Capitulo 40

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Paris

— ¡Mamá! — Gritó fuera de si, está asustada y su sobresalto asustó al pobre bebé pegado a su pecho que comenzó a llorar fuertemente, bien, eso indica que tiene buenos pulmones — ¡¿Porque lo llamaste, para que le dijiste a Christian donde estábamos?! —

El pobre bebé lloro con más intensidad, despegó su boca del pezon y su llanto se hizo más fuerte, inmediatamente se descubrió de la sábana, se subió el tirante del sostén y trató de calmarlo, pero ese bebé tiene el orgullo de su padre.

Se puso en pie tratando de arrullarlo, pero nada, así que miró pidiendo ayuda.

— ¡Mamá no sé qué le pasa! —

Su mamá dejó de oler unos frascos de perfumes y se acercó hasta ella para quitarle el bebé, quien de inmediato, se contentó en los brazos de su abuela

— Dios Paris pareces una inexperta, él está asustado de ti porque tú estás nerviosa y exaltada — Su mamá tomó asiento en aquel sillón que está en el jardín, le quito al bebé el gorrito y lo beso en la frente — Creo que la reina y yo nos pelearemos por ti cariño, eres el bebé más hermoso que he visto, eres idéntico a tu padre, le caerás muy bien a tu abuelo —

Paris tomó asiento despacio con dolor en el vientre y adolorida del cuerpo, y soltó un suspiro.

— No es verdad, papá odia a Chris y tampoco es justo que se parezca a él, yo quería que fuera pelirrojo —

Si madre levantó su mirada para verla mejor.

— Se como te sientes Paris, se que querías tener al bebe sola, esta Connor contigo pero Chris aún despierta sentimientos que tú tienes escondidos, pero es el papá de mi nieto y tiene el derecho de verlo — Su mamá recordó al bebé sobre su pecho — Además él realmente estaba emocionado por conocerlo y pregunto miles de veces por ti —

Paris sonrió de lado y tomó un sorbo de su limonada, se puso en pie y se estiró con debilidad recibiendo los rayos de sol sobre el rostro y respirando el suave aroma de los perfumes que inunda la casa de su abuela en La Provenza.

— Bien, entonces me temo que iré a arreglarme mi ex no me verá echa un desastre, que le duela ver lo que perdió — Se acercó hasta su madre y tomó a su hijo entre brazos — Nos vemos, mi bebé y yo nos iremos a poner guapos, si llega el innombrable lo dejan esperando en la sala, bajaré hasta que se me pegue ma gana —

Subió con dificultar las viejas escaleras de esas antigua y colorida casa, la casa de su abuela tiene más de 200 años de antigüedad, pero es tan hermosa que la llena de alguna especie de buen humor; al llegar a su habitación beso a su bebé en la frente y lo recostó con sumo cuidado en medio de la cama, pero él no está dormido, tampoco hace nada, apenas tiene unas cuantas horas de nacido, solo está ahí con sus ojitos abiertos, su pequeña boquita rosada y sus regordetas mejillas mirando como su mamá se pasea por la habitación en ropa interior.

— Se que aún no me conoces mucho, te tuve encerrado nueve meses, te alimenté con mucho café, hamburguesas y otras cosas, salí de fiesta tuve sexo, lloraba y te contaba mis tristezas por la noche y saliste de mi preciosa vagina hace unas horas — Le dijo acercándose a la cama para besarlo en la mejilla — Pero Hola bebé, soy Paris, pero tú tienes prohibido llamarme así, para ti soy mamá o mami —

El bebé no hizo nada, solo hizo un pequeño ruido y algo de vomito salió de su boquita.

— No te asustes por un poco de vomito, mamá vomito mucho, hasta delante de un juez —

Paris se recostó en la cama aún en ropa interior y lo abrazó con fuerza como a un muñeco de peluche, solo que esta vez ella misma lo hizo y lo diseñó, aunque no se parezca nada a ella.

— Te llevará muy bien con Connor, Dios, ya que conozcas a tus tíos, y serás la adoración de tu abuelo, aunque ciertamente deberíamos de buscar un lugar para nosotros dos, pequeño Harry — Le dijo llenándolo de besos — Pero podemos vivir con los abuelos un tiempo —

Se quedó ahí con el acariciandolo hasta que se quedó dormido, se deleitó al verlo, pequeño e indefenso buscando ese pequeño al cual refugiarse, después lo cubrió con sus sábanas y se puso en pie para comenzar a arreglarse, solo que se quedó absorta mirando por la ventana, tanto que se le olvidó que lleva solo ropa interior y que un hombre junto con sus asesores la miran desde abajo.

Christian abrió mucho los ojos al verla y Paris de inmediato cerró las cortinas y comenzó a respirar con fuerza, se vistió lo más rápido que pudo y se sentó en la cama nerviosa.

Claro que lo vio y ellos la vieron muy bien, no esperaba que él llegara tan pronto, pero lo hizo, está aquí por el bebé y es momento de las conversaciones difíciles sobre el pequeño Harry.

Sin embargo, los puede escuchar, sobretodo a la voz de Christian platicando con sus hermanas en la sala de abajo, por última vez escondió y cabeza entre las almohadas y se quedó ahí el más raro posible

Sabe que él odia la impuntualidad.

Así que vistió al bebé tan hermoso que lo tomó en brazos al momento y salió lentamente de la habitación bajando los escalones de nuevo con dificultad, pero mirando poco a poco a ese joven que le robaba suspiros cada vez que lo veía sentado en la ventana del palacio.

Pero antes era un niño juguetón, un niño travieso, un niño qué desobediencia órdenes sin pensar en nada, delgado y de piel pálida, esa fue la versión de Christian que la enamoró dese que era niña.

Ahora el que está sentado en el colorido sillón de su abuela, que sonríe y muestra sus blancos dientes, no es un niño, sino un hombre, uno diferente y que ella no conoce. Sus hombros son anchos, su piel dejo de ser pálida para ser remplazada por una dorada textura seguramente cayada por las horas qué pasa en el desierto, su cabello es largo, peinado y rubio, su ropa es perfecta, su carácter aún es juguetón, pero todo en él parece más maduro, ya no es el Christian tonto, es el Christian maduro, hecho un hombre, el arqueólogo, el aventurero y el próximo rey

Ese mismo que como un caballero dejó su taza de café a un lado e inmediatamente se puso en pie para ayudarla a bajar los últimos escalones, ese que le sonrió ampliamente lleno de felicidad.

— Hola Paris, estaba deseando verte —

Una Rosa De París (Saga Las Perfumistas Parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora