☆ Three ☆

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"While you gettin' angry, I'ma kick back
Only thing I think about is big stacks"

[Mientras te enojas, me iré a descansar
Lo único que pienso es en grandes estrategias]

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Para ser un adolescente diecisiete años, besar nunca fue su actividad favorita. Porque, realmente, las pocas veces que lo hizo, jamás sintió algo.

Es decir, no esperaba fuegos artificiales en su cabeza, mariposas en su estómago o alguna clase de reacción que veía en las películas, pero tampoco esperaba que la sensación de mover los labios contra otra persona pudiera sentirse tan vacía y poco placentera como lo hicieron todas en su caso.

Su primer beso lo dio a los quince, en la fiesta de cumpleaños de Amy cuando ella lo retó a besar a una de sus amigas en los labios porque creía que haría una "linda pareja" antes que le dijera que no le gustaban las chicas. Fue un corto beso, un toque de labios inocente que solo lo hizo sonrojarse. El segundo y tercero, fue con otras dos chicas, y puede que hubiera más acción de parte de sus labios, hasta algo de lengua, pero realmente no fue nada que lo hubiera hecho sentir diferente. Luego, el último, con Jeremy. Un beso que realmente no quería recordar porque estaba seguro que ese chico no sabía besar, además de tener el aliento a Doritos. Pero, tenía que admitir que, fue el que más le provocó algo.

Y, ahora, estaba besando a Michael Clifford.

Nunca, jamás, se hubiera permitido a sí mismo si quiera imaginarse en una situación como esta. Sin importar lo atractivo que le pareciera Michael, o cuanto tiempo pasaba observando sus labios a los dieciséis. Él no podía invadir su mente adolescente o siquiera sus sueños. Estaba prohibido. Por lo tanto, su cerebro no parecía procesar demasiado bien lo que estaba pasando en este momento.

Porque, los labios de Michael estaban sobre los suyos. Los suaves, gruesos y rojos labios en los que pensó por demasiado tiempo inconscientemente, estaban encima de sus temblorosos y sorprendidos labios, haciendo una suave presión que lo hacía recordar a los pequeños malvaviscos que la Señora Clifford ponía en su chocolate en la fiestas. Solo que, mejor.

Los labios de Michael sabían a tabaco, menta, alcohol y mariguana, una mezcla de sabores que no creyó que pudieran saber tan bien hasta que fue capaz de saborearlo. Quizá, tenía que ver con la suavidad de los acolchonados labios, o la sensación que le provocaban la simple presión de ellos, pero estaba seguro que podía acostumbrarse por completo a esto.

Podría quedarse en esta posición para siempre, con sus piernas cruzadas, las rodillas de Michael tocando las suyas y sus labios haciendo una leve presión sobre los suyos.

Pero, luego, hubo un movimiento, al que su cerebro solo pudo reaccionar devolviéndolo, dejándose llevar por la adrenalina y el humo tóxico en sus pulmones.

Y, ahí estaba, esa era la sensación. Eso era lo que debía sentirse besar a alguien.

Ese era el algo.

No eran mariposas o fuegos artificiales, era un burbujeo en la parte baja del estómago y una sensación placentera en tu cerebro. Era sentir un cosquilleo en todo tu cuerpo, mientras una sonrisa inconsciente amenaza con posarse en tus labios, pero a la vez quieres hacer todo lo posible para no dejar de moverlos contra los otros. Era perfecto.

Su cuerpo solo se dejaba llevar, mientras sus labios se movían al ritmo de los otros encima suyo, sintiendo como una presión iba empujándolo levemente hasta que su espalda tocó el suave colchón, haciendo que sus fosas nasales se llenaran con más del aroma de Michael impregnado en sus sabanas. Y, estaba seguro que de no ser por la mariguana en sus pulmones, estaría teniendo una clase de ataque de pánico porque estaba besando a Michael.

Love To Hate Me ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora