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Siempre me sentí atraído por ella, una hermosa señorita, muy correcta y silenciosa, apenas notaba su presencia en la clase por ese aroma que siempre emanaba de ella.

Tenía un quirk de aroma, aquel perfume tenía un efecto similar al del quirk de Midnight pero el de ella no era adormecedor, era embelezante, aunque no lo tuviera activado siempre olía muy bien.

Cuando supe de los problemas economicos y familiares que estaba atravesando estuve a punto de pedir que le dieran una beca, incluso de pagar sus estudios yo mismo con tal de no dejar de verla y que no perdiera su lugar en la academia.

No entendía muy bien la naturaleza de mis sentimientos hasta que una noche Hizashi me convenció de salir juntos.

Me llevó a un bar, cuando entré y ví mujeres en escasas prendas bailando en tubos quise irme pero Hizashi no lo permitió.

- ¿Por qué me trajiste aquí?- Pregunté incómodo evitando mirar a la mujer que bailaba frente a nosotros, Hizashi estaba bastante concentrado en sus pronunciadas curvas.

- Diviértete un poco, siempre estás de mal humor, necesitas algo de acción y ya que no quieres una pareja pensé que podíamos encontrar una señorita de tu gusto para que descargues tu pasión.

- Con todo respeto, Hizashi, mi "pasión" no es algo que te incumba.

- Buenas noches.- Dijo una voz Junto a nosotros, era una mujer notablemente más joven que la que bailaba en la mesa, llevaba consigo una libreta.

Iba vestida con un conjunto plateado que reflejaba las luces del lugar y que favorecía su delicado y alargado cuerpo y llevaba, al igual que todas sus compañeras, un antifaz que apenas me permitía ver sus ojos.

Ambos nos giramos para verla. Era una chica alta.

- ¿Desean... -Se veía aterrada.- ... ordenar algo de beber?- Dijo cuando tuvo nuestra atención. Se escuchaba bastante nerviosa.

- ¿Puedo ordenarte a tí? - Preguntó Hizashi, yo aparté la mirada rodando los ojos por aquella vulgaridad.

- Wiskey.- Dije a secas, mientras más fuerte fuera el trago más fácil sería olvidar esta noche.

Hizashi pidió un cóctel y la chica se fue. Evidentemente incómoda por el comentario.

La verdad es que, por muchas ganas que tuviera de no acordarme de nada, no tenía ánimos de beber, aunque Hizashi parecía estar pasándola muy bien, tanto que a la hora de irnos tuve que cargarlo casi en mi espalda.

Al salir lo ayudé a subir al auto, yo manejaría, antes de subirme yo también me llamó la atención una discusión junto al bar.

- No creas que serás mesera por siempre, si quieres el trabajo tendrás que ensuciarte las manos igual que todas.- Le reclamaba una de las bailarinas a la mesera que nos atendió. Era aún más alta y tenía una frondosa melena peliroja y rizada y también llevaba un antifaz junto con su conjunto verde neón.- ahora entra, tenemos que terminar la noche como se debe.

- Disculpe.- Dije acercándome.- ¿Hay algún problema?- Dije una vez que me acerqué lo suficiente, la mesera se giró y dió un respingo al verme, a pesar del antifaz con a iluminación de las calles que colaboraba más con mis ojos que la del bar pude distinguir un aire familiar en su rostro.

- ¿Es cliente?- Preguntó la pelirroja.

- Voy saliendo.- Respondí con seriedad.

- Entonces no se meta donde no le llaman.- Se metió en el bar dando pasos largos resonando sus tacones que la hacían quedar de mi estatura.

- Con permiso.- Dijo la mesera bajando la mirada y entró dando pasos cortitos pero rápidos con sus tacones bastante menos exóticos.

"Ese aroma..."

Volví al auto y me llevé a Hizashi a casa, bastante confundido.

***

El lunes en la academia Hizashi llegó con evidentes síntomas de resaca.

Yo por otro lado seguía pensando en esa discusión y en la mesera.

Me pareció que querían obligarla a brindar otra clase de servicios.

Mis alumnos comenzaron a llegar mientras yo permanecía inmerso en mis pensamientos hasta que ese aroma me sacó de mi ensimismamiento.

Levanté la mirada y ahí estaba ella caminando hacia su asiento, nuestras miradas se cruzaron pero ella rompió el contacto visual casi de inmediato aparentemente incómoda.

Una espina se clavó en mi corazón cuando me di cuenta...

Era ella, la mesera.

***

Al sonar la campana del descanso le pedí quedarse un momento.

Una vez que estuvimos totalmente a solas reuní valor y hablé.

- Sabes que lo sé...- Dije cruzando los brazos.

- ¿Y qué con eso? ¿Va a echarme por trabajar y pagar mis estudios de forma honesta?

- No.

- ¿Entonces qué es lo que quiere?- Me desafió.

- ¿Qué haces en un lugar como ese? Alguien tan brillante como tú...

- Eso no le incumbe.- Dijo interrumpiendome.- Estoy en tercer año, soy mayor de edad, puedo hacer lo que me plazca.

- Pero no es lo que te place.- Dije aludiendo a aquella discusión.- Tú no quieres bailar para esos hombres ni venderte por hora.

- No. Y le prometo que ninguna mujer de ahí lo desea, pero no hay opción, si la hubiera no estaría ahí, humillándome en esos ridículos trajes por dinero.

Intentó irse pero la detuve del brazo un momento.

Una lágrima calló por su mejilla y entonces la dejé ir.

***

Esa misma noche volví al bar a solas.

Entré sintiéndome extraño me senté tan lejos de la multitud como pude y busqué con la mirada.

Encontré rápidamente a T/N, era difícil de confundir, no creo que haya alguien más joven que ella aquí.

Estaba en medio de una discusión con la misma mujer de la otra noche y un hombre calvo con una camisa con el logo del bar.

El señor le hizo una seña de disculpa y se retiró.

La pelirroja que está vez vestía de rosado le quitó la libreta a T/N y se fue a tomar comandas mientras ella tristemente empezó a deambular por el bar.

Otro hombre se acercó a regañarla y cuando se alejó ella cambió su actitud. Caminaba con más porte, llevaba una faldita bastante reveladora de color rojo, un top del mismo color y accesorios de color dorado, igual que sus zapatos, unos tacones de aguja que estilizaban mucho su figura.

La ví ser sexualizada y tocada por una obcena cantidad de hombres a lo largo de la noche y aunque por su sueldo debía seducirlos se le notaba la incomodidad.

***

El martes fue ella quien me acorraló después de clases.

- Sé que volvió anoche.

- No sabía que había entrada restringida los lunes.

- No se haga el tonto ¿Qué pretende llendo a espiarme mientras trabajo? Sé que no es un pervertido, ese es el roll de Mic Sensei, a usted no le interesan esas cosas, lo noté el domingo.

- Qué observadora.

- Deje de seguirme.

Y se fue furiosa.

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Sip, otro Fanfic de Aizawa, pero ya me conocen, saben que lo amo, además tuve esta idea y pensé que no tenía desperdicio.

Espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo.

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Instagram: genevieve_anneliese_

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