Cigarrillos

142 19 2
                                    

- Remus tenía razón - musitó la voz de Isabel mientras caminaban por el bosque en medio de la noche.

Habían pasado días, semanas, meses. Navidad era fecha de antaño y el mes abril se observaba caluroso y con los capullos de florecillas que crecían únicamente bajo la penumbra.

James se lo advertía.
Remus también.
Peter le daba igual.

Todas las voces le dirían que se terminaría enamorando de Isabel pero eso no ocurría, ¿que acaso pasaba algo dentro de él? ¿No tenía aquella parte que tenía James dentro? Esa que le hacía amar a Lily con una locura desmedida. Parecía que no. Sin embargo, no le importaba en lo absoluto, tener a Isabel en su vida había sido una idea loca, absurda, la mejor puta idea en siglos, joder se decía cada vez que ella completaba una de sus frases y le ayudaba a recordar el nombre de las chicas con las que se liaba.

Porque eso a Isabel no le importaba una puñetera mierda en palabras de Sirius, por supuesto.

Es decir, Sirius. Tus noviecitas son conscientes del lío en que se meten. ¿Por qué debería sentirme mal por ellas? Me siento mal por ti, que tienes que ir de boca en boca buscando queseyo, pero ellas después que tu las dejes encontrarán posiblemente al amor de su vida o a otro pobre diablo que les rompa el corazón y de cualquiera de las dos maneras no podría sentir lástima por ellas 》

Isabel tenía una manera de decir las cosas directas. Dura. Seguramente lo había aprendido de vivir entre hermanos varones o de la falta de afecto proveniente de su familia, pero aunque sus padres no eran los mas amorosos, ella tenía una forma amable en su ser, abrazos cálidos y delicados, palabras suaves para reconfortarte y una voz casi angelical para estar en el coro de Flitwick en el que la había espiado.

Otra cosa es que no tenía nada de miedo. Excepto por supuesto a morir sin ser recordada. Algo de lo que Sirius estuvo riendose casi toda una mañana y que compartió con Remus a quien no le hizo nada de gracia.

《Profundo, ¿no? Morir y no ser recordado. Morir ya es suficientemente malo pero peor es que no haya nadie quien te recuerde. Pero eso no nos pasará a nosotros, Canuto. Todos nos recordarán de una forma u otra y el mapa será una muestra de eso》

Aquellas palabras de James le habían callado la boca y le dejaron pensando en que quizás el miedo de Isabel no era tan estúpido después de todo.

- ¿En que tenía razón el santo de Remus? - le preguntó mientras la ayudaba a bajar por un montículo de tierra y alumbraba con su varita.

- En que terminaría enamorandome de ti de una forma u otra.

Allí estaba. Isabel soltaba las cosas tal cual le venían a la cabeza y eso era algo que tenían en común. Sin embargo Sirius detuvo su paso y le miró no con sorpresa, sino con inquietud, una que le removía el cuerpo y el espíritu.

- No me mires así, se que lo tuyo no es el compromiso y además no estoy esperando que me declares tu amor de vuelta - le dijo con una sonrisa - Bien podrías irte ahorita y solo me molestaría que me dejes tirada y sin saber a donde demonios me quieres llevar.

Sirius no dijo nada. Las palabras de Isabel aún rondaban en su cabeza y no le dejaban articular nada coherente. ¿Sería raro después? ¿Debía devolverle el gesto solo por cortesía? ¿Por qué no se enamoraba de ella también? No, lo tuyo es ser libre. ¡Libre!

- Vamos Sirius, solo te lo he dicho porque tengo confianza en ti. No me ves esperando una respuesta de tu parte. De cualquier forma, si me correspondieras, no podría ser - explicó con arrogancia y Sirius sonrió. Esta vez, le tomó del brazo y la mantuvo junto a él todo el camino.

Con amor, Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora