☆ One ☆

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"Kinda sad that you always been like that
See me making waves and you don't like that"

[Es algo triste que siempre hayas sido así
Me ves llamando tu atención y eso no te gusta]

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La secundaria no era tan mala.

—¡Muévete, idiota! —gritó una voz, para que luego su cuerpo fuera impactado contra los casilleros, botara su mochila y ocasionara que un sonido de dolor escapara de sus labios, haciéndole saber que una marca quedaría en su hombro.

De acuerdo, la secundaria era mala. ¿A quién intentaba engañar?

Era todo. Eran las molestas mañanas, llenas de humedad con ese ambiente deprimente al saber que debías iniciar un nuevo día, listo para repetir ese circulo vicioso que llevabas viviendo desde que tenías memoria. Las lecciones que eran dictadas por aburridos profesores que creían que provocarían alguna clase de interés en un adolescente con una mente desarrollada que no podía concentrarse en más de una cosa a la vez. Eran los adolescentes, reunidos en un edificio, con demasiadas hormonas y personalidades desarrollándose en un ambiente para nada amigable.

Pero, al parecer, alguien tuvo la genial idea de juntar todas esas cosas en un solo lugar y llamarlo "Centro Educativo", haciendo que tuviera que estar en este lugar cinco días a la semana por el resto de su vida hasta cumplir los diecisiete o dieciocho años (si repetía alguna materia), esperando poder salir con vida.

Era una completa tortura, especialmente si tomaba en cuenta sus pocas habilidades de supervivencia en un lugar como este. Y, la cantidad de veces en la que ya había sido empujado contra los casilleros desde su primer día de clases cuando solo era un niño.

No es como que esperaba que alguien luchara sus batallas, o existiera una persona con alguna clase de empatía en este lugar, pero ¿era demasiado difícil pedir permiso?

Estaba seguro que le tomaría demasiado recoger sus cuadernos que acababan de caer, especialmente si tomaba en cuenta el tiempo medido que tenía para llegar a tiempo de Geografía a Laboratorio gracias a su estúpido horario (otra cosa que odiar de la secundaria. Horarios).

Escuchó una risa de fondo cuando comenzó a recoger los cuadernos del suelo, haciendo que no pudiera evitar blanquear los ojos. Años atrás hubiera llorado, posiblemente hasta hubiera pensado en quejarse con alguien al respecto. Pero, Dios, tenía diecisiete años, esto ni siquiera podía contar como acoso escolar si tomaba en cuenta con las historias que circulaban en internet sobre adolescente que lo pasaban peor en sus secundaria. Además, lo único que había sido lastimado en este momento, era su ego. Y, para este punto, realmente creía que eso ya no tenía arreglo.

Lo único que pudo hacer fue morder su lengua, mientras sentía la mirada del grupo de chicos a unos metros de distancia viéndolo recoger sus cosas y tirándolas dentro de la estúpidamente cara mochila que su madre creyó que sería el regalo perfecto para excusa su ausencia en su último cumpleaños.

Un regalo perfecto hubiera sido sacarlo de este lugar.

Lo único que necesitaba era un nuevo comienzo. En otra ciudad, lejos de este estúpido pueblo que había sido alguna clase de martirio para su miserable vida. No más estúpidos adolescente que lo molesten, idiotas que no vean por donde caminan y no más-

—¡Michael Gordon Clifford! —gritó una voz, haciendo que rápidamente se pusiera de pie y recogiera su mochila consigo. Sabía que era lo que venía y realmente no estaba con ganas de soportar esto. De nuevo —. ¡Dijiste que te encargarías de los idiotas de tus amigos! —exclamó la voz femenina, pasando por su lado y caminando sin alguna clase de miedo al grupo de chicos.

Love To Hate Me ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora