Capítulo 12

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Christian

Un fuerte carraspeo hizo que abriera los ojos y acabara con su dulce sueño, la verdad es qué tuvo una noche tan sexualmente activa que el sueño lo rindió, sin embargo, se recargó en sus codos, se pasó las manos por el rostro para despejar el sueño y levantó la mirada.

- ¡¿Papá que haces aquí?! - Dijo horrorizado al ver como su padre se quita el saco y se lo entrega con rapidez antes de darse la vuelta para no verlos

- ¡¿Majestad?! - Dijo Paris llena de horror despertándose igual de confundida que él, mientras trata de cubrir sus senos con sus manos pero es imposible, la pobre luce avergonzada, desnuda y con flores entre su cabello - ¡Dios, que vergüenza! -

Su padre soltó una pequeña risa mientras está de espaldas.

- Puede usar el saco para cubrirse señorita, no se preocupe por mi, yo no vi nada, de hecho yo planeaba dejarlos seguir durmiendo aquí entre el jardín justo enfrente del palacio, digamos qué son locuras de jóvenes qué la reina y yo aún hacemos - Dijo con burla su padre- No voy a regañarlos, ¿Pero tomaron sus precauciones, verdad? ¿Te cuidaste Christian?

- Claro papá - Contestó mientras trata de ponerle la blusa a Paris - Mamá me dio una platica de una semana sobre salud sexual, seria tonto si no me hubiera cuidado -

- Bueno entonces por mi no hay problema, él sexo es bueno entre los jóvenes - Dijo su padre con voz emocionada, sin embargo hizo una pausa y carraspeo - Pero me temo que tú padre no piensan lo mismo, Paris -

En cuánto la ayudó a ponerse el sostén y la blusa, Paris abrió los ojos horrorizada, se mordió el labio y habló con voz temblorosa

- ¿Mi padre? - Preguntó con temor- ¿Él...está aquí? -

Christian puso detrás de él a Paris para cubrirla de cualquier vista de los guardias, pero puede sentir como tiembla de miedo.

- Me temo que tu padre fue quien los encontró querida - Contestó él rey de Inglaterra, dándose la vuelta para verlos cuándo ambos estuvieron vestidos - William venía al palacio y vio tu cabello, así que caminó entre las flores del jardín y los encontró, mi esposa trató de calmarlo, pero está bastante molesto, quiere encerrate en un convento y matar a mi hijo, lo entiendo, pero ya no son unos bebés -

Su padre los miro con compasión y soltó una carcajada

- Dios no me miren así, no soy un ogro, no voy a regañarlos, pero la próxima vez tengan sexo en un lugar más oculto y no en mis jardines, porque es mi lugar y ustedes no me lo van a quitar - Su padre soltó una carcajada y se alejó con sus guardias pisándole los talones - ¡Vamos, disfruten de su juventud! -

Cuando su padre y sus guardias se perdieron entre los jardines del palacio, Christian se quedó callado un segundo, pensando en todo lo sucedido, pero al retomar de nuevo la confianza tomó de la mejillas a Paris y las apretó con dulzura.

- Vamos Paris, no te sientas mal, no hicimos nada malo, hacer el amor es algo normal, pero lo correcto es que yo te llevé a tú casa y si es necesario hablaré con tu padre - Pero al verla temblar de la risa, se asunto por un segundo- ¿Qué pasa? -

Pero Paris no está llorando, sólo soltó una fuerte carcajada mientras se termina de abrochar la blusa.

- ¡Mi papá me vio el trasero! La última vez que me vio fue cuándo me orine en su oficina - Dijo llena de burla limpiándose las lágrimas por la risa - Seguramente me dará el peor regaño de mi vida, pero mamá me ayudará a controlarlo, es más les pagaré una cena romántica para que lo distraiga y no me regañe -

Christian la ocultó de la vista de todos los guardias, la llevó hasta su auto y se aseguró de que estuviera bien y lejos de la vista de la prensa, lo último que quiere son las fotos de Paris en las revistas, pero en cuánto se subió al auto para llevarla hasta su casa, Paris lo tomó de la camisa acercando hasta ella para unirse en un feroz beso, por un momento pensó que ella estaría muerta de miedo, pero no, está contenta y con el rostro llenó de ilusión.

Paris se alejó un poco, se mordió el labio y lo beso una última vez dejándole los labios rojos e hinchados, casi invitándolo a iniciar ese placer sexual de nuevo, porqué al parecer ambos son puro fuego.

- Vamos Christian no te asustes, no sabes lo mucho que me gusto hacer esto contigo - Lo tomo de las mejillas mirándolo con sus brillantes ojos verdes - Pero quiero que lo hagamos de nuevo, porque uno no es ninguno, y dos apenas es experiencia -

Christian encendió el auto para comenzar a manejar mientras mira de reojo a esa pelirroja.

- Creo que esta vez podríamos tomar cualquier habitación del palacio, de hecho es más seguro

Pero esa pelirroja negó contundentemente con la cabeza, sin embargo no dijo nada, solo se dedicó a besarlo en el cuello durante todo el trayecto de vuelta a su casa y cuando detuvo el auto afuera de la casa de las perfumistas, Paris se lambio los labios seductoramente.

- No Christian, quiero hacerlo en mi cama y en mi habitación, enviaré a mi hermana pequeña a si habitación y London estará en el hospital, sólo seremos tú, yo y una caja de condones - Le dijo antes de bajarse del auto, esa pelirroja se inclinó sobre la ventanilla, aún cuando sabe que seguramente su padre la mira desde la casa, pero a ella no le importa, porque solo lo mira con ojos deseo - Pero tu tienes que pensar como entrar a la casa, yo no te diré, ni te daré las llaves, tu eres un principe Christian, y los príncipes rescatan a sus damiselas, así que debes entrar a mi habitación sin que te descubran, porqué si mi papá lo hace, te mata y no le importa que seas el hijo del rey -

Christian apretó las manos al volante y sonrió lleno de emoción.

- Me temo que nadie me descubrirá -

Paris le mando un sonoro beso antes de entrar a su casa.

- ¡A las 12 pm no lo olvides! -

Christian encendió su auto y se alejó de la casa, pero esta vez manejando con más lentitud, ahora tomando sus precauciones para no arrollar a alguien más, pero la lluvia siempre se empeora en cierto lugar de Londres, de hecho y como si fuera un misterio, se empeora justo afuera del museo de Historia Londres, la lluvia es espesa, fuerte y casi no puede cer nada, pero cuándo una persona se atravesó en su camino, logró apretar el freno haciendo rechinar las llantas de su auto, pero esta vez Christian detuvo su auto y lo primero que vio frente a su auto fue a la hija del primer ministro llena de horror.

Está mojada, golpeada y con sangre en el labio, parece histérica y cómo si escapará de alguien, pero al verlo un brillo paso por su mente, porqué sin preguntar, se subió a su auto.

- ¡Sacame de aquí o ellos van a matarme! -

Nota de la autora

😗😗😗😗😗

¿Creen que Christian ayude a Olimpia?

Algo me dice que por obligación la ayudara, jajajaja pero la pobre de Paris, bueno, tendrá un regaño horrible porque su papá le vio el trasero, pero como esta tan enamorada ni lo sentirá

Jajajajajajajaja

Ayy, hasta México llega el olor a los perfumes, al amor y al olor de momias que desprende Olimpia

JAJAJAJAJA

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Una Rosa De París (Saga Las Perfumistas Parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora