Difícil

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Sirius no tenía una buena relación con su familia y si se murieran, poco le importaría. Solo Regulus, pero eso era otra tela que cortar.

Las cosas se habían puesto serias. Complicadas. Difíciles. Habían encontrado a un hombre muerto en una zona muggle, un mago. La marca de aquel que llamaban Lord Voldemort había sido conjurada sobre el cielo, un signo inequívoco de la obra de alguno de sus seguidores.

Otra cosa acerca de Sirius es que no leía el diario. Prefería escuchar el resumen matutino de Remus, pero esa mañana con los rumores que corrían, no estaba su amigo para explicarle la noticia. De hecho no estaba Peter, ni James, buscó a Isabel con la mirada y tampoco le encontró.

No quedaba de otra mas que recurrir a la persona cuya actividad primordial de los desayunos era leer el diario.

Lily Evans.

Ella volteó cuando él le tocó el hombro y para su sorpresa le miró con ojos llorosos y una mirada cargada de tristeza, de angustia, de conmoción.

- El profesor Dumbledore se ha llevado a Isabel antes de amanecer, no se donde está. James se ha ofrecido a buscarla - Lily le extendió el diario - Tristan, su hermano, ha aparecido muerto.

El muchacho observó el diario y una foto mostraba al joven de expresión apacible y con una media sonrisa. Tristan Jones, el único que realmente se interesaba por Isabel.

- Ven Lily, vamos a buscarla. Necesita de su familia...

- Pero los Jones...- replicó Lily.

- ¡Que se jodan los Jones! Isabel es mas nuestra que de ellos. A buscarla, ha de estar destruida, Lily.

La pelirroja lo miró como si jamás lo hubiese visto y vio su mano envuelta fuertemente por la de Sirius y corriendo por todo el pasillo. En ese pequeño momento donde Lily estaba casi sin aire, con el corazón comprimido y el cabello al viento, se dio cuenta que Sirius no era lo que pensaba y quizás, Remus tenía razón, una parte de él quería a Isabel y no de la manera fraternal que intentaba mostrar siempre. Una escondida, romantica, apasionada, era la que ahora se mostraba y Lily tuvo que afirmarlo cuando llegó directamente hacia donde estaba James, Peter y Remus mirando hacia un armario de escobas.

- Isabel - llamó Sirius y James lo intentó detener pero lo empujó.

- Canuto, quiere estar sola - musitó James con el rostro palido - Esperemos que se calme.

- Joder. Que nadie quiere estar solo, James - replicó y lo miró - Is, nena, ven. Todos estamos aquí, sabemos lo que sucedió.

- Dejame en paz, por favor - chilló ella y Lily miró a James y luego a Remus.

Sirius se acercó y con fuerza usó su cuerpo para abrir la puerta de un golpe. Isabel estaba acurrucada sobre su cuerpo, aún en pijama. La imagen le hizo sentirse pequeño y ella no le miraba.

- Ven Is, estoy aquí - el ojigris se puso a su altura y la abrazó. No le importaba que arrugara su camisa o que le llenara de lagrimas, ni mucho menos. Deseaba poder detener sus sollozos, su temblor, quitar el dolor que parecía quemarle intensamente.

- Me prometió que iríamos a Hogsmeade juntos, me prometió...cuando...cuando prometes algo...- Isabel hablaba cosas que Sirius no entendía y que todos escuchaban atentamente - Tristan era el único que realmente me quería. Mi hermanito...- ella se aferró a su pecho y ahogó un grito.

- No es el único que te quiere, Isabel - susurró con suavidad y acarició su cabello - Me tienes a mi, James, Remus, Peter. Lily también, Marlene. Isabel, no te vamos a dejar. Ven, debes salir de aquí.

- No, no quiero - dijo con un tono mas bajo - Mis padres...ha dicho que no iré al funeral de mi hermano. Es injusto...ni...ni siquiera podré despedirme.

- No todos podemos despedirnos, la muerte es así. Impredecible, sin avisos. No deja notas de recordatorio, Isabel. Pero, podemos hacer algo - ella levantó la mirada y Sirius limpió sus lagrimas con cuidado - ir a Hogsmeade, en honor a Tristan. Beber una cerveza de mantequilla por él, todos nosotros. No es un funeral Is, pero tampoco es tan triste como uno.

