2.3 Capítulo

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*Narra Lucy*
El barco seguía su viaje, mientras Caspian nos había dado ropa seca a mí y Edmund. Sin duda estaba feliz de estar una vez más aquí. Cuando estuvimos cambiados y secos fuimos al camarote principal, donde Caspian nos esperaba.

—¡Aslan! —dije con una sonrisa al ver el escudo que había, mientras Edmund veía las pinturas en las paredes—. ¡Mira! ¡El arco y las flechas de Susan! —me acerque a ellas.

—Lucy —dijo Caspian mientras sacaba de un mueble una cajita de madera.

—¡Mi poción curativa —me acerque a él con una sonrisa—, y mi daga! —las iba a tomar, pero me detuvo—. ¿Me permites?

—Claro, son tuyos —sonreí y las tomé.

—La espada de Peter —dijo Edmund al verla.

—Sí. La cuidé, como les prometí —dijo acercándose donde estaba recargada—. Tómala si quieres.

—No, no, es tuya. Peter te la dio a ti.

—Pero sí te guardé esto —se acercó a la vitrina y saca su lámpara, lanzándosela divertido.

—Gracias —dijo sin muchos ánimos Edmund, la miro la prendió, viendo que aun servía.

—Los Gigantes del Norte se rindieron sin condiciones —empezó a explicarles Caspian con un mapa en el centró de la mesa—. Y vencimos a los ejércitos de Calormen del Gran Desierto —señalo. Hay paz en todo Narnia —los miró.

—¿Paz? —se desconcertó Edmund.

—En sólo tres años.

—¿Ya has hallado un reina en estos tres años? —pregunte con una sonrisa.

—No —dijo triste—. Nadie se compara con ______________.

Edmund y yo nos miramos de reojo, claro que no sería buena idea decirle sobre la boda de ella.

—Si no hay guerras que pelear —empezó a decir Edmund—, y nadie está en apuros, ¿qué hacemos aquí?

—Es una buena pregunta. Me la he estado haciendo yo también.

—¿Adónde nos dirigimos?

—Antes de que yo recuperara el trono de mi tío, trató de matar a los amigos y seguidores de mi padre —giró a donde había dibujos de ellos—. Los siete lores de Telmar. Huyeron a las Islas Solitarias —señalo en el mapa—. No se ha sabido nada de ellos.

—¿Crees que les paso algo? —pregunto Edmund mirando los dibujos.

—Pues si así es. Es mi deber averiguarlo.

—¿Y qué hay al este de las Islas Solitarias? —pregunte mirando el mapa.

—Aguas inexploradas —respondió la mano derecha de Caspian, Drinian—. Cosas que apenas te puedes imaginar. Cuentos de serpientes marinas y cosas peores.

—¿Serpientes marinas? —dijo con burla Edmund.

—Está bien, capitán —dijo Caspian—, ya basta de cuentos.

El barco aun seguía navegando en busca de tierra. Yo fui a dar una vuelta, hasta que vi a Reepicheep cantaba mientras miraba el mar.

—Qué bonita —le dije, asustándolo.

—Gracias —la miro—. Una ninfa me la cantó cuando era un ratoncito. No entiendo el significado, pero no ser me olvidan las palabras.

—¿Qué crees que haya pasando las islas?

—Dicen que si sigues al este llegas al fin del mundo. La tierra de Aslan —le dijo ilusionado.

—¿Crees que exista tal lugar?

La Heredera Pérdida - Caspian y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora