Paris
— Listo, creo que todo está perfecto ¡La cena me quedo malditamente espléndida, solo no noten el pan quemado! — Dijo Paris dando pequeños brincos de emoción al ver la mesa con todos los cubiertos puestos, velas de olor y flores traídas de La Provenza — ¿Creen que a papá le guste la decoración? Espero que si, haber si así no se enoja tanto—
Su hermano France y Will voltearon a verla como si dijera una maldita broma, no están muy agusto sabiendo que su hermana mayor se casará y ya no los verá como los hombres de su vida, son unos pequeños celosos, y aunque ya se creen todos unos hombres, ella aún los sigue viendo como esos bebés que corrian en pañales por toda la casa, cómo esos que rompían sus muñecas y a los que les contaba cuentos por las noches hasta hacerlos dormir.
— Claro que se enojara Paris, eso es obvio — Contestó el pequeño Will tomando asiento y moviendo las flores con sus manos — Mira todo esto, pudo haberlo arreglado alguien del personal, pero lo hiciste tú y quemaste la cena, papá cree que le dirás acerca de un trabajo espectacular, no que te casaras y te irás de la casa para siempre —
Paris soltó una risa suave y se mordió el labio.
— Will no seas dramático, no me iré de la casa, bueno, claro que viviré en otro lugar, pero yo siempre estaré aquí —
Franse se mantuvo en silencio acomodando las velas que adornan la mesa y los postres que llenan de más color, porque vaya que hay comida, quizá un poco quemada, pero hizo postres franceses y alguna que otra comida favorita de su padre.
— ¿Y ese principe es un buen hombre para ti o solo estás ilusionada? Porque London se ilusiona con muchos hombres, Mila con personajes literarios y tu...— Le preguntó su hermano Franse mirándola con dolor — Yo no quiero que te vayas Paris, te quiero mucho —
Paris con el corazón acongojado, se acercó hasta sus dos hermanos pequeños y los beso en la mejilla mientras les mueve el cabello rubio.
— Christian — Dijo en voz baja — Es perfecto para mi, y llegará en un momento, de eso estoy segura y les encantará conocerlo, quizá se tarde un poco porqué ya saben que la vida de un príncipe es algo ocupada, pero cuando lo conozcan quedarán encantados por él, al igual que yo, a papá también le gustará saber que me cansare con el, nomas que siempre se hace el difícil —
Pero pasaron los minutos y las horas y Paris no dejó de caminar de un lado a otro llena de desesperación porque ese príncipeno llega, toda su familia terminó cenando y ella no deja de servirse copas de vino llena de nervios, se asomó por la ventana infinidad de veces, le pregunto a los guardias si lo había visto, pero no, se mordió el labio hasta sangrar y se pasó las manos por el cabello hasta quedar despeinada, sabe que todos la miran como si estuviera loca, porqué puede sentir la mirada de todos sobre ella, aún más la de su padre.
— Paris creo que deberías de cenar un poco — Dijo su madre acariciandole el cabello con suavidad — Él no va a venir, quizá tuvo algún contratiempo, no te preocupes, podemos hacer la cena otra noche —
— ¿Quien iba a venir? — Dijo su padre acercandose hasta ella con el ceño fruncido, pero Paris ya sin poder soportarlo, soltó miles de lágrimas.
— ¡Christian! Él iba a venir, me prometió que vendría y todo sería perfecto. ¡Él y yo íbamos a decirte que nos cansaremos! Me iba a pedir matrimonio — Dijo llena de llanto, con las lágrimas arruinando su maquillaje — ¡Pero me acaba de dejar plantada! —
Está demás decir que todos trataron de consolarla, le dijeron palabras bonitas y algunos abrazos, pero en ese momento solo la hicieron llorar mucho más, su madre ocultó su molestia al verla llorar, su padre decidió quedarse callado, pero sabe que ambos están enojado, ella en este momento odia al maldito de Christian, aunque por dentro sólo quiere saber porque la dejó plantada, pero al final de cuentas, cuándo el llanto cansó sus ojos, logró dormirse con rapidez.