Lily le dio un vistazo a James que parecía tan sorprendido como ella de las palabras de su amigo. Sirius no era lo que ella pensaba y seguramente, James tampoco.

Todo el alumnado observó el momento en el que Sirius se llevó a Isabel cargada hacia la sala común, ella sin fuerzas, sin mas llanto, aferrada a su cuello. Ese día James, Remus y Lily se las arreglaron para pedirle a Minerva McGonagall un indulto para Sirius, que le permitiera acompañar a Isabel todo el día. 

No la había llevado a su habitación. Estaba sentado con la cabeza de Isabel en sus piernas mientras acariciaba su cabello. Los Jones eran definitivamente una familia disfuncional causandole dolor a Isabel, quien sufría por la pérdida de su hermano. Estaba seguro que la gente murmuraría, hablaría una sarta de cosas acerca de él e Isabel, pero no importaba. Nada de eso importaba.

- Es extraño Isabel - susurró sabiendo que ella no le escuchaba - se que no estoy enamorado de ti, no como tu de mi, pero me paso todo el día tratando de analizar la razón por la cual eso no pasa. Quiero decir, eres dulce, perfecta y te quiero. No como James o Remus, pero tampoco como parece quererte Thomas. Entonces estoy aquí, contigo y es el único lugar donde quiero estar. Quiero ir a tu casa y hechizar a tus padres por ser una mierda contigo, quiero golpear a tu hermano mayor y sobretodo, ruego todos los días para que te decidas a dejar esa casa y vengas conmigo. Pero, es difícil ¿no? Es decir, quizás tus padres no son tan atentos pero no te odian, tienes todo, lujos, elfos amorosos que te veneran como a una diosa, ¿que podrías tener conmigo? Nada de eso seguramente. Pero no debería pensar en eso, ¿no es así? Porque realmente no estoy enamorado. Es decir, ¿que significa realmente esa palabra? ¿Amar a alguien? Porque yo te amo pero, no en una manera donde piense en que pueda pasar toda mi vida contigo, pero el problema es verte con los demás y entonces...siento este malestar como cuando comes muchas meigas fritas con cerveza de mantequilla, me siento enfermo cuando se que quizás te dejas manosear por Calvert Thomas como esa noche. ¡Agh! Te vi, te vi esa noche. Pero te enojarías demasiado si lo supieras, entonces harías preguntas difíciles que no quiero contestar, Is. Porque no se la respuesta.

Suspiró y observó su boca entreabierta, adormilada y sonrió.

- Gracias a Merlin no escuchas nada de esto, porque joder, me siento un cursi de mierda. Pero no tengo con quien hablarlo. Se que James me diría que estoy perdido por ti, y si. Lo estoy pero no estoy preparado para estar con una sola y tu eres solo una chiquilla, el próximo año me iré y tu estarás aquí, continuarás con tu vida y todo esto se irá por un caño - Sirius de pronto sintió como su rostro se sentía húmedo, tocó su mejilla y las lagrimas estaban saliendo solas - Joder. ¿Ves? Duele de solo pensarlo y es que quizás es todo. Todo, ¿entiendes? Tu, mi familia, mi apellido, miedo de que lo mismo que le pasó a tu hermano le pase a James, Remus o Peter. Incluso a Lily o Marlene. Te aseguro Is que preferiría dar mi vida antes de que alguno de ellos muera, porque sinceramente no podría seguir adelante. Quizás me pondrían preso por vengarme de cualquiera que intentara tocarlos, porque mierda te juro que si alguien los toca deseará haber muerto antes que yo lo consiga - Sirius acarició su rostro y ella se removió - Desearía que no sintieras ese dolor, Isabel. Cambiaría de lugar contigo todas las veces que sea necesario.

El pelinegro exhaló y recostó su cabeza hasta quedarse dormido con Isabel en su regazo. Mientras Lily soltaba lagrimas silenciosas ante el mejor discurso de amor que hubiese escuchado jamás y era una lástima que Isabel jamás tuviese el placer de hacerlo.

Con amor, Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora