Ven al bar

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Esa noche estuve ocupado pero a la siguiente no pude evitar ir a ver lo que estaba pasando, temía que se hubiera visto obligada a acostarse con alguien contra su voluntad.

Ella estaba de mesera, en un atuendo verde de lentejuelas que destacaba muy bien cada forma de su cuerpo.

Se acercó a mí, algo disgustada.

- No debería venir tan seguido,  los dueños van a notarlo.- Dijo fingiendo escribir algo en su libreta.

- Sólo pensarán que soy un cliente frecuente.

- No deja que las chicas se le acerquen, créame, destaca.

- No vengo por mujeres, vengo a asegurarme de que estés bien.

- Lo estoy.- Respondió.

- Vi una marca en tu cuello ayer. Estoy preocupado.

- Lo hablaremos mañana, prometo explicarle todo.- Dijo ya impacinte.- ¿Le sirvo algo?

- Dame lo más caro, para que tus jefes no se disgusten.- Dije.- Cuando lo termine me iré.

Me trajo mi orden y tal como le prometí me fui al acabar de consumir, dejando una propina generosa.

***

Al día siguiente en la escuela durante el descanso fuimos a mi oficina donde me explicó lo de la marca.

- No he tenido que hacer nada con nadie, si es lo que le preocupa.- Me dijo sentada frente a mí.- la verdad es que pocos se animan a cubrir el costo del privado, le subí el precio, cuando acceden intento otra clase de cosas para evitar consumar el acto.- Su rostro comenzó a enrojecer.- he tenido que hacer otra clase de... Cosas. Consigo que se les acabe el tiempo antes de lograr llegar a más y me valgo un poco de mi quirk para atontarlos y lograr que se vayan satisfechos sin haber... Bueno ya sabe.

- Está bien, lo siento, no tendrías por qué darme detalles de nada.

- No se preocupe, sé por qué le molesta pensar que alguien me tocó, lo entiendo.- Se puso algo nerviosa.- Yo también me alteraría si usted llegara un día a la academia con indicios de haber pasado la noche con alguien más.- dijo jugando con la corbata del uniforme.- Sé que no debería decirle ésto y que prometí esperar a que usted quisiera hablar del tema pero quiero que sepa que lo entiendo.- Añadió.

Asentí cerrando los ojos y sintiendo algo de felicidad oprimiendo mi corazón.

***

Por la noche fui al bar con Hizashi, no iba a dejar que fuera sólo y la descubriera o quisiera acostarse con ella, la encontré paseándose entre las mesas con un conjunto amarillo neón muy ajustado y favorecedor.

Me acerqué a ella y antes de que dijera cualquier cosa saqué el doble de dinero de la primera vez y pedí un privado.

Hizashi parecía bastante complacido de que pagara por encerrarme durante una hora con una aparente desconocida.

- No tiene por qué pagar sólo para que hablemos.

- Es mi dinero, yo sabré como lo gasto.- Me crucé de brazos.

- ¿Y bien?

- Hizashi está aquí, vine con él y me metí aquí contigo para que no te descubra.

- Entiendo.

- También quiero que hablemos sobre el tema que tenemos pendiente, estoy listo.

Eso último pareció sorprenderla.

Vino a sentarse a mi lado.

- ¿Qué quiere decirme?

- Me gustas.- Dije seriamente.- Iba a esperar a que te graduaras pero ahora que sé que lo sabes no tiene caso ocultarlo.

- También me gusta.- Respondió acercando su mano a la mía sin tocarme.

Fui yo quien terminó acariciando su mano.

- ¿En verdad te gusta este tipo que te lleva 12 años y ni siquiera es guapo o al menos alegre?

- Aizawa Sensei, no sé si sea consiente de ello pero usted es un hombre muy atractivo, no sólo por su físico, también por su inteligencia y su seriedad, es un hombre maduro, estricto, exigente, trabajador y muy fuerte tanto físicamente como en espíritu.

No pude evitar sentirme apenado por los números elogios que recibí.

- Pero aún así tú eres una Señorita joven, brillante y muy bonita, inteligente y trabajadora, y si mi espíritu es fuerte el tuyo lo es mucho más, te sacrificas de esta forma por tu familia y eres decidida, tienes coraje y valor ¿Cómo podría yo ser digno de tanto?- Apreté su mano.

- Simplemente lo es porque lo eligió mi corazón, Sensei.

Se acercó a mí con cautela y me dió un beso muy suave en la mejilla, al separarse mi piel estaba ardiendo.

No dijimos nada más durante el resto de la hora, nos quedamos abrazados.

- El tiempo acabó.- Dijo ella con tristeza.

- Ya nos volveremos a encontrar.- Dije acariciando el dorso de su mano en círculos con mi pulgar y dándole un beso en la frente.

Al salir nuevamente tuve que arrastrar a Hizashi hasta su casa.

Lo subí a la parte trasera del auto pero antes de que me subiera al asiento delantero una persona me interceptó, esa mujer pelirroja.

- Hola.- Dijo.

- ¿Me permite?- Dije pidiendo que se apartara.

- Soy Conejita ¿Y tú?

- Señorita, por favor, apartece.

- Sabes.- Dijo rodando los ojos y haciéndose a un lado.- Eres un cliente bastante sexy y generoso como para perder tu tiempo encerrado en un cuartito con esa niña que no sabe complacerse ni a sí misma. La próxima ves que vengas en busca de un momento a solas búscame, prometo portarme mal.

- Buenas noches.- Dije subiendo al auto y cerrando la puerta.

- Verás lo que puede hacer una mujer de verdad.- Dijo antes de que yo arrancara y saliera de ahí.

Un escalofrío recorrió mi columna, que mujer más desagradable, buscando robarle los clientes a T/N.

Si supiera que yo no siquiera era un verdadero cliente.

Tenía que sacar a mi pobre T/N de ese inmundo lugar.

Si no supiera que su orgullo la haría rechazar mi ayuda le propondría cubrir su mensualidad de la escuela mientras ella trabajaba en algún otro lugar donde no tuviera que vender su cuerpo para cubrir los gastos extra.

Me fui a la cama pensando en eso, ella jamás aceptaría algo como eso, no me dejaría darle un sólo centavo.

Por otro lado el sentir sus labios en mi mejilla fue como tocar un pedacito del cielo. Y su suave y tersa mano entrelazada con la mía...

Me sentía tan culpable, una mujer tan joven, con tanto por delante atada a un viejo como yo, sabía que no era tan mayor pero la brecha entre nosotros era grande y sentía que estaba profanando la inocencia de una niña.

Aún así me sentía feliz, afortunado e incapaz de arrepentirme de haber sostenido su mano y recibido ese beso.

Fueron los segundos más valiosos de toda mi vida.

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Uffff hasta aquí llegamos hoy.

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