Pero se durmió, que no escucho la alarma y al día siguiente despertó como alma que lleva el demonio.
— ¡Con un maldito demonio, me quedé dormida! — Dijo en medio se un grito mientras separaba de la cama y comienza a arreglarse con rapidez, no sabe si se maquilló bien, si peino su cabello o si se ve preciosa como siempre, solo sabe que tiene que llegar a tiempo a ese juicio o lo perderá y ella jamás pierde.
— ¿Qué pasa Paris? — Comentó su padre al verla tan agitada bajando las escaleras — Si quieres no vayas a trabajar hoy, tómate el día —
Paris tomó una rosquilla, le dio una amplia mordida y se acercó con rapidez para besar la mejilla de su papá, sonrió de lado y negó con la cabeza mientras se cierra el vestido y se acomoda las altas zapatillas.
— No, ningún hombre me hará sentir mal, ayer solo fue una mala noche, tengo tanto trabajo que no puedo pensar en tonterías del amor — Replicó soltando un suspiro — ¡Nos vemos papi! —
Tomo su auto com rapidez u manejo como una loca hasta el viejo parlamento de Londres, al llegar abrazó los papales a su pecho y comenzó a correr por los amplios pasillos de aquel edificio, ni siquiera pudo darle las gracias a su asistente cuando esta le dio un café caliente para que despejará el sueño, pero cuándo vio salir a ese abogado muy sonriente, en ese momento supo que perdió.
— Gané — Ese abogado se acercó con valentía hasta ella, el si se ve impecable en aquel costos traje, con un perfume que desmaya a las secretarias y con un porte como nadie más — Te dije que ganaría, la próxima vez te comprare una alarma para que ya no te quedes dormida —
Confundida, enojada y sin saber que hacer ante el acercamiento de ese hombre, pensó en darse la media vuelta y salir de ahí, pero el tacón de una de sus zapatillas se rompió haciéndola desestabilizarse y derramar su café caliente sobre el costoso traje de ese abogado.
— ¡Lo lamento muchísimo! — Dijo llena de nervios mientras trata de limpiar el traje con la punta de su vestido.
— No te preocupes, no pasa nada — Aquel hombre la tomó por los hombros y la alejó, después le sonrió ampliamente antes de alejarse por el pasillo — Lo tomaré como la dulce venganza de una abogada que acaba de perder su caso —
Paris sonrió ampliamente y con las pocas fuerzas que le quedan de su mal dia, comenzó a caminar lentamente con su zapatillas rota, pero logró salir de ahí con todas las fuerzas del mundo para plantarle cara al principito ese y dile miles de cosas que lo harán sentir mal
Iba caminando lentamente por las calles de Londres hasta el palacio sin importar su zapatilla rota o su vestido arruinado, mientras piensa en todas las malditas cosas que le diría a Christian, pero quizá fue una cosa del destino, porqué cuándo levantó la mirada y vio una de las pantallas gigantes que siempre anuncia rumores de la realeza, la sangre se le quedó helada y sintió un golpe en el estómago al darse cuenta que Christian no fue a su casa porque no quiso, sino porque esa maldita loca lo arrojó de una ventana.
— ¡Oh dios Christian! — Dijo antes de correr hasta el hospital de la reina.
Nota de la autora
😬😬😬😬
Paris corre, corre que a tu novio casi lo matan. Pobre rojita, no tuvo el mejor día de su vida.
Jajajajajaja
Pero sin duda, yo creo que se volverá a ver con ese abogado, jajajajaja ese hombre será la competencia de nuestro querido y enfermo Christian
Ayyy, ojalá y este bien o ya de plano se muere.
Jajajaja
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Una Rosa De París (Saga Las Perfumistas Parte 3)
RomanceParis Bellerose es una exitosa abogada de Londres y aunque todos creen que es un témpano de hielo, por dentro es tan delicada como una rosa, es experta en sanar los llantos de sus hermanas con tequila, de correr las novias a sus hermanos a golpes...