Paris
Después de un arduo día de trabajo, bajo los escalones del parlamento de Londres haciendo sonar sus altas zapatillas y abrió su sombrilla para cubrirse de la lluvia londinense.
Movió su rojo cabello atrayendo miradas masculinas y se cubrió con su abrigo para no sentir frío.
El camino hasta los jardines del palacio de Kensigton esta bordeado de rosas de diferentes colores traídas desde París, son tan preciosas y desprenden un olor tan especial que estos jardines es el lugar perfecto para los enamorados.
Lo era para Christian y ella, ahora lo será de ella y de su bebé.
Tomó asiento en una banca de madera cerca del estanque y soltó un suspiro.
— ¿Ay... Paris y tu cuento de hadas en que quedo? — Se dijo a sí misma — Quedé sin un príncipe, sola y embarazada —
Le dio el primer mordisco a su panecillo con toda la tristeza del mundo, se siente tan mal, pero tiene tanta hambre que eso la hace querer llorar más.
— ¡¿Y si Christian no regresa jamás que haré?! — Volvió a decir mientras se lamenta y come con ansiedad — ¿Bebé tú crees que tu papá algún día regrese? —
Soltó una carcajada como si estuviera loca, porque es imposible que un bebé, aun dentro de su vientre, le responda.
— Si, digamos que algun día él volverá y vendrá por nosotros, solo que ahora esta muy ocupado buscando tesoros en Egipto — Terminó en un suspiro — Pero tu y yo, cuándo nazcas claro, nos tomaremos un tiempo en Francia, oh ya hasta he soñado la casa, pequeña, de piedra y llena de flores, como en un cuento de hadas —
Cerró los ojos imaginándose una pequeña casa en el sur se Francia o quizá en la Provenza para que el bebé se enseñe a ser perfumes
De repente dejó de masticar solo para pensar una cosa.
¿Y si el bebé no se parece a ella?
Es muy injusto que después de cargarlo nueve meses el bebé se vaya a parecer a su papá, claro que Christian es muy apuesto, pero después de todo lo sucedido, lo correcto es que el bebé se parezca a ella.
Aww, lo imagina con rizos rojizos, pequeño y adorable y claro, con mucho amor a su mamá.
Sólo de pensar que para un pequeño ser, ella lo será todo hace qué su corazón se infle de orgullo y amor.
— Cuando nazcas iremos a comer a todos los restaurantes de Londres, oh dios, nos divertiremos mucho, espero que te guste la comida como a mi —
Se entretuvo comiendo de nuevo, aun sin abrir los ojos, pero por él embarazó sus sentidos están muy agudos, por eso, respiró ese perfume del hombre que se sentó a su lado.
— Déjame decirte que la gente te está viendo hablar sola — Comentó con burla esa voz masculina — En los juzgados todos te conocen como la mujer más dura, yo creo que eres la más dulce de todo Londres —
Paris paró de masticar su panecillo, se limpió el cocholate de sus labios y giró su rostro con incertidumbre para mirar a Connor sentado a su lado.
Ese abogado lleva un abrigo gris que cubre gran parte de su cuerpo, con es perfecto cabello castaño y esos ojos verdes llenos de brillo, dejo su maletín a un lado y le dejo un pequeño muffin sobre sus piernas.
— Soy mas dulce cuándo estoy sola, y no me dejan más comida ¿Me quieres ver más gorda? — Le preguntó seriamente — Si me perdonas... —
Connor la miró a los ojos y sonrió ampliamente
— Lamento si te incomodó mi obsequio, lo vi y pensé que sería delicioso para ti — Dijo recargandose en la banca — Además, no deberías esconder tu embarazó, no debería darte pena tener un bebé —
Paris abrió los ojos sintiendo cómo su cara se torna roja por la molestia.
— No me da pena, no me avergüenza, me gusta estar embarazada — Con cierta molestia comenzó a tomar sus cosas con prisa — ¡Lo que no me gusta es que la gente entrometida venga y me pregunte donde esta el papá de mi bebe, es nefasto! —
Connor la tomó de la mano y la obligó a sentarse de nuevo.
— Te veo todos los dias en el parlamento, tú llevabas vestidos provocativos y ahora te ocultas bajo abrigos, no tengas miedo de mi, no voy a preguntarte nada, sea quien sea él papá, se perdió de algo magnífico —
— Lo se, es un tarado —
Connor sonrió llenó de alegría y la miró directamente a los ojos
— Pues me alegro que sea un tarado, gracias a eso puedo decirte esto, vamos a darnos una oportunidad Paris — Dijo seriamente mientras su cabello castaño se mueve con el viento, ni siquiera le importa que la lluvia moje su costoso abrigo —
No vengo aquí a decirte que nos casemos, comencemos como amigos, déjame cortejarte, dejame pedirle permiso a tú padre para salir contigo —— Pero estoy embarazada — Replicó en voz baja.
— ¿Y eso que? Eso no es un problema, cuándo nazca el bebé le pediré permiso para salir con su madre — Connor la tomó de las manos con dulzura — Escúchame, no planeó ser el padre del bebé, ese es un lugar planeado para alguien qué volverá en algun momento —
Con todo atrevimiento, Connor se acerco para darle un suave beso en la mejilla, cómo un caballero tratando de conquistar a su damisela.
— Déjame hacerte entender Paris, que el amor es precioso, que no se sufre, déjame hacer que te enamores de mi —
Nota de la autora
Awwww, todas nos merecemos un hombre que nos enamoré poco a poco como Connor.
Y Paris se merece mucho más disfrutar de un buen embarazo, jajajajajaja de todos modos con su tía, sus hermanas y su madre nos sacará muchas risas.
🤪😜🤪😜🤪😜
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Una Rosa De París (Saga Las Perfumistas Parte 3)
RomanceParis Bellerose es una exitosa abogada de Londres y aunque todos creen que es un témpano de hielo, por dentro es tan delicada como una rosa, es experta en sanar los llantos de sus hermanas con tequila, de correr las novias a sus hermanos a golpes...