Love To Hate Me ☆ muke

☆ Eleven ☆

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"Love, l-l-love, l-l-love"
How you love to hate me"

[Amor, lo amas, lo amas
Como amas odiarme]

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Besar a Michael era como subirse a una montaña rusa por primera vez. Al inicio, es aterrador, porque no tienes idea de cómo será la experiencia. Luego, puedes sentir las pequeñas descargas de adrenalina al saber que estás por experimentar uno de los viajes más temerosos de tu vida. Y, finalmente, todo lo demás deja de importa porque el viaje inició. Estaba besando a Michael.

Él con sus suave labios, sabor a menta y tabaco. Él con sus pequeños suspiros. Con sus dedos vagando por tus cabellos. Y, con su cuerpo encima del suyo, dándote todo de él, como si fuera incapaz de querer dejarlo ir.

—¿Hasta donde quieres llegar? —preguntó sobre los labios de Michael, sintiendo su nariz rosar suavemente la suya, mientras sentía el calor de su cuerpo encima, con su pecho subiendo y bajando lentamente, como si el aliento se le hubiera ido.

—Quiero todo —murmuró Michael sobre sus labios, viéndolo finalmente con sus cristalino ojos verdes. Su mano fue hacia su mejilla inconscientemente, para luego acariciar su mentón.

—Nunca lo he hecho antes —respondió en voz baja, como si se tratara de un secreto. Se sentía como uno, aunque fuera algo de lo que ya hubiera hablado antes con Amy, hasta con Ashton.

Ser virgen no era algo que le molestara. No era algo de lo que sintiera vergüenza, porque solo tenía diecisiete años, y realmente no estaba apurado. No estaba buscando al amor de su vida, pero tampoco al primer extraño que pasara por su camino y quisiera tener sexo consigo. Solo era algo que estaba ahí, y jamás le dio una verdadera importancia.

Pero, ahora, se sentía como si lo fuera. Se sentía como si la virginidad fuera algo realmente grande e importante. Porque, estaba confiándole esto a alguien más. Su cuerpo, sus más grandes inseguridades y la oportunidad de verlo en una de las formas más vulnerables en las que podría estar. Se lo estaba confiando a Michael. De todas las personas con las que podría perder su virginidad se la estaba dando a Michael.

Al chico que le gustaba.

—Yo tampoco —dijo Michael, con un pequeño rastro de vergüenza en su voz. Odió eso, pero luego él le dio esta pequeña sonrisa que hizo a su corazón estrujarse —. Pero, lo quiero, contigo, si es que tú- Si es que también lo quieres, yo lo quiero.

—Sí lo quiero —se encontró diciendo, sin molestarse en pensar demasiado y solo sentir. Pensar en estar cerca a Michael de una manera diferente y estar unidos el uno al otro.

—¿Quieres ser tú el que...?

—Hazlo tú —respondió, mirando directamente a los ojos de Michael, entregándole por completo el control de la situación. Un sonido abrumado salió de sus labios, mientras él asentía, pasando los dedos por sus cabellos.

—D-De- De acuerdo —dijo él, sonando tan abrumado como creyó que se encontraba. Lo vio incorporarse, alejándose levemente de su cuerpo para poder sentarse en sus muslos y meter la mano en el bolsillo de sus pantalones negros.

Para este punto, los zapatos de ambos se encontraban al borde de la cama, mientras que Michael ya no tenía puesta su casaca o camiseta, solo dejando a la vista su pálida piel del pecho y las pequeños pliegues suaves que se formaban cuando estaba sentado. Tan lindo.