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Jimin había aceptado.

A su pesar, lo había hecho por compasión. Pero también porque lo quería cerca. Ignoró los consejos de las sirenas y los tritones de la laguna, dejándolo quedarse en su hogar. Ya habían comido y hablaban en una mesa improvisada. Jimin le preguntó cómo había sido su vida y el pelinegro respondió.

- No tengo recuerdos de cuando era un niño, lo único que recuerdo es que era un pirata, como si hubiese sido mi misión desde siempre y para siempre. Peter Pan era mi enemigo, pero antes no lo consideraba así.

» Al principio, Peter apareció volando y me impresioné, nunca ví a un niño volar. Luego se acercó a molestarme. Todos los días. Robaba mi tesoro para crear una pelea, arruinaba mis planes de excursión en la isla, etcétera. Al final del día, terminaba mojado, resfriado, golpeado, herido y profundamente molesto. Siempre he querido quitármelo de encima, pensé que matándolo iba a recuperar mi estabilidad emocional. Lo curioso es que nunca pensé en abandonar Nunca Jamás.

- Hace unos 10 años, Pan me cortó la mano.- alzó su garfio y lo miró atentamente. En Nunca Jamás no corre el tiempo en humanos, por eso la juventud de Jungkook seguía ahí.- Desde ese entonces mi salud mental cayó en picada.

- Lo siento mucho por eso. Ojalá hubiese sido diferente.- susurró Jimin.

Y ahora Jungkook recordó su fascinación por las preguntas.

- Si... Si no fuiste tú quien se comió mi mano entonces, ¿quién?- el más alto estaba perdido, no sabía qué había pasado.

- Ahora es turno de contarte mi historia.- dijo Jimin.

» En Nunca Jamás hay cambiaformas. Somos mitad cocodrilos y mitad humanos. Preferimos seguir en nuestra forma animal porque en la humana se necesita más de todo, es más fácil ser animal que humano. Vivimos en una aldea, nadie la encuentra ni desearía hacerlo. Desde pequeño sentí una admiración por los humanos. Mayormente me quedaba como uno. Siempre fuí diferente a ellos, me desplazaban. Crecí y un día me topé con tu barco.

Jungkook lo miraba atento.

- Siempre te miraba, soñaba con ser alguien como tú, ser un humano.- dijo Jimin omitiendo su pequeño enamoramiento.- Pero tú siempre gritabas, te asustaba verme.- el pelinegro recordó las veces en donde aquella visita le quitaba lo varonil de la voz.- Luego me enteré por unos pecesillos que antes hubo un cocodrilo de verdad que se había comido tu mano pero...jamás lo volvieron a ver. Dicen que tu mano era tan amarga como tu temperamento y que eso lo espantó.- mordió sus labios para retener una sonrisa.

Jeon se sentía ofendido pero tenía ganas de reír por aquella ocurrencia. También puso bastante atención en los labios del rubio, presos bajo su mordida, por alguna razón no pudo despegar su mirada de allí.

- ¿Por qué no vives con tu familia?- preguntó Jungkook.

El más pequeño sonrió entristecido.

- Los de mi especie odian a los humanos, los consideran una plaga. Nos cazan y nos matan por el mero placer de tener nuestras cabezas como trofeo de una competencia injusta.- dijo Jimin recogiendo los platos y llevándolos a otra mesita.- Siempre me sentí atraído al mundo humano, siempre iba a visitar tu barco, permanecía más como un hombre que como animal. Hay tantos factores por los que me exiliaron.- dijo mientras lavaba sus manos.

- Siento mucho haberte hecho recordar aquello, no fué mi intención.- se disculpó el pelinegro.

- No te preocupes por eso, fué lo mejor. Descubrí éste pequeño pedazo de cielo lejos de Nunca Jamás. Soy feliz aquí a pesar de estar solo.- sonrió con un deje de tristeza.- Extraño a mis padres pero la vida sigue.

Jungkook lo miró atentamente a los ojos y luego salió disparado de la cueva. El Omega estaba perplejo, ¿había dicho algo malo? ¿Se arrepintió de quedarse? Jimin empezaba a escuchar como si estuvieran moviendo un bote. Efectivamente, se iría.

Tragó saliva y se dirigió a su cama a lamentarse por ser tan confiado. Sus bonitos ojos verdes se enrojecían y también escuchaba a su corazón latir pesadamente. ¿O eran pasos?

Jungkook apareció con una lámpara, un mapa, un cofre de joyas y una botella de vino. Lo vio acostado en su cama, dándole la espalda.

- ¿Jimin?

El aludido se volteó instantáneamente con los ojos bastante abiertos y con un llanto próximo.

- ¿Qué tienes?- se acercó y dejó aquellas cosas en la cama. No esperó que Jimin lo abrazara como si la vida se le fuese en ello. Correspondió al abrazo, dejando que sus instintos le dijesen qué hacer para consolar al pequeño Omega que lloraba en su hombro.

Nunca lo habían abrazado y dudaba que alguien le hubiese mostrado cariño, menos mediante contacto físico. Así que se limitó a acariciar el cabello rubio de aquel pequeño cocodrilo hasta que se hubiese calmado lo suficiente. Y cuando el menor se hubo calmado lo suficiente supo que era hora de hablar.

- Quiero regalarte algo.- dijo Jungkook y Jimin lo miró extrañado.- Estas cosas no me servirán de nada. Ya no soy un capitán, no necesito esto. Ahora es todo tuyo.- dijo mostrándole aquellas cosas que estaban en la cama.- Te gustan las cosas humanas, es mi regalo y mi manera de compensarte por lo que te hice pasar.- Jimin aún lo miraba pero ahora no estaba triste.- No sé si sea suficiente pero...

- Es...es maravilloso. Muchas gracias, no tenías por qué hacerlo.- dijo acariciando el pergamino donde se dibujaba toda la isla y el pequeño cofre con piedras incrustadas

- Tengo que.- sonrió mostrando sus dientes de conejo.- ¿Éstas cosas pueden cubrir mi estadía aquí por los próximos años?- rió y Jimin lo acompañó.

- Claro que sí.- dijo abrazándolo.

...

Pasado un tiempo, Jungkook descubrió cómo amar a alguien y cómo amar una vida sencilla. Amó a Jimin con todas sus fuerzas y ese amor fué correspondido antes de que él lo supiera. Ambos sanaron sus corazones rotos y ambos vivieron sus propias aventuras en un cuento feliz, sin villanos, ni final.

A veces, los villanos necesitan cambiar la historia.

A veces, necesitan a alguien que les un empujoncito para hacer el cambio.

•••

que no hay acción de la querían, pero esta historia se trata de un encuentro donde las cosas pasaron lento, sin prisas ni presión. No todo es lemon hondo hasta el fondo xd.

Aún no termina todo

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