o tal vez un poco, Peter se había ido con el profesor Kiker a estudiar; dijo que en su casa fue la primera vez que llegaron a Narnia.

Susan no solía hablarme mucho porque bueno, parece que a ella y a todas les he quitado al gran Benjamin; lo cual no entendía si solo era un buen amigo, nadie se iba a poder comparar a Caspian.

Había salido a comprar algo de fruta con Charlotte y mamá, cuando al mirar enfrente a la calle lo vi.

—Caspian —murmuró.

Pero al pasar un auto frente a mí ya no estaba, desconcertándome.

—_____________ —gire mi cabeza y vi a Benjamín—, oh, aquí estaban —sonrió y se acercó a nosotras—. Las ayudaré.

Los cuatro regresábamos a mi casa, aunque miraba por todos lados en busca de ver a Caspian, al cual no no vi más.
Sin recordar que Benjamín estaba en mi hogar subí a mi habitación, estaba terminando una carta Edmund y Lucy.

—¿Muy ocupada? —preguntó Benjamín desde la puerta de mi habitación.

—Un poco —le regale una pequeña sonrisa y metí la carta a un sobre—. Sabes —le dije cuando el entro a observar mi habitación—, el que te la vivas aquí me hace sentir como si todo lo que deciden de los dos fuera verdad.

—¿Y que dicen? —preguntó divertido él.

—Que salimos —solté un corta risa—. Creo que se confunden —me levante de mi asiento—. Yo no soy tu tipo y creo que tampoco tú eres el mío.

—¿No eres mi tipo? —me miró divertido.

—Exacto. Somos muy diferentes.

—A mi me gustas, ____________ —soltó, haciendo que dejara de hablar y lo mirara—. Pensé que si estábamos saliendo, era muy obvio —rió.

—Ni siquiera me lo has pedido —dije incómoda.

—No pensé que tuviera que hacerlo. Después de todo nuestros padres han estado hablando sobre nosotros —lo mire para que siguiera hablando—. Ya sabes, unir nuestras familias —lo mire desconcertada—. Creo que no lo sabías —me miró unos segundos—. Tranquila, nos llevamos bien y con el tiempo te puedo llegar a gustar —sonrió.

Yo solo lo miraba y mis ganas de vomitar y huir se estaban incrementando. ¿De que mierda está hablando? ¿Unir nuestras familias?

—¿Nos pueden obligar a casarnos? —murmure más para mí que para él.

—Bueno —respondió él—, es más que nada para que nuestra clase siga intacta —y miró su reloj—. No vemos después. Y habla con tus padres para que sepas de nuestro compromiso.

Lo vi salir y yo aún tenía esas enormes ganas de vomitar. Reaccione segundos después y fui rumbo a la habitación de mi madre, que estaba peinando a Charlotte.

—¿Unir nuestras familias? —le dije algo alterada.

Ella no me miró, mientras Charlotte soltó una pequeña risita, como si ya supiera de todo. Mamá terminó de peinarla y le ordeno que saliera de la habitación.

—Estas noche hablaríamos contigo tu padre...

—Él no es mi padre —dije sería, odiaba cuando decía que lo era.

—Y yo —continuó como si no la hubiera interrumpido—. Será bueno para todos. Se llevaban bien, cariño —me tomó de las manos e hizo que nos sentáramos—. Aquí es diferente a ese lugar...