Hereditario

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Isabel pasaba la mitad del tiempo en el Ministerio y la otra en Grimmauld Place, lo que le causaba mucha gracia sobretodo con el hecho de que Sirius aún detestaba aquel lugar pero ella encontraba aquel sitio un paraiso en el cual encontraba mucha mas paz. Cada mañana se despertaba junto a Sirius y se preguntaba si la vida habría sido de aquella manera si Voldemort no existiese.

- Is, ¿que haces despierta? - preguntó una madrugada Sirius mientras se desperezaba y se acercaba a la ventana.

- He estado pensando - dijo aún mirando hacia el cielo - ¿Alguna vez pensaste en como sería la vida sin toda la guerra?

Sirius besó su hombro desnudo y suspiró, quedandose quieto tras ella y luego mirando hacia el mismo punto que ella.

- Una sola vez - respondió con sinceridad - El día del nacimiento de Harry. Me pregunté como habría sido mi vida sin la guerra y mi primer pensamiento fue hacia ti. Te imaginé conmigo esperando a que James saliera con la noticia de que ya había nacido, tu discutiendome si sería una nena o no. Pero, me juré no pensar mas nunca eso. Jamás sería y jamás fue, Is.

La mujer soltó un suspiro y se giró hacia él mirándolo con la luz de la luna atravesando la ventana. Acarició su rostro y como acto reflejo, Sirius cerró sus ojos dejandose llevar.

- Las guerras no son para siempre, Sirius - susurró - Un día podremos vivir.

- ¿Vivir? - el pelinegro le miró con sus ojos grises y a Isabel le pareció ver un destello de esperanza, un brillo particular.

- Si, vivir. Por supuesto no aquí, pero hablo de vivir. Ver el mundo. Me gustaría volver a pasear en esa destartalada moto tuya - sonrió y él le imitó - ¿Dónde la has dejado?

- No lo se. Recuerdo haberla dejado en manos de Hagrid, quizás le pregunte algún dia. ¿En serio vivirías conmigo?

- ¿Por qué ese tono de sorpresa? - preguntó ella - Estoy aquí contigo, ¿no es así? Seguiré luchando por tu inocencia y te juro que atraparé al maldito de Peter y lo haré pagar.

- Pequeña Isabel, no quiero que te ensucies las manos - le dijo con suavidad mientras besaba su frente - Peter no lo vale. Un día lo matará su propio arrepentimiento, porque aunque no lo creas, se que esa pequeña rata aún tiene algo bueno dentro de él y eso es su peor castigo.

Ella recostó su cabeza en el pecho del hombre mientras escuchaba su respiración calmada y pausada, Sirius acariciaba su cabello con tal delicadeza que juraba que podría quedarse dormida allí mismo.

- ¿Te casarías conmigo cuando todo esto acabe? - le preguntó de pronto el pelinegro haciendo que ella se separase rapido y le mirara - Si la idea no...no te parece, podríamos seguir de esta manera y...

- Pensé que nunca me lo propondrías - sonrió emocionada - La verdad, la vida de casada no se me da mucho, no cocino, detesto estar al tanto de la casa y sobretodo, lo de recibir visitas se me da terrible.

- ¡Ah! ¿Pero no se te ocurre que podemos usar a Kreacher para que cocine y espante a las visitas? Dos problemas resueltos y, de la comida puedo encargarme yo. No se me da tan mal lo de cocinar - él le sonrió alegremente, de una forma que hacía muchos años Isabel no veía.

- Solo usaría a Kreacher si quiero causar una mala impresión - replicó ella - Entonces, ¿fue una propuesta formal?

- Cuando pueda salir libremente, pondré un anillo en tu hermosa mano Is. Lo juro - afirmó con seguridad.

- Debemos decirle a Lupin. Será nuestro padrino, aunque, no tengo amigas. Podríamos decirle a Minerva - se animó y él soltó una carcajada feliz.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2021 ⏰

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Con amor, Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora