Paris
— ¿No crees que ya es necesario que me vaya de la casa? — Paris soltó un suspiro y se miró delante del espejo en la oficina de su padre, se levanto la blusa y se miro el vientre — Tú me dijiste que un dia tendría que irme y tener mi propia casa —
Su papá se recargó en su asiento y entrecerro los ojos al verla
— Eso te lo dije cuando tenias 5 años Paris — Su papá hablo delicadamente — ¿Acaso te estoy corriendo? —
Paris sonrió mientras se mira en el espejo
— No papi, pero pensé que ya no había lugar para el bebé y para mi —
Su papá soltó una suave carcajada.
— ¿Sabes que siempre me convences al decirme papi? — Comento — De hecho lo mejor es que el bebé y tú se queden aquí, quiero burlarme de ti cuando te tengas que levantar a media noche para cambiar pañales —
Paris se bajo la blusa y tomó asiento delante del escritorio de su papá, molestandolo como siempre, desacomodando sus papeles y acompañándolo en sus largas lecturas, a veces le roba el café, canturrea emocionada o se sienta en la ventana para verlo tan concentrado en su trabajo, y a su papá me gusta que este ahí con él.
— Ay dios, no había pensado en eso — Replicó nerviosa — Bebé, pañales, leche y noches sin dormir —
— Quiero que te quedes Paris, quiero que estés aquí para que tú mamá y yo podamos ayudarte, además ya hace falta un bebé en la casa — Él rostro de su papá se torno serio en solo un segundo — Él esta aquí —
Paris sonrió con fuerza antes de robarle la taza de café a su papá y darle un gran sorbo.
— ¿Hablas de Connor? Claro, saldremos esta noche, por supuesto que tiene que estar aquí
— No hablo de él — Su papá recargó sus codos en el escritorio y la miró a los ojos — Él príncipe esta en Londres de nuevo, lo he visto esta mañana —
El café se le atoro en la garganta y por un momento tuvo ganas de escupirlo, pero no, más bien son ganas de vomitar entre el coraje y la sorpresa, se quedó callada un buen rato, carraspeo y fingió una sonrisa.
— No me importa, en realidad no me interesa saber nada de él — Bajo los hombros con desinterés y soltó un suspiro — Aunque a veces me pregunto si los hombres se sienten mal por hacernos llorar —
— No, no lo hacemos, ¿Quieres vengarte Paris? La incertidumbre es la peor venganza para el hombre, toma nota cariño —
Claro que tomo nota, pero mental porque casi salió corriendo de su casa para alcanzar su cita en el hospital, apenas y se compró un cafe y un panecillo para soportar las horas de espera.
Tomo asiento en al área de maternidad mirando los grandes vientres hinchados de las demandas mujeres y para no volverse loca escuchando los llantos de bebés, tomó revistas para distraerse.
— ¿Paris eres tú? — Esa voz está llena de sorpresa — ¿Que haces aquí? Tú odias los hospitales ¿Acaso trajiste flores para decorar? —
¡¿Christian?!
Apretó las revistas con fuerza casi haciéndolas añicos, su respiración comenzó a agitarse, paso saliva con fuerza y apretó los dientes llena de furia, aun así fingió una sonrisa y levantó la mirada.
— No no traje flores para decorar — Contestó secamente — ¿Y tú acaso estas aquí para follarte a las enfermeras de tu madre? Mira, hasta les tienes regaños para enamorarlas, eres un patán
Cuándo levantó la mirada para verlo, no vio ninguna sonrisa burlona como antes, solo un rostro serio y hasta algo cansado, Christian sigue igual, guapo, alto y de buen parecer, pero hay algo diferente en em, luce más ¿Maduro? ¿Misterioso? ¿Jodidamente más caliente?
Miles de pensamientos pasaron por su mente, más al notar los cambios en su cuerpo, el anchor de sus hombros, esos brazos formados y esas grandes manos, y si, por un momento se sintió tonta por extrañarlo se esa manera, pero no puede negar aue el papá de su bebé es jodidamente bueno.
Por lo menos tendrá un bebé bonito.
— No vengo a enamorar a nadie — Contestó lentamente y sus ojos se iluminaron al hablar de nuevo — Pasare el día con mi sobrina, la llevare a pasear a caballo y pensé en traerle unos regalos, se que es una bebé, pero ya que su papá tiene cirugía, tendrá un tío muy consentidor —
Paris se mordió el labio nerviosa
— Lo siento yo pensé otra cosa de ti —
— Si bueno, últimamente la gente piensa cosas erróneas de mi — El rostro de Christian se ilumino de felicidad cuando una enfermera trajo a su sobrina, es pequeña, bonita y muy consentida — ¿Y tú estas aquí para enamorar médicos o estas embarazada? —
Paris alargo su mano para acariciar la mejilla de esa bebé que esconde su carita en el cuello de su tio, diablos que buen papá seria él
— Estoy embarazada —
Christian sonrió levemente
— ¿Es broma? Tú no querías tener bebés —
— Pues ahora tendré uno —
Ese hombre la miro completamente, con los ojos muy abiertos y con algo de sorpresa en su rostro, es bastante inteligente porque es como si en su mente comenzará a tejer una telaraña de intrigas.
— ¿Tú no mandaste cartas para decirme que esperabas un bebé, verdad? — Replico en voz baja — Me molestaría no saber la verdad Paris —
Paris soltó una suave burla restandole importancia
— ¿Y para que te diría a ti, si él bebé no es tuyo? —
— ¿Entonces quien es él papá? —
Por un momento se quedo callada y quizá sí, en un futuro se arrepienta, pero esta tan enojada que no pensó en su respuesta.
— Mi novio, él y yo tendremos un bebé —
Christian perdió un brillo de esperanza en sus ojos, pero por un motivo su sobrina lo hizo reír mientras destapa sus regalos, le encantan los bebés, tiene una paciencia infinita, es cuidadoso y consentidor, si supiera la verdad seria un excelente papá.
— ¿Y desde cuándo estan juntos? — Le preguntó
— Desde que tu y Olimpia lo están, yo tambien te engañe Christian — Digna de si misma y voz algo de odio wn la voz, se burlo de él — ¿Y regresaste para casarse con su magnífica, preciosa y nada loca, novia? —
Él se quedo callado por un largo rato como si el comentario lo hubiera afectado demasiado, el brillo de su de su rostro y una mascara de frialdad inundó su adorable rostro.
— Esta muerta Paris, ella murió y ahora todo Londres piensa que yo la asesine —
— Lo siento, yo...yo no sabia que ella había muerto, no quise decirle loca —
Christian tomó un respiro y se puso en pie con su sobrina en brazos, tomo una pequeña bolsa con pastelillos y se los dejo sobre las piernas.
— Son para ti, tú bebé los necesitas más, me alegro mucho por ti Paris — Él apenas y sonrió como si algo lo estuviera matando por dentro — Pero si él no se hace cargo del bebé o necesitas ayuda, solo llámame, no quiero perder a alguien más y siempre estaré para ti Paris —
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Una Rosa De París (Saga Las Perfumistas Parte 3)
RomanceParis Bellerose es una exitosa abogada de Londres y aunque todos creen que es un témpano de hielo, por dentro es tan delicada como una rosa, es experta en sanar los llantos de sus hermanas con tequila, de correr las novias a sus hermanos a golpes...