Religión

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Todas las chicas lo hacían. Megan la de su misma habitación y cama cerca del baño, lo hacía con una frecuencia nada normal. Todas las noches, sin falta a las 11. Pero Isabel no podía.

Ahora que Calvert tenía novia, se había quedado sin alguno que le diera literal una mano. Pero ni modo, no era opción pedírselo a alguien como si fuese lo mas normal.

Sirius lo haría con gusto dijo la vocecita atolondrada de su cabeza.

- Tratamos de olvidarnos de Sirius, querida - susurró para sí misma.

Hay un frío tremendo, es primero de diciembre. No puedes dormir. A la mierda el plan. Sirius no se negaría.

Resopló y abrió la gaveta de su mesita de noche. Era medianoche apenas y Sirius siempre se quedaba haciendo cualquier cosa para dormir realmente a la 1 de la madrugada un día de viernes. Saco el pedazo de espejo que le dio para comunicarse y susurró su nombre varias veces.

Unos ojos grises le miraron confundido, preocupado.

- Is, ¿te pasa algo?

- No - negó con rapidez - Bueno, de hecho si. ¿Crees poder colarte a mi habitación? Es...es urgente. Pero sin hacer ruido.

Sirius frunció el ceño y asintio. Luego desapareció su reflejo.

Ella estaba nerviosa, ansiosa y de repente avergonzada. ¿Que le pasaba? ¿Llamar a Sirius para...? ¿Que le diría cuando llegara? Pero ahí estaba la puerta abriéndose y Sirius con sus pantalones de pijama por debajo del ombligo, dejando entrever el nacimiento de vello cerca de su pelvis. Llevaba el cabello en una coleta y por supuesto, sin camisa. Pero no tenía aquella mirada gamberra y lujuriosa, de hecho parecía genuinamente preocupado.

- Joder Is, ¿te sientes bien? ¿Quieres que te lleve con madame Pomfrey? - Sirius tocó su frente y luego su cuello - Aunque no siento que tengas fiebre o algo así. ¿Pasa algo mas?

- Es que...no puedo dormir - declaró ella y con la luz de fuera iluminando su rostro vio la sonrisa de Sirius.

- Soy terrible contando historias para dormir y menos para cantar canciones de cuna, Isabel. Vamos, ven que te arropo y te duermes - el muchacho hizo el amago de arroparle pero ella le detuvo.

- Verás, hace frío y no puedo dormir. Usualmente no pediría esto pero, no soy buena en, entiende...- Sirius tenía una ceja enarcada, los labios en una línea y el cerebro tratando de interpretar que quería decir - Megan. Megan ella...pues se toquetea y se duerme. He intentado pero soy terrible en eso y...

- ¡Ah! Ya veo. Ya veo - le interrumpió - Lo tuyo es que quieres masturbarte y no puedes. Pero si es de lo mas sencillo, para las chicas debería serlo también - susurró como si fuese el reporte del clima - ¿Para que me has llamado? ¿Para contarme? Vamos, metete en las sabanas e intenta. Es cuestión de práctica.

El ojigris se levantó pero Isabel le tomó el brazo con fuerza y lo sentó en la cama. Su rostro era de sorpresa, y aún mantenía sus manos en el borde del colchón. La chica se sentó sobre sus piernas y se quitó el sueter de la pijama, a lo que Sirius no tardó en notar que no usaba brasier para dormir.

- Jones, ¿que haces?

- ¿Podrías pensar que hipotéticamente esta noche soy otra persona? No Is, ni Bella solo haz lo que harías con cualquier chica del castillo.

Pudo ver el rostro del chico. Pudo ver como luchaba consigo mismo pero no miraba a su pecho, la miraba a ella. Fijamente y aún con solo haberse quitado la parte superior la hacía sentirse desnuda, de un modo que le generaba un calor abrasador.

Con amor, Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora